miércoles, enero 27, 2021

Perros, honores, diablos, aldabas y astillas

Cual el dueño, tal el perro.
A tal señor, tal honor.
A tal casa, tal aldaba.
De tal palo...

martes, enero 05, 2021

Buzoneo de año nuevo en cimas menores: Muntto y Aizkorriko

Paseamos por el término municipal de Andoain, Guipúzcoa, para estrenar el año 2021. (Cómo pasa el tiempo...). Hasta hace poco el pinar joven cerraba la cima de Muntto, pero los pinos han crecido y el acceso a las rocas de la cima se ha aclarado algo.



La cima de Aizkorriko no soporta la comparación con sus vecinos Adarra, Onyo o Zaburu. Pero, a pesar de su altura modesta y de abrirse como un cortafuegos entre las plantaciones oscuras de pinos y tuyas, mantiene dos buzones (arruinados) y la ventaja de la tranquilidad para el estreno del calendario montañero.

lunes, enero 04, 2021

Tiempo de calendarios

¿Eres de los que tienen calendario de papel?
Sospecho que disfrutarás este artículo de Szymborska rescatado entre las reflexiones lectoras de Prosas reunidas.  Empieza así:
PASAR PÁGINA
¿Y por qué no dedicarle algunas palabras a ese calendario de pared al que le vamos arrancando hojas? No deja de ser un libro, después de todo, y bastante gordo, ya que no puede tener menos de trescientas sesenta y cinco páginas. Llega a los quioscos en una edición que alcanza los tres millones trescientos mil ejemplares, por lo que se convierte en el mayor best-seller. Exige a sus editores una puntualidad absoluta, dado que su aparición en el mundo editorial no puede retrasarse un año o un año y medio. Requiere una perfección profesional de sus correctores, puesto que el más mínimo error podría remover la conciencia de los lectores. Da miedo solo de imaginar una semana con dos miércoles, o que el día de Sant Jordi usurpe la festividad de San José. El calendario no es como una obra científica a la que se le pueda añadir una fe de erratas. Tampoco es un volumen de poesía en el que los errores del corrector pasan como un capricho de la inspiración. Toda esta argumentación nos lleva a la conclusión de que tenemos entre manos una rareza editorial. Pero eso no es todo. El destino del calendario no es otro que su progresiva liquidación al ir arrancándole las hojas. Millones de libros nos sobrevivirán y, entre ellos, habrá muchos que serán ridículos, inactuales o estarán mal escritos. El calendario es el único libro que no se propone sobrevivir a nuestra muerte, no reclama sinecura sobre el estante de una biblioteca y su vida es, por norma, breve. En su modestia, ni siquiera sueña con ser concienzudamente leído hoja a hoja, y sus páginas solo incluyen el preciado texto por si acaso. Hay en él un determinado día, rimas, grandes frases, chistes (los típicos de los calendarios, por supuesto), informaciones estadísticas, adivinanzas, advertencias contra el tabaco y consejos varios para combatir a los insectos domésticos (...).

Calendario de pared para el año 1973, Varsovia: Ksiazka i˙