martes, diciembre 30, 2008
La escuela de la montaña está abierta
Cómo expresar lo que disfrutaba yo de la montaña cuando empezaba a caminar… Mi padre no tenía coche y los fines de semana apuraba las líneas de autobús en los alrededores de San Sebastián. No importaba el mal tiempo, siempre salíamos los dos.
Eran tiempos de botas katiuskas, canguro y jersey de lana, palo y navaja. Mi padre siempre me pedía más. Y yo nunca reconocí la fatiga, el hambre o la sed (¿cantimplora?, no, gracias), el frío o el calor.
Sube por ahí, y yo subía. Baja por ahí, y yo bajaba. Tírate por ahí, y me tiraba. La tercera tentación del diablo a Jesús desde un monte muy alto no tenía sentido para mí. Mi fe era absoluta, pero no ciega: mi padre disponía el monte para nosotros, el paisaje a nuestros pies era nuestro “territorio”.
Yo era/soy un bruto. Ahora comprendo cómo disfrutaba mi padre. Ir de niño a la montaña es una escuela… Ir de mayor, con niños, un postgrado.
Ayer, Leire, Iker y Aitor (con sus cuatro añazos y el gusto por pisar barro) subieron a la escuela del Ernio, el monte de las cruces. Salimos desde Iturrioz. Iñaki, el padre, tiene un coche grande y oscuro como el de una funeraria. Un postgrado.
P.D.: Pocas veces el clic en la imagen es tan gratificante.
Es momento de agradecimientos
El 28, día de los Santos Inocentes, Lourdes, Álvaro, Patxi y yo nos dimos la vuelta por la ventisca de nieve antes de llegar a lo más alto de Bisaurín. Me acordé de las erróneas previsiones meteorológicas (mastíquese alguna mala palabra…).
¡Me acordé de Fátima!
Y de Fefi, Tati y Javier.
El momento bufandero Nacional es un homenaje a Martín O., ese galán propio del Hollywood de los 40, él tuvo su recuerdo festivo y bailado en la cima del Foratón.
sábado, diciembre 27, 2008
Realización de actividades KULTURETAS
La sección de El Diario Vasco se llama CULTURA & OCIO, pero la palabra CULTURA en la cabecera tiene el doble de tamaño que la palabra OCIO. El título del reportaje es “A qué dedicamos el tiempo libre?” Mikel G. Gurpegui se refiere en una doble página a los guipuzcoanos de Gipuzkoa (no Guipúzcoa) y aporta un RANKING DE INTERÉS POR LAS ACTIVIDADES CULTURALES increíble. El siguiente reportaje, una página más, sigue al hilo con el mismo tema y autor: “Menos cultos que nuestros vecinos?”, donde se contrastan los datos de la estadística, además, con los de Álava (no Araba, y una vez con tilde otra no), Vizcaya (no Bizkaia), Navarra y País Vasco francés.
El punto de partida de estos dos reportajes procede de la Encuesta de hábitos, prácticas y consumo en cultura 2007-2008, “un amplio estudio con 6.785 encuestados para tratar de fotografiar los hábitos de consumo cultural de los vascos”.
(¿Consumo, consumo, consumo… ¿No será ocio en vez de cultura? Creo que puedo extrapolar muchos comentarios gipuzkoanos fuera del ombligo vasco. Así que, si eres gallego o uruguayo, sigue leyendo, ten paciencia).
Ahora copio y comento (del primer reportaje) la Media de personas según el hábito de realización de actividades culturales en el último año.
Escuchar música 77,9%. ¿Qué sería de nuestra cultura sin el MP3…? Leer libros vinculados al ocio 68,5%. Importante: “vinculados al ocio”. Acudir al cine 54,1%. Yo sabía que cuando “acudía” a ver Rambo IV hacía algo grande por la cultura. Asistir a museos 39,1%. El año pasado estuve dos veces en el tanatorio, ¿sirve? Asistir a los museos es producto de los viajes, hay gente que llega a una ciudad nueva y en vez de asistir al bar, a un cementerio o a una tienda de lencería, asiste al museo. En fin…, ¿panteones de arte o salas de ocio al estilo Guggenheim? Asistir a bibliotecas/mediatecas 30,2%. Eso, que las películas y la música es lo que se presta… La experiencia demuestra que en invierno las cálidas están llenas de jubilados que se disputan los diarios, y que se llenan sólo en época de exámenes, cuando los estudiantes, con la excusa de que en su casa no tienen dónde estudiar, acuden a las bibliotecas para entablar relaciones sociales (ligar, emparejarse y eso). Asistir al teatro 21,8%. Una vez asistido, se puede uno dormir, tan ricamente. ¿Por qué lo llaman teatro cuando quieren decir musicales de películas? Asistir a galerías y exposiciones 21,7%. De acuerdo, creo que este dato se ajusta a mi asistencia…, cuando invitan a canapés y a tintorro en la inauguración. Asistir a espectáculos de bertsolaris 18,1%. ¿Para qué, ya asisto a los informativos de la ETB2? Asistir a espectáculos de danza 9,3%. Asistir a espectáculos de ópera 7,6%.
La fotografía no es una actividad cultural (quizá la olvidaron, porque sí aparecía en el “ranking”). El callejeo para ver la arquitectura o las visitas a los monumentos nacionales no cuentan como actividad cultural. (Ya sabía yo que lo del Día del Patrimonio en Uruguay era un cuento). No son actividades culturales los grafitis, los tatuajes y el deporte, con su panoplia de gimnasios y centros deportivos de cualquier pelaje y depilaje; tampoco los campos de fútbol repletos de muchedumbres… El prêt-à-porter y las rebajas no son actividades culturales. ¿Por qué ir a ver/oír clásicos como Dylan, Julio Iglesias, ACDC o Víctor Belén y Ana Manuel son actividades culturales y ver una final de Roland Garros o a Usain Bolt revoleando la camiseta en la línea de llegada con récord del mundo no es cultura? El cine, sin el negocio de las salas, no es una actividad cultural. ¿Por qué mirar una película en una sala de cine con el termostato mal regulado es cultura y verla en casa en tu sofá con la megapantalla y el sonido envolvente es ocio? ¿Por qué ir al colegio o a la universidad no es una actividad cultural? ¿Por qué no lo llaman industria del entretenimiento?
Bien, hasta aquí los vascos podríamos tragarnos este sapo, pero resulta que la gastronomía, con cofradías de angula y babarruna, con Denominacionesdeorigen, con concurso de Idiazabal, con libros y revistas, con el modelo Arguiñano televisivo (hoy ha hablado en su programa de la vasectomía que le hicieron a él y a dos amigos, ¡fueron juntos a operarse!), con templos vivos estrellados por Michelin... ¡La gastronomía no es una actividad cultural! Algo raro se cocina en todo esto, porque la estadística es del Observatorio Vasco de la Cultura “impulsado por el Gobierno Vasco”, y, como es bien sabino, digo sabido, los vascos no nos equivocamos nunca. Y menos cuando hay rancho.
En la imagen, Patxi y Lourdes el día de Navidad en la cima de Urkieta, alejados provocadoramente de las actividades culturales.
miércoles, diciembre 24, 2008
lunes, diciembre 22, 2008
Esquema de una salida montañera el día de Santo Tomás
Larraitz-Gambo-Larraitz (cinco horas y media)
Larraitz (402): Patxi y yo, café con leche; Ángel, té.
Ascensión: por la ruta hacia Txindoki que sube por Muitze. Dejamos la senda que enfila hacia el collado de Egurral y seguimos subiendo a la izquierda del arroyo Auzate, bordeamos la cima de Uzkuiti (foto 2) hacia el sudeste, luego evitamos también la cima del Gambo Txiki. Hemos dicho Gambo y será Gambo (foto 2).
Gambo (1.412): caldo caliente, chocolate, galletas, fruta fresca, frutos secos revenidos de Patxi, vistas inolvidables.
Bajada feliz: collado de Irazusta, Alotza, vistas de Ausa Gaztelu (foto 3). Sólo queda, por la vía normal del Txindoki, el chocolate con leche del barro que reconoce cinco nevadas otoñales (en estos tiempos de cálido cambio climático…).
De nuevo en Larraitz: chorizo, morcilla, carne cocida, sidra y cafés.
P.D.: Manso regreso en el Ford Fiesta con alerón de Patxi.
España raseada
Hoy en España se sabe que lo mejor para tapar agujeros no es el cemento, las tablas, o las cremas antiarrugas. Nada para tapar los agujeros como el dinero. Lo dirán en televisión una y otra vez en las noticias: “¡Y tapar algunos agujeros!”. Por eso hoy, para evitar el empacho, no oiré la radio, no veré la televisión; ni siquiera a Iñaki Gabilondo (mi editorialista esquizofrénico favorito de la televisión: ¡no hay crisis!, ¡hay crisis!). El 22 de diciembre se ha convertido en el día de los becarios de la Comunicación recorriendo las administraciones de lotería donde han tocado los grandes premios de Navidad. La alegría mojada con champán (perdón, cava), la histeria, los saltos, los cánticos al estilo aporellos-oé o soy español-ñol-ñol, las mismas preguntas periodísticas de los últimos veinte (?) años, las mismas respuestas…: el bucle.
¿La crisis? ¡A tapar agujeros! ¡A rasear España!
¿La crisis? ¡A tapar agujeros! ¡A rasear España!
sábado, diciembre 20, 2008
Tímpano de hierro
“Por fuera [se refiere a un hombre] era como un tímpano de hierro”. La alumna de cuarto curso de Comunicación escribía un perfil periodístico y, en la búsqueda de la comparación, encontró el tesoro.
Algunos dirán que es muy fácil, que donde dice tímpano quería decir témpano. Otros añadirán que donde quería decir hielo escribió hierro. Los más exquisitos achacarán la novísima comparación al corrector ortográfico del Word… ¿Pero cómo son posibles dos correcciones consecutivas del Word que acierten con una imagen tan precisa? Hay que tener el tímpano muy encerado para no comprender que ha nacido una poeta casual, una de ésas que en cualquier momento la cag…, digo, logra la expresión que muchos graciosos buscamos en serio durante meses. ¡Qué endivia!
La imagen (es tan mala que me gusta) está sacada de aquí.
Algunos dirán que es muy fácil, que donde dice tímpano quería decir témpano. Otros añadirán que donde quería decir hielo escribió hierro. Los más exquisitos achacarán la novísima comparación al corrector ortográfico del Word… ¿Pero cómo son posibles dos correcciones consecutivas del Word que acierten con una imagen tan precisa? Hay que tener el tímpano muy encerado para no comprender que ha nacido una poeta casual, una de ésas que en cualquier momento la cag…, digo, logra la expresión que muchos graciosos buscamos en serio durante meses. ¡Qué endivia!
La imagen (es tan mala que me gusta) está sacada de aquí.
jueves, diciembre 18, 2008
Formas de saber si se te ha puesto la cara gorda
Si tienes el pelo largo y crees verte con la cara gorda, te cortas el pelo. Compruebas que sí, que tienes la cara gorda, el corte no te ha adelgazado.
Si tienes el pelo corto, esperas que te crezca. Compruebas, entonces, que el pelo no te disimula la cara gorda. Sí, tienes la cara gorda.
El secreto: mirarse en el espejo.
La fotografía está tomada de aquí.
P.D.: Sí, ya sé... ¿Y los calvos/pelados? ¿Y los ciegos? Las grandes teorías tienen sus excepciones.
Si tienes el pelo corto, esperas que te crezca. Compruebas, entonces, que el pelo no te disimula la cara gorda. Sí, tienes la cara gorda.
El secreto: mirarse en el espejo.
La fotografía está tomada de aquí.
P.D.: Sí, ya sé... ¿Y los calvos/pelados? ¿Y los ciegos? Las grandes teorías tienen sus excepciones.
lunes, diciembre 15, 2008
Nieve
Christine, Lourdes, Patxi y yo ascendimos el Urepel (1.058) el domingo.
La nieve convirtió el paisaje en algo inolvidable y por eso cuelgo demasiadas fotos, para que podáis ser partícipes de nuestra mirada.
Las hayas nevadas, la cima con un manto de nieve batida por el viento sobre otra capa de nieve helada (crujiente bajo los pies)...
También vimos buitres sobre un potro muerto. Y la despedida micológica del año: gamuzas (Hydnum repandum) y unos pocos rovellones (Lactarius deliciosus) ¡el 14 de diciembre!
jueves, diciembre 11, 2008
Futuro de peces
Fue en Irati, cuando estrenábamos otoño. Encontré el cartel entre zarzas y ortigas. Intenté arrancarlo para añadirlo a mi colección de carteles singulares, pero no pude (era un cartel navarro y estaba muy agarrado a la tierra).
La freza. Como hay cosas que los diccionarios no cierran, planteo la escena. La hembra del pez, elijo trucha, deja los huevos en el lecho del río, a continuación viene el macho y deposita encima el semen.
Traigo esto después del estreno de la campaña condonera televisiva a cargo del Ministerio del ramo (?) a ritmo de hip-hop (y a mí que me suena a Mi carro -me lo robaron, anoche mientras dormía, etcétera- de Manolo Escobar).
Ahora comprendo a María, cuando, ante el cartel, le conté lo de la freza y ella encontró mucho parecido con lo que pasa ya entre tantas personas.
Yo hablé entonces de futuro.
Ella me habló del presente.
P.D.: En los últimos días también hemos visto en televisión que se ha doblado el número de "donaciones" de óvulos. Era una noticia vinculada a la crisis económica. Las mujeres cobran por "donación" entre 600 y 900 euros. La ley les permite "donar" cinco veces.
Por las "donaciones" de semen pagan 50 euros.
Por las donaciones de sangre, un bocadillo y casa.
martes, diciembre 09, 2008
Patxi volvió a subir y no sopló el aire
jueves, diciembre 04, 2008
Leizarán
Ayer, miércoles, nos adentramos en el territorio de Xabier. Patxi y yo caminamos 20 km a buen ritmo por un llano (¿falso?) nevado: el camino tendido por el antiguo trazado del ferrocarril del Plazaola, en el valle de Leizarán.
La fotografía está tomada en Mustar. Nos gustó tanto ese puente...
Vimos muchos pajarillos: mirlos, petirrojos y hasta reyezuelos. Conté a Patxi por qué, según la leyenda de un libro de EGB de 1974 ó 1975, se llaman reyezuelos los reyezuelos, las aves más pequeñas de Europa.
Patxi me aguanta estas cosas, y otras que sólo Martín y Pina saben hoy.
lunes, diciembre 01, 2008
Palabras, palabras
A la gente le gusta hablarlo, comentarlo...
¿Hablar o comentar qué?
Cualquier cosa para romper el silencio, pero el destino favorito de la conversación es el "yo". O sea, hay mucha gente deseosa de hablar de sí misma en su relación con los demás. Y para eso las mejores herramientas son el teléfono y el tiempo ajeno.
Hay que hablar para reparar, para matizar, para corregir lo que hablamos antes. Pero en esa oralidad desbocada somos tan imperfectos que podríamos volver a hablar sobre lo hablado sin fin.
[Como Allen en sus películas, como Auster en sus libros... Quizá por eso no me gustan las obras de estos viejos muchachos, porque se repiten y repiten como si fueran discursos orales].
Como nuestro límite más aceptado es la muerte, muchos se dejan arrastrar por un destino vital de charlatanes: hablaré hasta el silencio (definitivo). Quizá por eso, quienes no ven punto final en la muerte pueden guardar silencio. (Incluso hay quien hace voto de silencio).
Preferimos hablar que hacer. ¿Por qué? Porque hablar es más fácil y nos hemos acostumbrado a poner palabras para reparar los errores de otras palabras.
"Haré abdominales todos los días". Sí, no cabe duda, es más fácil decirlo que abdominalizar las jornadas.
Las acciones necesitan menos palabras. (Lo vemos entre los héroes). Algunas no tienen marcha atrás. Tal vez debería ser así para muchas palabras. Pero vemos cómo la palanca de cambios de la palabra está dada de sí: hay primera, segunda, tercera, cuarta...
¿Cómo me voy a sujetar a la palabra dicha si las circunstancias son tan cambiantes?
(Precisamente por eso, para afirmar algo en medio de caos).
¿Cómo me voy a sujetar a mi palabra dicha si nadie cumple con la suya?
(Ése es su problema, no el mío).
Escribo esto porque cada vez se me acerca más gente que quiere corregir las acciones incorrectas y, sobre todo, la ausencia de acción con palabras: con una llamada de móvil/celular, con una conversación al paso...
Escribo esto porque hay gente que trata de tergiversar mis palabras.
Escribo esto porque jamás juro.
Escribo esto porque soy un idiota que cumple su palabra, y, por cierto, eso me llena de una atávica satifacción. Cuando no cumplo con mi palabra, se me cae el mundo encima, es una derrota.
Escribo esto porque mucha gente disfruta hablando de su problema, calentando orejas ajenas. Me cansa escuchar el mismo quejío 37 veces. Y claro, cuando amagas una propuesta de acción para remediar el quejío, el facedor de palabras y fugitivo de responsabilidad se busca otra oreja que calentar.
P.D.: La oreja está aquí.
¿Hablar o comentar qué?
Cualquier cosa para romper el silencio, pero el destino favorito de la conversación es el "yo". O sea, hay mucha gente deseosa de hablar de sí misma en su relación con los demás. Y para eso las mejores herramientas son el teléfono y el tiempo ajeno.
Hay que hablar para reparar, para matizar, para corregir lo que hablamos antes. Pero en esa oralidad desbocada somos tan imperfectos que podríamos volver a hablar sobre lo hablado sin fin.
[Como Allen en sus películas, como Auster en sus libros... Quizá por eso no me gustan las obras de estos viejos muchachos, porque se repiten y repiten como si fueran discursos orales].
Como nuestro límite más aceptado es la muerte, muchos se dejan arrastrar por un destino vital de charlatanes: hablaré hasta el silencio (definitivo). Quizá por eso, quienes no ven punto final en la muerte pueden guardar silencio. (Incluso hay quien hace voto de silencio).
Preferimos hablar que hacer. ¿Por qué? Porque hablar es más fácil y nos hemos acostumbrado a poner palabras para reparar los errores de otras palabras.
"Haré abdominales todos los días". Sí, no cabe duda, es más fácil decirlo que abdominalizar las jornadas.
Las acciones necesitan menos palabras. (Lo vemos entre los héroes). Algunas no tienen marcha atrás. Tal vez debería ser así para muchas palabras. Pero vemos cómo la palanca de cambios de la palabra está dada de sí: hay primera, segunda, tercera, cuarta...
¿Cómo me voy a sujetar a la palabra dicha si las circunstancias son tan cambiantes?
(Precisamente por eso, para afirmar algo en medio de caos).
¿Cómo me voy a sujetar a mi palabra dicha si nadie cumple con la suya?
(Ése es su problema, no el mío).
Escribo esto porque cada vez se me acerca más gente que quiere corregir las acciones incorrectas y, sobre todo, la ausencia de acción con palabras: con una llamada de móvil/celular, con una conversación al paso...
Escribo esto porque hay gente que trata de tergiversar mis palabras.
Escribo esto porque jamás juro.
Escribo esto porque soy un idiota que cumple su palabra, y, por cierto, eso me llena de una atávica satifacción. Cuando no cumplo con mi palabra, se me cae el mundo encima, es una derrota.
Escribo esto porque mucha gente disfruta hablando de su problema, calentando orejas ajenas. Me cansa escuchar el mismo quejío 37 veces. Y claro, cuando amagas una propuesta de acción para remediar el quejío, el facedor de palabras y fugitivo de responsabilidad se busca otra oreja que calentar.
P.D.: La oreja está aquí.
Txindoki con nieve
Lourdes, Karmele, Christine y yo subimos el sábado 29 de noviembre a la cima de Txindoki (1.348) por el camino de Muitze. Fue una ascensión, como poco, alpina. Con ese sabor épico de la nieve por encima de los 900, con el viento huracanado que tiraba en algunos tramos y obligaba a tomar la postura aerodinámica de los saltadores de esquí para poder avanzar muy despacio.
Descendimos por la vía normal, con el atajo desde el collado de Egurral hasta Oria iturri.
Disfrutamos el almuerzo de chorizo y carne en Larraitz, al final de la excursión.
Elijo tres fotografías.
El descanso de las chicas unos metros antes de la cima, cuando, por esos caprichos del viento, disfrutamos la calma del aire y las vistas iluminadas.
La nueva cumbre de Txindoki, con la cruz (el mundo gira, la cruz permanece). Digo “nueva” porque el montañero ha sido arrancado.
El contraste de la cima contra la geometría verde del paisaje guipuzcoano.
P.D.: Yo que vosotros haría clic en la fotografía de la cruz.
viernes, noviembre 28, 2008
Sarrios
Este verano la queratinosis cegó muchos sarrios en Pirineos. Tropezaban, caían, sangraban, se frotaban los ojos a ciegas contra la hierba dura de la montaña, contra las rocas. Fueron un festín para las moscas (que transmiten la enfermedad).
Lucía y yo vimos el sarrio del vídeo el último día de agosto.
Ahora, con el frío, ya no hay moscas en Pirineos.
lunes, noviembre 24, 2008
Setas sin fotografía
Al pie de la fotografía:
El domingo 16 de noviembre, Karmele, Jesús, Lourdes E., Lourdes G., Javier y yo ascendimos a la cima de Satrústegui.
Hay otra foto que el mismo domingo renuncié a tomar. La de los pie violetas.
Por el valle de Ollo, en lenta ascensión hacia Satrustegui, recogimos setas de cardo, champiñones y pie violetas (Lepista personata o Rhodopaxillus saevus). El pie violeta es una seta que tiene algo especial para mí. La primera vez la recogí con mi padre, en el término municipal de Artajona, hace treinta años. Mi padre y yo no conocíamos la especie. Y al día siguiente, lunes, fuimos a la sociedad de ciencias Aranzadi, para que los expertos de la sección de micología nos explicaran...
Hace diez años, en el mismo lugar, Peter y yo recolectamos algunos pie violetas.
A los dos nos hacía mucha ilusión recoger setas en noviembre. Y Peter siempre me decía: "En los años buenos, salen hasta en enero".
El domingo estuve tentado de hacer una fotografía de los pie violetas. Pero no... A cambio, me permití una maldad (homenaje a Peter). Venían de frente dos seteros extraños cuando yo aceleré el paso hacia ellos. Había visto en el prado unas setas más próximas a ellos que a mí. Acerté y llegué primero. Era un hermoso corro de pie violetas. Me deleité en la suerte. Saludé a los extraños. Me arrodillé en el suelo marcando el teritorio de mi éxito. Recogí las setas morosamente. Vistas desde arriba, parecían enormes perrechicos.
P.D.: Volveré en enero.
jueves, noviembre 20, 2008
Un nombre para esta crisis económica, por favor
Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, la gente regresó a sus casas (si las tenían).
Imaginemos el diálogo:
-Hola, María. Ya estoy aquí. Ha terminado la Primera Guerra Mundial.
Claro, no dijeron que era la Primera, porque la lógica implica una Segunda (como poco) y no era momento de pedir otra guerra. (María había puesto las alubias a remojo…). A ver quién explicaba que la cosa no había hecho más que empezar, que ya se estaba cocinando la Segunda. Por eso dijeron que venían de la Gran Guerra.
-Hola, María. Ya estoy aquí. Ha terminado la Gran Guerra.
Crack de 1929, en EEUU.
No creo que John llegara a casa arruinado y dijera:
-Mary, estamos fundidos. No prepares nada de cena, que hoy ha sido el Jueves Negro.
-Sí, pues agárrate y cénate las alubias, porque después de este Crack vendrá la Gran Depresión... Y espero que te gusten las manzanas.
Ahora, con esta crisis económica que dicen horrible, líderes de más de veinte países se han juntado en Washington. Ellos saben cómo se llaman (G20, aunque no son 20, como los tres mosqueteros no eran tres), ¿pero cómo se llama la crisis? No estaría mal que avisaran. Que llamaran las cosas por su nombre.
Yo, por si acaso, cenaré alubias.
P.D.: Al final, en vez de alubias, hubo un picoteo en compañía: Francis, Ander, Xavier, Pep, Imanol y Patxi. Un poco de jamón, un poco de lomo, alguna croqueta, un poco de revuelto de hongos... Mucho buen humor.
Imaginemos el diálogo:
-Hola, María. Ya estoy aquí. Ha terminado la Primera Guerra Mundial.
Claro, no dijeron que era la Primera, porque la lógica implica una Segunda (como poco) y no era momento de pedir otra guerra. (María había puesto las alubias a remojo…). A ver quién explicaba que la cosa no había hecho más que empezar, que ya se estaba cocinando la Segunda. Por eso dijeron que venían de la Gran Guerra.
-Hola, María. Ya estoy aquí. Ha terminado la Gran Guerra.
Crack de 1929, en EEUU.
No creo que John llegara a casa arruinado y dijera:
-Mary, estamos fundidos. No prepares nada de cena, que hoy ha sido el Jueves Negro.
-Sí, pues agárrate y cénate las alubias, porque después de este Crack vendrá la Gran Depresión... Y espero que te gusten las manzanas.
Ahora, con esta crisis económica que dicen horrible, líderes de más de veinte países se han juntado en Washington. Ellos saben cómo se llaman (G20, aunque no son 20, como los tres mosqueteros no eran tres), ¿pero cómo se llama la crisis? No estaría mal que avisaran. Que llamaran las cosas por su nombre.
Yo, por si acaso, cenaré alubias.
P.D.: Al final, en vez de alubias, hubo un picoteo en compañía: Francis, Ander, Xavier, Pep, Imanol y Patxi. Un poco de jamón, un poco de lomo, alguna croqueta, un poco de revuelto de hongos... Mucho buen humor.
20 de noviembre: un cebo de palabras
“lolitas”, “boylover”, “preteens”, “girllover”, “childlover”, “pedoboy”, “boyboy”, “fetishboy” o “feet boy”.
¿Qué ves en la fotografía?
¿Qué querías ver en la fotografía?
Mira bien. ¿Ves “lolitas”, “boylover”, “preteens”, “girllover”, “childlover”, “pedoboy”, “boyboy”, “fetishboy” o “feet boy”? No, no lo creo... No sigas buscando, por favor.
(Lo tuyo no se corrige con gafas).
P.D.: La fotografía es la antecima de Satrústegui (1.205) el 16 de noviembre. Los esforzados montañeros, Lourdes y Javier.
martes, noviembre 18, 2008
Más allá de la culpa y la expiación
Releo Más allá de la culpa y la expiación, la colección de ensayos de Jean Améry (Hans Mayer) editada por Pre-Textos en 2004. No sé qué me ha devuelto a esta lectura. Tal vez el eco y las reflexiones posteriores al atentado en la Universidad de Navarra. Tal vez la ira.
Améry sangra resentimiento por una herida abierta mucho tiempo después de Auschwitz. Tengo un montón de anotaciones airadas insertadas entre las páginas del libro, pero me quedo con estas líneas (pp.155 y 156):
"No he olvidado nada, ni siquiera a esos pocos valientes con que me he topado. Están conmigo: Herbert Karp de Danzing, el soldado inválido que en Auschwitz-Monowitz me dio a compartir su último cigarrillo; Willy Schneider, el obrero católico de Essen, que se me dirigía con el ya olvidado nombre de pila y me ofreció pan; "Meister" Matthäus, el químico que el 6 de junio de 1944, con un suspiro atormentado, me djo: "¡por fin han desembarcado! Pero ¿lograremos aguantar hasta que hayan conquistado una victoria definitiva?". No me faltan buenos compañeros. Ahí estaba el soldado de la Wehrmacht de Munich, que tras la tortura en Breendonk me arrojó un cigarrillo encendido a través de los barrotes de la celda. Ahí estaba el caballeroso ingeniero báltico Elsner, el técnico de Graz cuyo nombre ya no recuerdo, que, en Buchenwald-Dora, me salvó de la muerte en un pelotón de tendido de cable. A veces me aflijo por su destino que tal vez no acabara bien."
Pero se impone el resentimiento, y luego habla de ellos como el rasguño con el que se hiere a otro en una pelea perdida.
P.D.: ¡Tantas veces los buenos, los guardianes de la bondad, no ganan! Pero ésa es la pelea.
Améry sangra resentimiento por una herida abierta mucho tiempo después de Auschwitz. Tengo un montón de anotaciones airadas insertadas entre las páginas del libro, pero me quedo con estas líneas (pp.155 y 156):
"No he olvidado nada, ni siquiera a esos pocos valientes con que me he topado. Están conmigo: Herbert Karp de Danzing, el soldado inválido que en Auschwitz-Monowitz me dio a compartir su último cigarrillo; Willy Schneider, el obrero católico de Essen, que se me dirigía con el ya olvidado nombre de pila y me ofreció pan; "Meister" Matthäus, el químico que el 6 de junio de 1944, con un suspiro atormentado, me djo: "¡por fin han desembarcado! Pero ¿lograremos aguantar hasta que hayan conquistado una victoria definitiva?". No me faltan buenos compañeros. Ahí estaba el soldado de la Wehrmacht de Munich, que tras la tortura en Breendonk me arrojó un cigarrillo encendido a través de los barrotes de la celda. Ahí estaba el caballeroso ingeniero báltico Elsner, el técnico de Graz cuyo nombre ya no recuerdo, que, en Buchenwald-Dora, me salvó de la muerte en un pelotón de tendido de cable. A veces me aflijo por su destino que tal vez no acabara bien."
Pero se impone el resentimiento, y luego habla de ellos como el rasguño con el que se hiere a otro en una pelea perdida.
P.D.: ¡Tantas veces los buenos, los guardianes de la bondad, no ganan! Pero ésa es la pelea.
viernes, noviembre 14, 2008
“El arte no tiene precio” (Moratinos)
Moratinos aparece en los papeles como ministro de Asuntos Exteriores, pero yo lo tengo como el ministro panda del gobierno español. Moratinos ha dicho a propósito de la obra estalactítica de Barceló en Suiza: “El arte no tiene precio”.
Que se lo pregunten a Mikel Barceló.
Que pregunten en Sotheby’s.
Los heridos de nuestra guerra
Son los nuevos tullidos. Hasta hace poco sólo los veíamos en las revistas del colorín, en el cine y en la televisión. Pero ayer encontré una mujer herida en la calle: los pechos saltones, la mirada tensa y extraviada en los párpados, los labios como si los hubiera golpeado/macerado Rocky Balboa. Pasé de largo. Y me acordé de san Francisco de Asís: él la hubiera besado.
Ese encuentro (no es el primero) me hizo reflexionar.
Antes, las guerras dejaban ausencias: faltaban piernas, brazos, ojos… Ahora la guerra también deja ausencias (grasas y pedazos de nariz, sobre todo), pero no faltan presencias (silicona, sobre todo). Debimos comprenderlo pronto, cuando estiraron las pieles como panderetas. Eso cambió algunas miradas. Y cambiar la mirada a una persona es el principio de la extinción de una personalidad. El caso iniciático de Sara Montiel provocó comentarios agudos (“Cuando abre la boca, se le cierra el culo”) hoy acallados en la normalidad.
Pero no quisimos ver la guerra.
Las escarificaciones, las anillas en los cuellos, los platos en el labio inferior eran cosa de National Geographic. El relato de las fracturas provocadas en las piernas para ganar unos centímetros sonaba a cuento chino, como los pies vendados y reducidos de las niñas; el regalo paterno de una cirugía para los hijos con la mayoría de edad, a materialismo galopante estadounidense (¡arre, arre!). Entretanto, nosotros plegamos orejas, padecimos “vegetaciones”, enrejamos los dientes, conocimos mujeres a dieta desde que tenían uso de sinrazón. Era por aerodinámica, era por salud… Ahora, por la calle, se ven mujeres divididas, con una especie de esquizofrenia pectoral; las tetas tienen vida propia, de modo que la mujer (al margen de su genitalidad) va por un sitio y sus siliconas por otro. Los rostros quedan paralizados por el bótox, como si les hubiera acertado en el morro el cierzo de noviembre. Los labios se desbordan. Los tocinos por fin tienen relación con la velocidad: la del bisturí. Sobran las costillas falsas, ¡fuera hipocresías! (aunque haya reconstrucciones de himen).
¿Dónde está el límite entre el adorno y la herida? ¿Cuándo se pasa de los afeites al corte o al implante? Lentillas de colores, bronceados de sandwichera, implantes de cabello, láser para achicharrar pelos insidiosos, clavos y aretes en los lugares más insólitos de la piel… La pintura indeleble de los tatuajes, por ejemplo, era cosa de chulos (proxenetas), putas marcadas contra su voluntad, legionarios, mahoríes, marineros y piratas. Pero ahora el tatuaje es grafitti: una bruja montada en escoba, un símbolo del zodiaco, la lengua de los Stones, una flor, una mariposa, una araña… sobre la piel del templo personal. La versión íntima y contemporánea de los frescos de antaño (estaba pensando en la Capilla Sixtina).
Sí, he escrito “templo”. Se hace cualquier cosa por la apariencia del cuerpo, la obra de arte en la que volcamos nuestro esfuerzo. Asusta hablar del cuerpo como un templo, precisamente en este año paulino, y ésa, creo, es la realidad de esta guerra de las miradas elementales que no saben ir más allá del cuerpo: es nuestra guerra santa. Estrechado el campo del espíritu, ensanchamos el del cuerpo. Se combate en suelo sagrado, el cuerpo de cada uno, lo más.
Hablaré desde ahora de cuerpos templarios, no de tullidos.
Ese encuentro (no es el primero) me hizo reflexionar.
Antes, las guerras dejaban ausencias: faltaban piernas, brazos, ojos… Ahora la guerra también deja ausencias (grasas y pedazos de nariz, sobre todo), pero no faltan presencias (silicona, sobre todo). Debimos comprenderlo pronto, cuando estiraron las pieles como panderetas. Eso cambió algunas miradas. Y cambiar la mirada a una persona es el principio de la extinción de una personalidad. El caso iniciático de Sara Montiel provocó comentarios agudos (“Cuando abre la boca, se le cierra el culo”) hoy acallados en la normalidad.
Pero no quisimos ver la guerra.
Las escarificaciones, las anillas en los cuellos, los platos en el labio inferior eran cosa de National Geographic. El relato de las fracturas provocadas en las piernas para ganar unos centímetros sonaba a cuento chino, como los pies vendados y reducidos de las niñas; el regalo paterno de una cirugía para los hijos con la mayoría de edad, a materialismo galopante estadounidense (¡arre, arre!). Entretanto, nosotros plegamos orejas, padecimos “vegetaciones”, enrejamos los dientes, conocimos mujeres a dieta desde que tenían uso de sinrazón. Era por aerodinámica, era por salud… Ahora, por la calle, se ven mujeres divididas, con una especie de esquizofrenia pectoral; las tetas tienen vida propia, de modo que la mujer (al margen de su genitalidad) va por un sitio y sus siliconas por otro. Los rostros quedan paralizados por el bótox, como si les hubiera acertado en el morro el cierzo de noviembre. Los labios se desbordan. Los tocinos por fin tienen relación con la velocidad: la del bisturí. Sobran las costillas falsas, ¡fuera hipocresías! (aunque haya reconstrucciones de himen).
¿Dónde está el límite entre el adorno y la herida? ¿Cuándo se pasa de los afeites al corte o al implante? Lentillas de colores, bronceados de sandwichera, implantes de cabello, láser para achicharrar pelos insidiosos, clavos y aretes en los lugares más insólitos de la piel… La pintura indeleble de los tatuajes, por ejemplo, era cosa de chulos (proxenetas), putas marcadas contra su voluntad, legionarios, mahoríes, marineros y piratas. Pero ahora el tatuaje es grafitti: una bruja montada en escoba, un símbolo del zodiaco, la lengua de los Stones, una flor, una mariposa, una araña… sobre la piel del templo personal. La versión íntima y contemporánea de los frescos de antaño (estaba pensando en la Capilla Sixtina).
Sí, he escrito “templo”. Se hace cualquier cosa por la apariencia del cuerpo, la obra de arte en la que volcamos nuestro esfuerzo. Asusta hablar del cuerpo como un templo, precisamente en este año paulino, y ésa, creo, es la realidad de esta guerra de las miradas elementales que no saben ir más allá del cuerpo: es nuestra guerra santa. Estrechado el campo del espíritu, ensanchamos el del cuerpo. Se combate en suelo sagrado, el cuerpo de cada uno, lo más.
Hablaré desde ahora de cuerpos templarios, no de tullidos.
lunes, noviembre 10, 2008
Balerdi
Si tuviera que elegir una montaña guipuzcoana, me quedaría con Balerdi.
-Porque es navarra.
-Porque para subir a la cima, en realidad, hay que bajar a la cima.
-Porque tiene un pasito donde algunos caminan como garrapatas. Sensaciones "alpinas".
-Por las vistas.
-Por los recuerdos de otras ascensiones y la gente con la que compartí esa cumbre.
El domingo reincidimos. Álvaro, su hermanísimo Fernando y yo.
Pie azules con jamón de Jabugo y tomillo fresco
El sábado, Lourdes y yo recogimos setas en la sierra de Leire: rovellones, pie azules, zizas... Pero lo más abundante eran las Cantharellus lutescens. Ayer miré en un libro en busca de una palabra común para no parecer un personaje de Astérix y Obélix. Encontré "angula de monte", y me quedé encantado.
El la parte alta de la sierra, al sol, cocinamos un buen lote de pie azules: las setas, aceite de oliva, sal, tomillo recién recogido y jamón de Jabugo cortado en pequeños trocitos. Hay que dejar que las setas suelten su líquido, que se cuezan lentamente. Están listas cuando ha mermado el líquido y empiezan a dorarse, unos diez minutos.
Un gusto.
P.D.: En la fotografía, Lourdes con unas zizas en el hayedo.
viernes, noviembre 07, 2008
La suerte
Una señora saluda a la amiga de mi madre, las tres mujeres charlan en la calle.
-Ya me he enterado -dice la señora-, ¡qué suerte tu hijo, tan joven y ya juez!
-Suerte no, trabajo -responde la señora cortante.
Mi madre se queda callada.
Unas calles de paseo después, la madre del juez le dice a mi madre.
-Estoy harta de que me digan lo de la suerte. ¿Suerte? Mi hijo no ha tenido la juventud de un joven normal. Primero la carrera y el trabajo, después tres años encerrado, estudiando como un monje. No sabes qué rabia me da cuando hablan de suerte.
P.D.: ¿Ves, mamá?, ¡cuántos enojos te he evitado yo con mi juventud disipada/al pedo!
-Ya me he enterado -dice la señora-, ¡qué suerte tu hijo, tan joven y ya juez!
-Suerte no, trabajo -responde la señora cortante.
Mi madre se queda callada.
Unas calles de paseo después, la madre del juez le dice a mi madre.
-Estoy harta de que me digan lo de la suerte. ¿Suerte? Mi hijo no ha tenido la juventud de un joven normal. Primero la carrera y el trabajo, después tres años encerrado, estudiando como un monje. No sabes qué rabia me da cuando hablan de suerte.
P.D.: ¿Ves, mamá?, ¡cuántos enojos te he evitado yo con mi juventud disipada/al pedo!
miércoles, noviembre 05, 2008
Ya está
Ahora lo puedo decir:
Obama no es negro, porque sus padres (biológicos) no son negros.
Me revienta que alguien diga o escriba afroamericano. ¿Hay "moroamericanos", o "afrikaneramericanos"?
(Sólo me fastidia más la palabra latinomericano).
Obama es presidente y mulato. Y su nueva frontera ha sido "el cambio", una reconquista interna.
P.D.: Racismo y desequilibrio. El 95% de los negros ha votado a Obama. Todo bien, no hay problema. ¿Qué hubiera pasado si el 95% de los blancos hubiera votado a McCain? Ya imagino las acusaciones racistas...
Obama no es negro, porque sus padres (biológicos) no son negros.
Me revienta que alguien diga o escriba afroamericano. ¿Hay "moroamericanos", o "afrikaneramericanos"?
(Sólo me fastidia más la palabra latinomericano).
Obama es presidente y mulato. Y su nueva frontera ha sido "el cambio", una reconquista interna.
P.D.: Racismo y desequilibrio. El 95% de los negros ha votado a Obama. Todo bien, no hay problema. ¿Qué hubiera pasado si el 95% de los blancos hubiera votado a McCain? Ya imagino las acusaciones racistas...
lunes, noviembre 03, 2008
La figura ausente
Hay barbaries grandes y pequeñas. También la pequeñas duelen.
La cumbre del Txindoki ha sufrido el vandalismo de algún imbécil. Se han llevado la figura que veis en la fotografía.
(La noticia se publicó ayer en El Diario Vasco).
No es algo casual, hace poco más de una semana vi el buzón de Artzanburu arrancado de su cima. Es una casita de hormigón con una rana de hierro atornillada en su interior. Había que esforrrrrzarse para arrancarla y tirarla a un par de metros. También nos costó a Christine, a María y a mí recolocarla.
P.D.: Patxi llega a la cima de Txindoki (diciembre de 2006).
viernes, octubre 31, 2008
Jálogüin
Si hay una fiesta que me toca los bebes (digo bebes por no decir cojones), ésa es el puñetero Jálogüin. ¿Qué fue del día de Todos los Santos (que no Muertos)? El 1 pintado de rojo que estrenaba noviembre y buscábamos con la esperanza de un fin de semana largo; también día de floristerías (hasta que nos vendieron el Sanvalentín-tín y díselo con flores, otra fiesta que me toca los bebes, por no decir cojones); en fin, Todos los Santos: esa fecha con el recuerdo casi sólido de los que murieron, y la esperanza de su permanencia.
El Jálogüin es otro triunfo de la televisión y el cine. Comprendieron que el prime time era la noche, la víspera, y ¡zaca!, dieron salida a esa industria cultural que nos alimenta con una panoplia de monstruitos: vampiros y vampiresas, hombres lobo y lobezno (que las mujeres loba son otra cosa), zombis, momias, jovencitas poseídas (que se pasan la noche vomitando blandiblú y diciendo miraloquehacelazorradetuhija), Yeisons, Fredikrugers rasgadores...
Mi amiga María D.me invitó hace un par de semanas a la fiesta jalogüinera que ella organiza hoy. Y yo por María D. soy capaz hasta de llamar por teléfono móvil/celular (que ya es decir). Incluso se animó a proponerme el disfraz de Don Juan (Tenorio), aunque ésa era la excusa para ver a nuestro buen amigo Patxi de Doña Inés, la monja. En fin, lo de Don Juan Tenorio me convenció de que María D. (proponedora) y yo (oyente de la propuesta) somos un par de anacronismos con piernas. El teatro quedó atrás en Jálogüin.
Pasaron los días.
Pensé en un disfraz de miedo. En ir de ingeniero social, o sea, de asesino en serie tipo Lenin, Hitler, Stalin o Mao; de milico feroz con gafas glamourosas, al estilo Pinochet (¡ay!, tenía que dejarme el bigotillo un par de semanas antes). ¿No se trataba de dar miedo?
No, no tanto miedo.
Entonces, ¡eureka!, pensé en el disfraz de sindicalista español (funcionario mudito) en este otoño caliente. Reúne todos los requisitos de los típicos personajes de Jálogüin: es de mentiras, espeluznante, sale en la tele, se puede reciclar (chaquetero) para los carnavales... Pero no me apetecía pasarme toda la noche con camisa y chaqueta sport (o jersey de lana) diciendo que sí a las propuestas de cualquier monstruito de pega.
La fecha jalogüinera se acercaba.
Llegué a pensar hasta en disfrazarme de Olentzero de Areso. No, mejor no. ¿Y pastor vasco del siglo XXI? Esos tipos tienen mucho cuento: van en cuatro por cuatro a todas partes por pistas abiertas en medio de Reservas Naturales (las pistas, además, las pagamos todos y ellos les dan uso privado), reconvierten bordas (cabañas) en chalés, privatizan los manantiales públicos y condenan las fuentes antes de que llegue el cambio climático… Pero este disfraz no iba a ser comprendido.
Entonces, María D. me invitó a disfrazarme de batasuni: botas gore tex, pantalón de montaña de dos colores, camiseta de rayas horizontales, pendientes de arito y el pañuelo palestino. Aunque mi pelo no encajaba con el corte del flequillo hacha, o con el rapado por delante y las crines de pottoka (caballo) por detrás.
Pero los monstruos de Jálogüin tienen que ser de mentiras.
El Jálogüin es otro triunfo de la televisión y el cine. Comprendieron que el prime time era la noche, la víspera, y ¡zaca!, dieron salida a esa industria cultural que nos alimenta con una panoplia de monstruitos: vampiros y vampiresas, hombres lobo y lobezno (que las mujeres loba son otra cosa), zombis, momias, jovencitas poseídas (que se pasan la noche vomitando blandiblú y diciendo miraloquehacelazorradetuhija), Yeisons, Fredikrugers rasgadores...
Mi amiga María D.me invitó hace un par de semanas a la fiesta jalogüinera que ella organiza hoy. Y yo por María D. soy capaz hasta de llamar por teléfono móvil/celular (que ya es decir). Incluso se animó a proponerme el disfraz de Don Juan (Tenorio), aunque ésa era la excusa para ver a nuestro buen amigo Patxi de Doña Inés, la monja. En fin, lo de Don Juan Tenorio me convenció de que María D. (proponedora) y yo (oyente de la propuesta) somos un par de anacronismos con piernas. El teatro quedó atrás en Jálogüin.
Pasaron los días.
Pensé en un disfraz de miedo. En ir de ingeniero social, o sea, de asesino en serie tipo Lenin, Hitler, Stalin o Mao; de milico feroz con gafas glamourosas, al estilo Pinochet (¡ay!, tenía que dejarme el bigotillo un par de semanas antes). ¿No se trataba de dar miedo?
No, no tanto miedo.
Entonces, ¡eureka!, pensé en el disfraz de sindicalista español (funcionario mudito) en este otoño caliente. Reúne todos los requisitos de los típicos personajes de Jálogüin: es de mentiras, espeluznante, sale en la tele, se puede reciclar (chaquetero) para los carnavales... Pero no me apetecía pasarme toda la noche con camisa y chaqueta sport (o jersey de lana) diciendo que sí a las propuestas de cualquier monstruito de pega.
La fecha jalogüinera se acercaba.
Llegué a pensar hasta en disfrazarme de Olentzero de Areso. No, mejor no. ¿Y pastor vasco del siglo XXI? Esos tipos tienen mucho cuento: van en cuatro por cuatro a todas partes por pistas abiertas en medio de Reservas Naturales (las pistas, además, las pagamos todos y ellos les dan uso privado), reconvierten bordas (cabañas) en chalés, privatizan los manantiales públicos y condenan las fuentes antes de que llegue el cambio climático… Pero este disfraz no iba a ser comprendido.
Entonces, María D. me invitó a disfrazarme de batasuni: botas gore tex, pantalón de montaña de dos colores, camiseta de rayas horizontales, pendientes de arito y el pañuelo palestino. Aunque mi pelo no encajaba con el corte del flequillo hacha, o con el rapado por delante y las crines de pottoka (caballo) por detrás.
Pero los monstruos de Jálogüin tienen que ser de mentiras.
jueves, octubre 30, 2008
La bomba
Es jueves, once de la mañana, estoy en clase de CIE2 Ficción, en el edificio de Comunicación de la Universidad de Navarra. ¡Brommm!
"No ha sido un rayo, ha sido una bomba", digo a los alumnos.
Empiezan los nervios.
"Este edificio es un búnquer, tranquilos". El edificio de Comunicación de la Universidad de Navarra tiene paredes de hormigón. Siempre he dicho, medio en broma medio en serio, que aguantaría un bombardeo.
Las opiniones vuelan contradictorias: que desalojamos, que nos quedamos, que me quiero ir a mi casa, que... Les digo que nosotros aguantaremos trabajando en la práctica, como los músicos del Titánic. Que escribiremos hasta morir. Pero la gente no quiere morir, al menos no quiere morir hoy, ¡qué cosas! La mayoría deja el edificio.
Poco a poco reconstruimos los acontecimientos. La bomba ha reventado junto al Edificio Central. Un coche bomba. Es el día de los teléfonos móviles. Hoy se agotan las baterías. Me muestran en la pantalla del teléfono la fotografía de una fachada lateral del Edificio Central, la que da al aparcamiento de Bibliotecas, con tres coches ardiendo. La explosión se ha encadenado en otros coches aparcados en batería.
Voy a la cafetería, aún abierta. Charlo con Julio y con Nieves, los camareros. Pincho de tortilla y café con leche en vaso. Sólo hay dos clientes y testigos "privilegiados". Dos chicas que lo han visto desde unos cincuenta metros de distancia. Una de ellas está bastante tranquila, la otra toma tila. No diré su nombre ni de dónde es. Su padre es militar y mira los bajos de su coche todos los días; su novio también es militar, y cuando viajan juntos él le dice que se sienten al fondo del autobús, o del tren, o del... porque así controla el pasaje.
Llega don Eduardo , charla con la chica.
Alfonso V., tranquilo, manda mensajes por correo explicando la precisa ubicación del coche bomba: en el cuerno izquierdo, por el exterior, del cruasán que forma el Edificio Central.
El coche debía de estar aparcado desde primera hora de la mañana, y no ha habido aviso previo. Quiero pensar que alguien esperó en este día frío y lluvioso a que no pasara nadie para detonar la bomba a distancia.
También quisiera dar una patada en la entrepierna al gudari, luchador/liberador del pueblo vasco o como quiera que se llame el descerebrado.
No hay noticias de heridos. Y me duele que nos contentemos con eso. "Por suerte", se oye una y otra vez, "no hay muertos ni heridos". Siguen sonando los móviles.
P.D.: Desde las 11,30 a las 14. Cada vez que llaman al bedel "de guardia" al móvil, le suena la cancioncilla: "¡pin, pan, pun...!, que trabaje la Guardia Civil" (y chumpa, chumpa). Sonsoles S. se pone a disposición de la chica nerviosa, Ramón S. sigue pegado a una computadora dentro de un aula, Inma pasea su malestar, Paco S. manda mensajes sin parar, atiende llamadas...
"No ha sido un rayo, ha sido una bomba", digo a los alumnos.
Empiezan los nervios.
"Este edificio es un búnquer, tranquilos". El edificio de Comunicación de la Universidad de Navarra tiene paredes de hormigón. Siempre he dicho, medio en broma medio en serio, que aguantaría un bombardeo.
Las opiniones vuelan contradictorias: que desalojamos, que nos quedamos, que me quiero ir a mi casa, que... Les digo que nosotros aguantaremos trabajando en la práctica, como los músicos del Titánic. Que escribiremos hasta morir. Pero la gente no quiere morir, al menos no quiere morir hoy, ¡qué cosas! La mayoría deja el edificio.
Poco a poco reconstruimos los acontecimientos. La bomba ha reventado junto al Edificio Central. Un coche bomba. Es el día de los teléfonos móviles. Hoy se agotan las baterías. Me muestran en la pantalla del teléfono la fotografía de una fachada lateral del Edificio Central, la que da al aparcamiento de Bibliotecas, con tres coches ardiendo. La explosión se ha encadenado en otros coches aparcados en batería.
Voy a la cafetería, aún abierta. Charlo con Julio y con Nieves, los camareros. Pincho de tortilla y café con leche en vaso. Sólo hay dos clientes y testigos "privilegiados". Dos chicas que lo han visto desde unos cincuenta metros de distancia. Una de ellas está bastante tranquila, la otra toma tila. No diré su nombre ni de dónde es. Su padre es militar y mira los bajos de su coche todos los días; su novio también es militar, y cuando viajan juntos él le dice que se sienten al fondo del autobús, o del tren, o del... porque así controla el pasaje.
Llega don Eduardo , charla con la chica.
Alfonso V., tranquilo, manda mensajes por correo explicando la precisa ubicación del coche bomba: en el cuerno izquierdo, por el exterior, del cruasán que forma el Edificio Central.
El coche debía de estar aparcado desde primera hora de la mañana, y no ha habido aviso previo. Quiero pensar que alguien esperó en este día frío y lluvioso a que no pasara nadie para detonar la bomba a distancia.
También quisiera dar una patada en la entrepierna al gudari, luchador/liberador del pueblo vasco o como quiera que se llame el descerebrado.
No hay noticias de heridos. Y me duele que nos contentemos con eso. "Por suerte", se oye una y otra vez, "no hay muertos ni heridos". Siguen sonando los móviles.
P.D.: Desde las 11,30 a las 14. Cada vez que llaman al bedel "de guardia" al móvil, le suena la cancioncilla: "¡pin, pan, pun...!, que trabaje la Guardia Civil" (y chumpa, chumpa). Sonsoles S. se pone a disposición de la chica nerviosa, Ramón S. sigue pegado a una computadora dentro de un aula, Inma pasea su malestar, Paco S. manda mensajes sin parar, atiende llamadas...
miércoles, octubre 29, 2008
El escudo
(Primer homenaje aplazado desde hace meses a caravinagre)
¿Quién no conoce el escudo de Navarra? Todos los navarros lo conocen, y muchos nonavarros, también. Esas cadenas sobre fondo rojo... Muchos saben, además, que esas cadenas recuerdan las que, en 1212, el rey Sancho VII, El Fuerte (entiéndase El Bruto), y sus mesnadas rompieron a lo bestia (entiéndase a lo navarro) en la batalla de las Navas de Tolosa: el círculo de esclavos encadenados que protegían a Miramamolín. Un episodio de Cruzada en la Península. Aquellas cadenas, estas cadenas: eso es una continuidad de carácter, ¡la ostiviri! Luego no cazaron a Miramamolín, pero a quién le interesaba eso después de dar por riau a los ejércitos aragoneses y castellanos demostrando quién los tenía bien puestos, ¿eh? No cabe duda, lo navarro era romper la cadena humana, no capturar al jefe.
Eso es un escudo como Dios manda.
¿Quién conoce, en cambio, el escudo de Guipúzcoa? Y más: ¿quién entre los guipuzcoanos conoce el escudo que tenía Guipúzcoa hasta 1979, cuando, por arte de birlibirloque y tirurí que te vi, nos lo cambiaron? Sí, nos lo cambiaron, y no pasó nada. Nos dejaron esos tres árboles en peligro de extinción. Tejos. Dicen que buena madera para los arcos, mira por dónde. No se me ocurre nada más que respalde el escudo. Antes, desde 1513, el escudo guipuzcoano tenía historia, pero no era una historia conveniente. Así que sacaron el rey sentado en un trono, sacaron los doce cañones que recuerdan la traición guipuzcoana a Navarra en Velate, en 1512. Todo por la hermandad vascosa. Ahora se habla de Navarra como la madre de los vascos, del regreso a Navarra como si esto fuera el anuncio de los turrones Almendro.
Sonrío cuando en verano los navarros colocan la bandera Navarra en el monte Urgull (San Sebastián) y se arma un alborotito en los periódicos. A ver. Que son navarros, joderjoderjoder, que sólo les importa colocar la bandera, con un par, que no van a recuperar San Sebastián...
Quizá algún día iré con ellos.
martes, octubre 28, 2008
Eboluzion educativa
Antes te enseñaban a ser bueno o lo intentaban, al menos. Yo oí: “Tienes que ser bueno”. En algún momento se empezó a dudar de la bondad. No sé cuándo sucedió esto. En el cine, por ejemplo, John Wayne dejó de enfrentar la muerte de frente, con una causa justa y en inferioridad numérica, para dar paso a Clint Eastwood y la eficacia del tiro por la espalda, con el desprecio del silencio o con un comentario sarcástico.
Ahora te enseñan: “Tienes que ser”. Desplazada la bondad, surge la autenticidad. Donde antes se decía que alguien era bueno, ahora se dice que es auténtico. (Lástima que la autenticidad cambie como la opinión de un borracho).
La frase educativa en fase menguante culminará con un: “Tienes”. Bastará con que tengas algo, aunque sea el apartamento de ¡Torreviejalicante! que tu abuela ganó en el Un dos tres. Yo, por ejemplo, ¡estoy tan orgulloso de mis botas Raichle!
Después del tienes (reconvertido rápidamente en el egoísta desposesivo no tengo) se instala el conformismo del hay (es lo que hay*).
“La muerte en directo”, dijeron el sábado en el informativo de noche de A3. Y colocaron unas imágenes de un atentado en Georgia (la patria chica de Stalin): ¡pimpampún!, asesinaban a un hombre, gritos, el hombre asesinado tendido, gritos. No hubo explicaciones de los bustos informativos de A3, y, sin más, pasaron a otro asunto. La consagración de la asquerosa trilogía del tópico: pura, cruda y fría (¿realidad?).
Además del hay (purocrudofrío), está el acostumbramiento indolente del siempre hubo. Y ya está: siempre hubo violaciones, siempre hubo asesinatos, siempre hubo niños negros con moscas en la boca por Navidad, siempre hubo pornografía infantil…
Fuera del siempre hubo, algunos sólo te concederán dos salidas: serás una oveja más de alguna campaña orquestada, o un egoísta con el papel de pastorcillo para tontainas (quizá uno de aquellos que escucharon lo de tienes que ser bueno), que aspira a dinero fácil o fama (al tienes).
* Alberto Kesman, periodista deportivo uruguayo, ha elevado a rango de dicho el “Es lo que hay, valor”
lunes, octubre 27, 2008
Luz de otoño sin vosotros
Me acordé de vosotros, los ausentes el sábado 25 de octubre. Todo estaba iluminado (como en el título de la algo recargada novela de Safran Foer).
Dos imágenes.
Líneas de montes, desde Amavirginaren aulkia (la silla de la Virgen), en el collado de Biozkornia, al pie del monte Artzamburu (1.368). El picacho orgulloso del horizonte, a la derecha, es el San Donato.
Salida de la ermita de Urbía, por el cauce de los fresnos, hacia Aránzazu.
La luz (y, tal vez, la sidra compartida en las campas de Urbía) me llevó a una especie de ruptura temporal. Otro día intentaré explicarlo.
Cuando estoy a hongos, estoy a hongos
miércoles, octubre 22, 2008
Tiempo de galampernas
El viernes rastreo la zona de Santiagomendi Urdaburu. Me permito el lujo del sotto foto a una enorme galamperna (Macrolepiota procera).
El sábado, en el rastreo desde Gorriti hasta Berástegui, recojo dos kilos de coprinos y fotografío las galampernas ante el paisaje de las Malloas y la proa del Balerdi.
El domingo ya había aceptado que vivía un tiempo de galampernas. En las inmediaciones de Errazkin también recogimos galampernas. Pero me divierte más la fotografía pre-galamperna del equipo montañero (CLIC) en la cima del Uarrain.
(Lo que no se ve es que las mochilas van bien cargadas de castañas).
viernes, octubre 17, 2008
De eso se trata
Ayer leí De eso se trata, de Juan Villoro (Anagrama, 2008). Es un libro de ensayos brillante, con visitas literarias: Shakespeare y Bloom; El Quijote; Hemingway; Chéjov; Onetti… Pensaba escribir una crítica con unos 1.400 caracteres, pero (perdona, Sonsoles) sería una lástima y prefiero dedicarme a reducir cabezas como un jíbaro, y anoto algunas citas del libro. Villoro es un artista en el manejo de la cita:
“De acuerdo con Hemingway, la literatura norteamericana comienza cuando Mark Twain escribe: ‘Es hora de irnos a aquellas tierras.’ Una invitación al viaje.”
-¡La frontera! ¡La frontera! Me encantó. Me recuerda la frase que traía García Noblejas como la más repetida del cine: “¡Vámonos de aquí!”.
“Cuando a Barry Gifford le preguntaron acerca de la evidente influencia de En el camino, de Jack Keruac, en su obra Corazón salvaje, respondió que todas las road novels provenían del Quijote.”
-Esta cita se la dedico a Antonio M., mi amigo.
“A propósito de Poe escribe Piglia: ‘En Dupin, en la figura nueva del detective privado, aparece condensada y ficcionalizada la historia del paso del hombre de letras al intelectual comprometido. (…) Para decirlo mejor, el detective plantea la tensión y el pasaje entre el hombre de letras y el hombre de acción.’”
-Entonces… ¿Hubo intelectuales comprometidos al margen del marxismo?
“‘El hombre acorralado se vuelve elocuente’, afirma George Steiner.”
-Me encanta la cita, pero yo enmudezco cuando estoy acorralado, aprieto las mandíbulas y me siento más próximo a Hulk que a Steiner. La ira.
“Al respecto apunta Savater: “Quien no crea en su propia libertad no puede perder el tiempo escribiendo memorias, porque nadie se cuenta a sí mismo su propia vida como un proceso mecánico ni debe engañar a los demás relatándola como un cúmulo de fatalidades. Para comenzar a narrar su vida, Casanova debe creerse libre; en un sentido muy semejante, Sartre señaló que estamos condenados a la libertad; sin libertad, no hay género autobiográfico… Éste es un respetable argumento literario a favor del libre albedrío.”
-A esto en mi pueblo lo llaman “marear la perdiz”. No es por fastidiar, pero leo y pienso en esos cocineros que se limitan a colocar una guinda sobre la tarta comprada en la pastelería. Que alguien lea a Gusdorf (“Condiciones y límites de la autobiografía”, de 1948). Que alguien me diga dónde y cuándo empieza el género autobiográfico.
P.D.: Cangrejo señal en el Irati.
“De acuerdo con Hemingway, la literatura norteamericana comienza cuando Mark Twain escribe: ‘Es hora de irnos a aquellas tierras.’ Una invitación al viaje.”
-¡La frontera! ¡La frontera! Me encantó. Me recuerda la frase que traía García Noblejas como la más repetida del cine: “¡Vámonos de aquí!”.
“Cuando a Barry Gifford le preguntaron acerca de la evidente influencia de En el camino, de Jack Keruac, en su obra Corazón salvaje, respondió que todas las road novels provenían del Quijote.”
-Esta cita se la dedico a Antonio M., mi amigo.
“A propósito de Poe escribe Piglia: ‘En Dupin, en la figura nueva del detective privado, aparece condensada y ficcionalizada la historia del paso del hombre de letras al intelectual comprometido. (…) Para decirlo mejor, el detective plantea la tensión y el pasaje entre el hombre de letras y el hombre de acción.’”
-Entonces… ¿Hubo intelectuales comprometidos al margen del marxismo?
“‘El hombre acorralado se vuelve elocuente’, afirma George Steiner.”
-Me encanta la cita, pero yo enmudezco cuando estoy acorralado, aprieto las mandíbulas y me siento más próximo a Hulk que a Steiner. La ira.
“Al respecto apunta Savater: “Quien no crea en su propia libertad no puede perder el tiempo escribiendo memorias, porque nadie se cuenta a sí mismo su propia vida como un proceso mecánico ni debe engañar a los demás relatándola como un cúmulo de fatalidades. Para comenzar a narrar su vida, Casanova debe creerse libre; en un sentido muy semejante, Sartre señaló que estamos condenados a la libertad; sin libertad, no hay género autobiográfico… Éste es un respetable argumento literario a favor del libre albedrío.”
-A esto en mi pueblo lo llaman “marear la perdiz”. No es por fastidiar, pero leo y pienso en esos cocineros que se limitan a colocar una guinda sobre la tarta comprada en la pastelería. Que alguien lea a Gusdorf (“Condiciones y límites de la autobiografía”, de 1948). Que alguien me diga dónde y cuándo empieza el género autobiográfico.
P.D.: Cangrejo señal en el Irati.
jueves, octubre 16, 2008
La ilusión (2): "Diga Féisbuc"
El martes aterrizó en el aeropuerto de Noáin Pamplona Mark Zuckerberg. Ya sé que esto dice poco, que suena a refresco azucarado del Lidl. Si añado que llegó en su avión privado, seguro que empezaréis a prestarme atención. Si os digo que es el “inventor” de Facebook… ¿Y si os digo cuántos millones gana al año, la edad que tiene y el poder que maneja?
Fue a la Universidad de Navarra para dar una conferencia. En realidad estaba de gira, como una estrella pop, lo que es. Sólo se recordaban multitudes así cuando estuvo Emilio Aragón, otra estrella pop.
Hace unos años visitó la Universidad una seguidilla de los mejores escritores españoles actuales: Pombo, Vila-Matas...: en familia.
Televisión y exploración de la Red: las muchedumbres.
P.D.: El martes también aterrizó Majo en Noáin Pamplona.
Fue a la Universidad de Navarra para dar una conferencia. En realidad estaba de gira, como una estrella pop, lo que es. Sólo se recordaban multitudes así cuando estuvo Emilio Aragón, otra estrella pop.
Hace unos años visitó la Universidad una seguidilla de los mejores escritores españoles actuales: Pombo, Vila-Matas...: en familia.
Televisión y exploración de la Red: las muchedumbres.
P.D.: El martes también aterrizó Majo en Noáin Pamplona.
La ilusión (1)
Dice mi madre (mi primera fuente de eso que ahora viene llamándose “inteligencia emocional”) que la gente, en parte, es tan infeliz porque tiene sueños inalcanzables. Ella recuerda que su imaginación aprendió a volar alto con las novelas y las películas. Ella forma parte de la generación de ilusos adolescentes españoles de los años 50 y 60, y estuvo templada por por la dificultad de acceso a una sala de cine a cualquier hora, por los doblajes caprichosos, por la censura...
(Siempre que volvemos a ver Mogambo me cuenta que en el cine Grace Kelly hacía de hermana del que en la versión original era su marido; y, claro, que ella, tanto Mogambo, tanto Mogambo, pero no entendía la película).
Luego, en los 70 y 80, se impuso la televisión. Al principio también estaba censurada y racionada (al menos en horarios). Desapareció la carta de ajuste, llegó el color, surgieron varias televisiones. Y el vídeo, el DVD, Internet, Youtube, la televisión a la carta…
Dice mi madre que la gente quiere vivir la vida con la intensidad de una película. Pero la vida dura más de hora y media o dos horas, y todos no son Marlon Brando o Audrey Hepburn. A veces también me dice que quieren vivir como en una teleserie.
O como en un mundo virtual, pienso yo.
Hoy se cambia de sueño como de camisa. Parece difícil hacer creer a la gente en algo. Y si ya es difícil que la gente pelee por cumplir su sueño, no digamos que acepte la opción de fallar y que asuma sus responsabilidades. Entonces se cambia de canal o se hace clic en el teclado del ordenador. Y a otra cosa.
(Siempre que volvemos a ver Mogambo me cuenta que en el cine Grace Kelly hacía de hermana del que en la versión original era su marido; y, claro, que ella, tanto Mogambo, tanto Mogambo, pero no entendía la película).
Luego, en los 70 y 80, se impuso la televisión. Al principio también estaba censurada y racionada (al menos en horarios). Desapareció la carta de ajuste, llegó el color, surgieron varias televisiones. Y el vídeo, el DVD, Internet, Youtube, la televisión a la carta…
Dice mi madre que la gente quiere vivir la vida con la intensidad de una película. Pero la vida dura más de hora y media o dos horas, y todos no son Marlon Brando o Audrey Hepburn. A veces también me dice que quieren vivir como en una teleserie.
O como en un mundo virtual, pienso yo.
Hoy se cambia de sueño como de camisa. Parece difícil hacer creer a la gente en algo. Y si ya es difícil que la gente pelee por cumplir su sueño, no digamos que acepte la opción de fallar y que asuma sus responsabilidades. Entonces se cambia de canal o se hace clic en el teclado del ordenador. Y a otra cosa.
martes, octubre 14, 2008
Irati
Algunos dicen Irati, y al momento presumen del hayedo más grande Europa. Los más puntillosos añaden los abetos silvestres más occidentales (de Europa, otra vez) entre las hayas. Muchos dicen selva de Irati. Y he llegado a escuchar "jungla" de Irati. No es broma.
El domingo 12, María y Christine y yo caminamos cinco horas por el bosque de Irati. Zizas (Chantarella cibarius) e ilarrakas (Lepista nebularis) en el hayedo; coprinos (Coprinos comatus) -pareja de la fotografía- al borde del camino; cangrejos de río en el arroyo; y los colores del otoño.
Por la noche, acostado y con los ojos cerrados, aún guardaba la impresión de los verdes, los amarillos, los ocres.
Javier y las ilarrakas
El sábado 11, Javier y yo caminamos despacio por la Siera de Leire. Recogimos los tres primeros hongos (Boletus edulis) de la temporada y nos entregamos a los rovellones (Lactarius deliciosus), las ilarrakas (Lepista nebularis) y los pie azules (Lepista nuda).
P.D.: Quiero resaltar el regreso de los posados de Javier a este blog. El que sabe, sabe. Para que aprendan quienes se encuentran ante una cámara.
lunes, octubre 13, 2008
Y se hicieron los suecos
Fallaron las casas de apuestas británicas (primerísima fuente informativa global), que daban como favorito a Magris. ¿Cómo se lo iban a dar al trentino Magris con el premio reciente y aún inexplicable a Fo?
Del mismo modo, Lobo Antunes queda todavía demasiado cerca de Saramago.
Fallaron quienes apuntaban a Roth. Además, el académico sueco Horace Engdahl largó su teoría al respecto con la antelación suficiente.
Fallaron los ilusos que aspiraban a que ganara Fuentes. ¿Ha leído la Academia el libro editado por Seix Barral con el título En esto creo? Es de Fuentes. El tiempo no perdona.
Vargas Llosa, otra vez. Y doy gracias al cielo, que otra vez no.
Esta vez ni sonó mi favorito McCarthy. Habría que pasar su nombre al académico ¿Engdahl? McCarthy se muere cualquier día sin Nobel.
Había un Adonis, un Oz, una... El caso es que se lo dieron a Le Clézio y eso que su nombre sonaba la víspera. O sea, con premeditación y alevosía. Yo hubiera entendido que se lo concedieran a otros franceses como Echenoz o a Quignard, mais non.
"¿Quién recuerda el nombre de un académico sueco?", preguntaba Borges.
Engdahl, Engdahl, Engdahl, Engdahl... De la escuela borgiana.
P.D.: Lo bueno que tiene el Nobel es que no hacen control antidóping a los ganadores. No tienen que devolver los premios.
Del mismo modo, Lobo Antunes queda todavía demasiado cerca de Saramago.
Fallaron quienes apuntaban a Roth. Además, el académico sueco Horace Engdahl largó su teoría al respecto con la antelación suficiente.
Fallaron los ilusos que aspiraban a que ganara Fuentes. ¿Ha leído la Academia el libro editado por Seix Barral con el título En esto creo? Es de Fuentes. El tiempo no perdona.
Vargas Llosa, otra vez. Y doy gracias al cielo, que otra vez no.
Esta vez ni sonó mi favorito McCarthy. Habría que pasar su nombre al académico ¿Engdahl? McCarthy se muere cualquier día sin Nobel.
Había un Adonis, un Oz, una... El caso es que se lo dieron a Le Clézio y eso que su nombre sonaba la víspera. O sea, con premeditación y alevosía. Yo hubiera entendido que se lo concedieran a otros franceses como Echenoz o a Quignard, mais non.
"¿Quién recuerda el nombre de un académico sueco?", preguntaba Borges.
Engdahl, Engdahl, Engdahl, Engdahl... De la escuela borgiana.
P.D.: Lo bueno que tiene el Nobel es que no hacen control antidóping a los ganadores. No tienen que devolver los premios.
jueves, octubre 09, 2008
El melomerezquismo deportivo (2)
Los “míos” son Zatopek, Kukuczka (a la izquierda de la fotografía), Induráin, Nadal... Porque no son necesarias las victorias para que los admiremos.
Y me hubiera gustado no conocer así a mi héroe de Pekín, ese andador de 50 km marcha que pide públicamente perdón a los españoles con los ojos sombríos y la mirada en los pies por su mal resultado en las Olimpiadas.
"Evidentemente estoy decepcionado porque no he estado al nivel de lo que requiere la situación. He fallado al deporte español, a la marcha española y se ha quedado gente en casa que venía mucho mejor que yo hoy. Sólo puedo pedir perdón a la gente que he fallado".
Ha entrado en meta vacío. Está derrotado, dolido, aguanta las lágrimas con entereza. Piensa en voz alta en el tiempo que ha robado a su mujer y a su hija para llegar a Pekín, y que, a pesar de lo que les ha hecho, no ha podido estar arriba en la prueba. Piensa en los atletas que podrían haber ocupado su lugar y hacerlo mejor. Pide perdón a todos, humillado. Anuncia su retirada de las competiciones. "Ha sido mi última carrera de alta competición. Ha llegado el momento de dejarlo. Llevo 25 años y ya noto que no estoy a la altura de las circunstancias, la maquinaria no da más de sí y viene gente joven empujando muy fuerte".
Y yo hubiera dado una patada en la rodilla para doblar al carroñero que alentaba semejante confesión aguantando el micrófono, que animaba a seguir la confesión con un silencio expectante, que no retiraba el micrófono, que permitía semejante acto de humildad y grandeza.
Santiago Pérez, puesto 26; 3 horas, 59 minutos y 41 segundos, marchando.
P.D.: La fotografía está tomada de picasaweb. La gente que conocía a Kukuczka quedaba impresionada, entre otras cosas, por su tripilla.
Y me hubiera gustado no conocer así a mi héroe de Pekín, ese andador de 50 km marcha que pide públicamente perdón a los españoles con los ojos sombríos y la mirada en los pies por su mal resultado en las Olimpiadas.
"Evidentemente estoy decepcionado porque no he estado al nivel de lo que requiere la situación. He fallado al deporte español, a la marcha española y se ha quedado gente en casa que venía mucho mejor que yo hoy. Sólo puedo pedir perdón a la gente que he fallado".
Ha entrado en meta vacío. Está derrotado, dolido, aguanta las lágrimas con entereza. Piensa en voz alta en el tiempo que ha robado a su mujer y a su hija para llegar a Pekín, y que, a pesar de lo que les ha hecho, no ha podido estar arriba en la prueba. Piensa en los atletas que podrían haber ocupado su lugar y hacerlo mejor. Pide perdón a todos, humillado. Anuncia su retirada de las competiciones. "Ha sido mi última carrera de alta competición. Ha llegado el momento de dejarlo. Llevo 25 años y ya noto que no estoy a la altura de las circunstancias, la maquinaria no da más de sí y viene gente joven empujando muy fuerte".
Y yo hubiera dado una patada en la rodilla para doblar al carroñero que alentaba semejante confesión aguantando el micrófono, que animaba a seguir la confesión con un silencio expectante, que no retiraba el micrófono, que permitía semejante acto de humildad y grandeza.
Santiago Pérez, puesto 26; 3 horas, 59 minutos y 41 segundos, marchando.
P.D.: La fotografía está tomada de picasaweb. La gente que conocía a Kukuczka quedaba impresionada, entre otras cosas, por su tripilla.
martes, octubre 07, 2008
Preguntas
Votamos (o votaron) “¡Sí!” una Constitución que no leímos (o leyeron), como la letra pequeña de las hipotecas. Allí colocaron de rondón un rey que ya estaba de antes y con salto de la línea de sucesión dinástica. Todo bien con aquel Juan Carlos 1 y su función bisagra en aquella época de cantautores y jerséis tejidos en casa. Pero de aquel JC 1 coronado por las cortes franquistas a este abuelo del por-qué-no-te-callas ha pasado un tiempo como para preguntarse:
1. ¿Nos merecemos un Felipe 6 en tiempos de música electrónica, gore tex, cese-temporal-de-relaciones y Campeonato de Europa?
2. ¿Sabina no canta contra esto?
3. ¿Por qué quedarán en el banquillo y sin trono la Infanta 1 o la Infanta 2 (silencio de feministas)?
P.D.: ¿Por qué no incorporan la Constitución española a las bibliografías de relatos breves? A mí, por ejemplo, en lo que toca a lo fantástico, me gustaron el del derecho a la vivienda y el de la igualdad de sexo.
P.D 2: ¿Por qué los reyes no abandonan los arcaísmos ordinales con latinajo? Raúl es el 7, no el VII; Maradona fue el 10, no el X... ¡Juan Carlos 1! Seguro que eso acallaría cualquier voz antimonárquica. Mola, una monarquía que venda camisetas. Y cada temporada podría sacar dos, la titular y la de jugar fuera.
1. ¿Nos merecemos un Felipe 6 en tiempos de música electrónica, gore tex, cese-temporal-de-relaciones y Campeonato de Europa?
2. ¿Sabina no canta contra esto?
3. ¿Por qué quedarán en el banquillo y sin trono la Infanta 1 o la Infanta 2 (silencio de feministas)?
P.D.: ¿Por qué no incorporan la Constitución española a las bibliografías de relatos breves? A mí, por ejemplo, en lo que toca a lo fantástico, me gustaron el del derecho a la vivienda y el de la igualdad de sexo.
P.D 2: ¿Por qué los reyes no abandonan los arcaísmos ordinales con latinajo? Raúl es el 7, no el VII; Maradona fue el 10, no el X... ¡Juan Carlos 1! Seguro que eso acallaría cualquier voz antimonárquica. Mola, una monarquía que venda camisetas. Y cada temporada podría sacar dos, la titular y la de jugar fuera.
lunes, octubre 06, 2008
El reportaje que no fue
Hace ya más de 10 años, en el master de periodismo de El País (de Madrid), un grupo de trabajo ideó un reportaje que respondería a la pregunta: ¿qué salida laboral tendrían nuestros líderes políticos si tuvieran que buscarse la vida como un ciudadano cualquiera? Así, prepararon un listado de las principales personalidades de la “clase política” de la época y elaboraron un currículo completo para cada uno de ellos. Sólo cambiaron el nombre del político famoso, y enviaron esos currículos urbi et orbi para buscarles trabajo. Los masterizables se esforzaron, pero el resultado fue un desastre. Había tres o cuatro posibilidades de empleo. Recuerdo dos: Esperanza Aguirre tenía esperanzas de trabajar como profesora de francés, Felipe González podía volver (con la frente marchita...) como abogado laboralista.
Los ministros y líderes de partido pasaban, en su inmensa mayoría, a la categoría de desempleados. ¿Sorprendente? Cualquier ciudadano español sabe que hay mucha carne (blandita) de INEM acomodada en un sillón político. Pero les dejamos hacer (y cobrar). Y ésta es la paradoja: sabemos que son legión los políticos inútiles que devoraría el darwinismo laboral. Pero los votamos y los votaremos, y luego nos quejamos.
No culpo a los políticos torpes. Si están a gusto así, ¿por qué van a cambiar? ¿Por la crisis económica actual? Ellos no padecen esta crisis, ni padecerán la siguiente. No van a cambiar, no van a asumir el esfuerzo de un cambio.
Los ministros y líderes de partido pasaban, en su inmensa mayoría, a la categoría de desempleados. ¿Sorprendente? Cualquier ciudadano español sabe que hay mucha carne (blandita) de INEM acomodada en un sillón político. Pero les dejamos hacer (y cobrar). Y ésta es la paradoja: sabemos que son legión los políticos inútiles que devoraría el darwinismo laboral. Pero los votamos y los votaremos, y luego nos quejamos.
No culpo a los políticos torpes. Si están a gusto así, ¿por qué van a cambiar? ¿Por la crisis económica actual? Ellos no padecen esta crisis, ni padecerán la siguiente. No van a cambiar, no van a asumir el esfuerzo de un cambio.
Retiradas
Christine y yo nos dimos la vuelta el domingo, unos metros antes de coronar la Mesa de los Tres Reyes. Fue por el hielo. No se aguantaban las pisadas sin crampones, y ni las manos se podían aferrar a las rocas. Así que bajamos y engrosamos el feliz grupo de fracasados en el collado previo a la rampa final.
Luego, en retirada campante, hicimos una parada técnica-micológica (un ¡ti-ta!) en algún lugar de la sierra de Leire. Rúsulas, rovellones, lepiotas, coprinos…: el surtido del otoño.
CLIC 1. Alineamiento: Christine y la aguja de Ansabère.
CLIC 2. Buscad la Mesa de los Tres Reyes.