viernes, mayo 29, 2009

El disco de Pink Floyd

Vivir en los corazones que dejamos atrás no es vivir
Joseph Conrad

Siempre le gustó guardar cosas para mejores momentos. Espíritu de ardilla, decía su madre cuando se encontraba el billete de una entrada de cine, un guijarro manoseado hasta el brillo, o una servilleta de papel con cualquier anotación indescifrable en el bolsillo de una gabardina. Quizá por atesorar o por ser fiel a algo concreto, compró un disco de Pink Floyd en España antes de su partida a Uruguay. Allí, se dijo, encontraría el momento adecuado para abrir ese disco y escucharlo. De esto ya hacía algunos años, no demasiados, pero la técnica ha progresado, los tocadiscos se extinguieron y no se venden discos de vinilo como el suyo.
¿Cómo pasaron los años? Escucharé el disco cuando me licencie, dijo en un momento de optimismo. Tal vez entonces aún creía que terminaría los estudios de Ingeniería, hoy sabe que nunca obtendrá ese diploma. Cuando los estudios fueron desplazados por otros intereses, se prometió: escucharé el disco cuando encuentre a la mujer de mi vida. Pero, claro, para eso, el lógico precisa mirar la vida desde el final. ¿Quién le dice a un tipo cargado de dudas que “la mujer de mi vida” es Juliana, Federica, Lurdes o hasta la misma Marta? Quizá a cada una de ellas se lo dijo alguna vez. Con vehemencia.
-Eres la mujer de mi vida…
Lo que parecía imposible de determinar por su parte se lo concedió al matrimonio. Era una prueba segura: cuando me case, se dijo, será que habré encontrado a “la mujer de mi vida”. Entonces escucharé el disco de Pink Floyd. Pero no se casó, en su lugar se fue a vivir con Marta. ¿Era Marta la mujer de su vida? Casi no le dio tiempo a proponerse que cuando fuera padre de una niña escucharía el disco, porque nació un niño; y ya le estaban saliendo los dientes a Fernando, cuando sus padres, o sea Marta y él, se separaban como amigos, como es costumbre hoy en día entre las parejas civilizadas. En esa separación limpiamente ejecutada por Marta estuvo tentado de escuchar el disco, pero eso hubiera sido un gesto inolvidable de masoquismo. Sufrió mucho con aquella separación, tanto que se arrepintió de no haberse casado, de no haber escogido el nombre de su hijo por la tontería de decir que sólo tenía reservados nombres de nena (Lurdes, Lidia, Lorena: el imperio de la ele), de no haber puesto el disco a todo volumen cuando Fernando nació.
Mirando hacia atrás en aquellos años, sólo ve un cambio de orden en la sucesión de las excusas. Sí, cuando Marta se separó de él, ya era tarde para abrirlo. Tan tarde que ella se apropió el tocadiscos en la separación; tan tarde que ya no le quedaba ningún amigo de verdad con un aparato semejante en casa. Y sí, conocía a alguno que todavía guardaba su tocadiscos, pero aparecer en su casa significaba recontar el postergado fracaso, el abandono, las oportunidades fallidas. Pensó en los últimos hitos: cuando Marta y él compraron el piso, el bautizo secreto de su hijo en el baño antes de salir de casa para siempre, el viaje a Amsterdam... Comprendió: había que conservar un sueño, aunque fuera añejo, de vinilo y oído por los demás. Era su reserva (y su peculiar renuncia). Se prometió, además, no revelar a nadie el título del disco.

miércoles, mayo 27, 2009

El maravilloso mundo de la ortografía

En el examen de ortografía (y puntuación) los alumnos tienen que quitar y poner para que las frases sean correctas.
La última decía así:

No saben los porques de su tristeza. Le han preguntado muchas veces que le pasa, por que no cuenta el motivo de su yanto. Ya no saben que más hacer, no hay como sacarle de su mutismo.

(Jugad si queréis, tiene seis errores).

Mi sorpresa como corrector llegó cuando un alumno tachó mutismo y escribió nudismo. Aprobó.

martes, mayo 26, 2009

Soy un ser del pantano


El 20 de mayo lo comprendí gracias a esta tira de La Vanguardia. Sí, lo confieso: soy un ser del pantano. Y más aún cuando no me afeito.

lunes, mayo 25, 2009

Telenovela medieval

Theodossio el de Goñi es un caballero medieval de 35 años, recién casado y con complejo de Peter Pan. Marcha a las cruzadas, se juega la vida tres o cuatro veces en combate, y termina con sus huesos en prisión. El compañero de celda es un guerrero prisionero clavadito al negro de Gladiador. Con él escapa hasta un puerto del Mediterráneo y por el camino se salvan la vida mutuamente cuatro o cinco veces. Entre los dos, toman un bajel pirata que llaman, por su bravura, El Temido, en todo el mar conocido, del uno al otro confín. El amigo de Theodossio, que responde con soltura “vale”, “guay”, “de puta madre” y “tío”, y responde, además, al nombre de Othelo, se queda en una escala en Venecia. Theodossio navega solo y naufraga ante las columnas de Hércules, tras chocar con una ballena. El hambre hace mella en él y tiene que comer carne de mono, lo único que encuentra en un peñón. Cruza en tres días a caballo cuatro Comunidades Autónomas, de incógnito, con una capa enorme de color noloveas. La primera noche conoce a Ramoncín en una posada silenciosa. La penúltima a Soraya, que desaparece inopinadamente. La última noche de su viaje a galope, poco antes de llegar a su hogar, se detiene para tomar un vino (D.O. Navarra) en la tercera posada. Entonces oye que malmeten contra su mujer: que Sigrid es una fresca, oye. El caballero, que ha conocido (bíblicamente) a demasiadas meretrices, se cree, como el ladrón, que todos son de su condición. Craso error, porque la mujer navarra jamás es infiel. Theodossio sabe que un vasito de vino es beneficioso (¡lo dicen los médicos!), pero no trasegarse dos jarras. Se embrutece, hace el baile del gorila. Cabalga de nuevo. Luna llena, of course. La noche es para los cornudos. Llega a su hogar y, antes de que el búho cante dos veces, entra a su alcoba como un ninja. Allí encuentra dos bultos en la cama matrimonial. Desenvaina la espada y… ¡zaca! ¡zaca! Mata a la pareja.
Se queda a dormir en otra de las habitaciones de su casa, satisfecho, con el honor repuesto del macho bravío. Por la mañana, resacoso, se encuentra con Sigrid, su mujer, en camisón, abrazada inocentemente al peluche del muñeco Piloto. Qué alegría, qué alboroto… Y qué sorpresa. ¿Quién dormía en nuestra cama? Tus padres, que estaban de visita.
Fray Guillermo de Baskerville oye en confesión a Theodossio. Como el caballero medieval no se puede ir de rositas, además tiene que expiar la culpa, Theodossio es encadenado y debe vagar por los montes arrastrando cadenas hasta que se suelten solas. Desde Goñi, vaga que te vaga, llega hasta las cumbres del sur de Aralar. Allí hay una sima profunda donde habita un dragón, que exige la ofrenda de una virgen cada año. Theodossio no lo permite, se enfrenta al dragón y recibe la ayuda divina con la aparición del arcángel Miguel, que le libera de las cadenas con un simple movimiento del dedo corazón y un mensaje misterioso:
-Termina con el velocirráptor.
(Música épica, con coros). Parece que al dragón velocinosequé le van a dar bambú (canción de Miguel Bosé, que se va imponiendo a los coros). Pero, como aparece, el arcángel desaparece y deja el trabajo al Theodossio, que tiene una pelea de episodio entero digna de Dragon Ball. Pero al final de la batalla está más rajado que Goku
(porque muy bueno el entrenamiento tirando de cadenas, pero es de sobra conocido que, si quieres ponerte cachas, el mejor entrenamiento consiste en empujar una rueda de molino, como Conan -así se hipertrofian hasta los músculos de masticar chicle-).
Theodossio va a morir entre las garras garrosas del veloci, pero resulta que la virgen es una de los inmortales, y Sean Connery le enseñó esgrima, y agarra la espada caída de Theodossio y ¡zaca!, le abre el vientre a la bestia con un roto en forma de Z. El veloci agoniza con un discurso que suena con dos voces, como el Dúo Dinámico, Resistiré: que él sobrevivió al combate con Gandalf El Gris, y jajejijojú, que él volverá como el mal bicho de la momia en La Momia I y La Momia II...
Y sí, la virgen en cuestión se parece demasiado a la Catherine Zeta Jones de hace 20 años. Me llamo Zeta. Llámame T., le dice con tono de rapero Theodossio, antes de caer exangüe. Y Zeta curará las heridas del cuerpo de Theodossio, primer plano de las manos de Zeta que encajan como llave y cerradura en las viejas cicatrices de T., en las nuevas heridas de T., en… Puesta de sol. Y en la fiebre delirante, él confesará su violencia de género y número, y los setales de monguis y perrechicos de Andía y Aralar. Zeta se desnudará para aliviarle la fiebre pechito con pechito. Y T. descubrirá que ella no era tan virgen cuando, como escribió un alumno de primer curso de Comunicación: “allí pasó lo que tenía que pasar”.
(CON ESTO LLEGAMOS AL CAPÍTULO 13. En el 14 sabremos que Sigrid está embarazada y sin suegros después de la visita de Theodossio, y que Zeta está prometida a Erik El Belga, un famoso ladrón de templos).

Después de ese truño (que nadie busque truño en la RAE, dejaos guiar por la sonoridad) de teleserie llamada Águila Roja, que ha arrasado en la audiencia española, que nadie critique mi sinopsis de guión para la teleserie: Theodossio, el de Goñi (subtítulo en ciernes: ¡Qué pasa pues, o qué!). Para todos los públicos. A los mayores les sonará de algo, los jóvenes se quedarán boquidifusos y patiabiertos (¿o era al revés?).

Garmo Negro (grisáceo)


El sábado pasado, Asun, Karmele, Lourdes, Pilar y yo ascendimos a Garmo Negro (3.051) desde el Balneario de Panticosa. Por la mañana llovía, pero nos arriesgamos (como dirían Adelaida y Juanjo) y tuvimos nuestro premio dos horas después, cuando las nubes se abrieron y un tímido sol nos acompañó, al menos, hasta cerca del collado de Garmo Negro. A partir de ahí, zarandeados por las rachas de viento, subimos la pala final nevada contra el cielo gris.
En la cima no nos pusimos en cuclillas como Robert Duvall, para decir emocionados “allí olía a... victoria”. Pero olía, olía.

P.D.: En la fotografía victoriosa, Lourdes mira de refilón el posible ataque antitroskista de Karmele, piolet en mano.

jueves, mayo 21, 2009

Eutanasia

Anoche mi madre y yo estábamos sentados en la sala hablando de cosas de la vida. Entre otras, del tema de vivir/morir.
Le dije: "Mamá, nunca me dejes vivir en estado vegetativo, dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me ves en eses estado, desenchufa los artefactos que me mantienen vivo. Prefiero morir.
Entonces, mi madre se levantó con cara de admiración. Y me desenchufó el televisor, el DVD, el cable de internet, el PC, el MP3/4, la Play-2, la PSP, la Wii, el teléfono fijo; me quitó el móvil, el Ipod, el Blackberry... ¡Y me tiró todas las cervezas!

Agradecido a Imanol, que me mantiene conectado diariamente al mundo de los mensajes del ciberespacio.

miércoles, mayo 20, 2009

Resistencia


Caminaba por el bulevar. Mañana soleada, 14ºC, bastante gente compartía mi propósito, no mi ritmo: 6,5 km/h. A esta precisión se llega después de mucho caminar.
Entonces un tipo salió de una calle perpendicular y se colocó a mi derecha. Exactamente al mismo ritmo. No le miré a la cara. Mantenía una distancia provocadora, casi dos metros en paralelo, como si avanzáramos por las calles de una piscina. Una sola sombra. Los demás quedaban atrás, los cazábamos en nuestra marcha paralela. (Excepto un corredor y tres ciclistas que pasaron pedaleando). Dejamos atrás, incluso, un chucho blanco, grande y juguetón, que cagaba en el radiador de un Mercedes.
Nos deteníamos en los cruces, esperábamos el cambio de semáforo o el paso de los coches. Reemprendíamos la marcha. Podría haber frenado y haber dejado ir a mi caminante paralelo, podría acelerar hasta 7 o incluso 7,5 km/h. Pero, ¿por qué tenía que cambiar mi ritmo? Eso hubiera significado un reconocimiento más complejo que la victoria o la derrota. Así que decidí aguantar. Llegamos a la rambla, ambos doblamos hacia Pocitos. Siguieron cayendo los kilómetros, y notaba la espalda y el pecho húmedos. Pero él no cedía.
Entonces nos miramos los dos a la vez, un segundo. Sudábamos.

P.D.: La ilustración me la ha enviado J. Tengo también mucho que agradecer a Sergio.

martes, mayo 19, 2009

Cerca de Anayet

El sábado, Lucía, Patxi y yo confiamos en la mejoría del tiempo y salimos desde cerca de Rioseta, para subir por Canal Roya hasta la cima de un Anayet.
Nevaba un poco, pero habían prometido claros por la tarde.
En el último collado de Anayet, tuvimos dudas: ¿pico, 2.545, o vértice, 2.559?
Y optamos por la bajada del lado oeste, una retirada porque la nieve estaba demasiado floja.
Al final, entre sube y baja, fueron ocho horas de montaña esforzada.




Posado de Lucía y Patxi.


Lucía, junto a la cascada.

miércoles, mayo 13, 2009

A vascos no nos gana nadie (4): la montaña más alta

La montaña más alta es algo que, por alguna misteriosa razón, preocupa mucho a algunos patriotas que la exhiben como un mérito personal (aunque no la conozcan ni la quieran subir).
El francés dice satisfecho:
-4.808, el techo de Europa.
(Y el Mont Blanc no es el techo de Europa, pero…).
Y el argentino replicará con digno orgullo:
-6.962.
Y el nepalí sonreirá enigmáticamente.
Las alturas y las temperaturas extremas coinciden en este orgullo de pandereta. En Siberia, por ejemplo, a medida que se avanza hacia el norte, en cada pueblo no tardan en dejar caer con orgullo una temperatura invernal más baja que el vecino del sur. Como si el mérito del frío correspondiera a cada ciudad y sus habitantes.
-Aquí, -30ºC… -dirá tiritando de satisfacción un vagabundo de Tiunmén.
-Bah, -40, fácil, fácil –replicará el hombre témpano de Surgut.
Y así.
Atentos, porque la cuestión de las alturas, como todo lo vasco, es difícil. Me apoyaré en la explicación previa de la geografía y los números.
La montaña más alta del País Vasco (3) es el Aizkorri; en realidad, una de las crestas del macizo del Aizkorri, el Aitxuri (1.551).
La montaña más alta del País Vasco (4) es La Mesa de los Tres Reyes (2.428), la más alta de Navarra. Dicen “La Mesa” (nombre más popular que Erregeen Mahaia).
Pero la montaña más alta de los vascos, de Euskal Herria (6 ó 7) es el Anie (2.507), casi en Zuberoa (gracias, Ander), casi en el lado vascofrancés.
Recomiendo Aitxuri para el paseo otoñal, desde San Adrián; La Mesa de los Tres Reyes, desde el refugio de Linza, entre el 6 y el 14 de julio; Anie, desde la Piedra de San Martín, en invierno, con nieve dura.

martes, mayo 12, 2009

Hielo


Cuando mamá murió, mi padre hizo todo lo posible por mantenernos a flote a mí y a mi hermana Anne. Pasamos tiempos difíciles. Hipoteca, rentas atrasadas y todos esos líos. Nunca vi caer una sola lágrima de los ojos de mi padre. Pero las cosas mejoraron y el viejo consiguió una casa sobre el lago Bulrmont en la ciudad con el mismo nombre. Los veranos eran cálidos y aburridos, ya que éramos los únicos que nos quedábamos en el pueblo porque mi padre no se tomaba vacaciones. Con Anne nos llevábamos bien (yo soy dos años mayor). No éramos tal para cual. Pero nos queríamos.

El invierno de mi decimoquinto cumpleaños mi padre me regaló un par de patines de hielo para estrenar en el lago que se petrificaba apenas comenzaba la estación. Por supuesto mi hermana también tuvo su par. Nunca antes habíamos patinado pero el solo hecho de tener algo que hacer nos alegró el día.

Los dos entramos al lago de la mano. Luego de un par de minutos de caídas involuntarias, conseguimos soltarnos. Mis movimientos eran torpes, como si siempre buscara algo donde sostenerme. Anne lo hacía de maravilla. Luego de una hora, conseguí trasladarme sin problemas por la pista. Avancé hasta lo profundo del lago. Siempre me pregunté qué diablos habría en él. No tenía ni idea de si había peces u otros animales. Me sentía Jesús dando mis pasos por el agua y diciendo a los demás, “vieron, soy el mesías”.

SIGUE AQUÍ.

P.D.: En la imagen dorsal, el autor: I.B.
Si alguien quiere saber su nombre, que se lo pregunte vía blog.

P.D.2: Ander me envía la imagen. Pescadores en la bahía congelada de Ammassalik.

P.D.3: Y como me recuerda Ander en uno de los comentarios, debo recordar que la foto groenlandesa es de Dani Burgui, un grande.

Domingo montañero y setero

El domingo, Asun, Karmele, Lourdes, Pilar, Ángel, Patxi y yo recogimos perrechicos (y coprinos, y senderuelas, y champiñones, y setas de cardo) y los cocinamos en el monte, nos detuvimos para ver las ranas y para oírlas croar (Pilar las grabó), recogimos tomillo en flor, subimos a los Altos de Goñi.

En la galería de imágenes:
Su majestad primaveral, el perrechico (antes Tricholoma georgii, ahora Calocybe gambosa).


El buzón de los Altos de Goñi, a mitad de camino entre un gnomo y cierto personaje de la Pantera Rosa, ¿recordáis? (Identificadlo aquí).


Último descenso, a punto de llegar a Senosiáin, tras siete horas de excursión, Patxi Ingalls, el primero de la pradera (también fue el primero en la cima/pradera de Goñi).



P.D.: Peter, el setal de perrechicos era de padrenuestro y tres avemarías. Tú me entiendes.

martes, mayo 05, 2009

Ésta es la publicidad que me provoca ahora en televisión

Sonrisas: "Respuesta profesional". Telefónica (MAJ lo sabe), ha tocado el cielo con este anuncio /aviso.
Intimidad escachada (la mía): Flex. Anuncio/aviso parto en casa. Hago záping cada vez que lo encuentro en televisión, debo de ser muy tiquismiquis, pero a mí me duelen los ojos cuando la gente ofrece tanto de su intimidad. No me sirve ese tono de documental. Es gente de la que no conozco nada, aunque le metan los deditos al piano para guiarme melódicamente por las imágenes. ¿Soy el único que cambia de canal en cuando asoma el anuncio/aviso?
Lejana cercanía. Aportación montevideana: Axe y ojos locos. La versión que se emite ahora en la televisión española está recortada: arranca con la brevísisima imagen de los edificios y la escena de la playa de Pocitos, luego sigue la escena del colectivo y termina con el feliz desenlace del paseo.

P.D.: Clic, clic, clic.

Bisaurín: memorable

El horizonte, el gran azul.

Álvaro en la pala, de bajada.

El domingo, Asun, Lourdes, Álvaro, Patxi y yo disfrutamos de un día memorable con la ascensión a Bisaurín (2.670).
En la cima tomamos una botella de Protos, daiquiri (con nieve) y licor de manzana silvestre de elaboración casera. Luego, en la bajada, algunas piernas iban... suaves.

P.D.: Ese mismo día Javier también estaba allí. Ese mismo día cumplía años Eileen.
P.D.2: Fefi, tú sabes.

Ezkaurre: venerable


El sábado, Asun, Lourdes, Álvaro, Patxi y yo subimos la peña Ezkaurre (2.050) desde Arguibiela.
Como podéis ver, hay una fotografía clasificada X (con las piernas), al borde del precipicio.
La otra imagen corresponde a la mesetilla cimera del Ezkaurre. Siempre que subo a Ezkaurre recuerdo el adjetivo que usó Angulo en su guía para describir esta cima: venerable.