viernes, diciembre 30, 2011

Luz lenta de poniente: la cima en Sobarcal, la mirada en Txamantxoia (o Maz)

El 26 de diciembre, Pilar, Patxi y yo disfrutamos de la montaña en la subida a Sobarcal (2.255). La luz ofrecía unos paisajes maravillosos, la nieve estaba dura... Merendamos en la antecima e iniciamos el descenso a sabiendas de lo que iba a pasar: se nos haría de noche a mitad de bajada.

Antecima coreografiada (patita adelante, ¡op!). Telón de fondo: Petrechema y Mesa de los Tres Reyes.

Tomamos la pala helada en la directa al collado de Petrechema para ganar tiempo. Fue un error, la prudencia exigía lentitud.
El brillo del hielo... El color de las agujas de Ansabere.

A partir de ahí no pedimos el milagro de Josué, pero contabamos los minutos y nos fijábamos en los matices de la luz.
Fotografía de Pilar.

Patxi en su imitación ejemplar de la figurita del montañero metálico de Txindoki.

 Perfilando, que es gerundio.

A la altura de las Foyas del Ingeniero cayó (y calló) la noche, que se cerró por completo en el bosque de Gamueta, con placas de hielo traidoras.


Patxi, "gamueteando".

Después del espectáculo de la luz de poniente contra Txamantxoia (o Maz), bajaba cautivado por el arco mínimo de la luna creciente, por las estrellas, por los crujidos helados bajo los pies... y con la memoria puesta en otras noches que llegaron despacio como aquella vez en Midi Ossau con Majo en invierno y sin frontal, como en aquella la bajada de Infiernos con Lucía y Patxi, también sin frontal... Esta vez había dos frontales."Progresamos adecuadamente", no cabe duda.
Y el 2012 se aventura prometedor, quizá todos llevemos navaja, bolsa y frontal a la montaña (como Dios manda).

Ubeltz y Herniozabal: Val Dieu y Cordón Negro, respectivamente

 Estamos de celebración, por Navidad. Y Koro, Lourdes, Álvaro, Imanol C., Imanol E. y yo cumplimos con la clásica excursión matinal del 25 de diciembre, también conocida como salida inter-banquetes. El primer propósito apuntaba a la cruz de Uzturre, desde Irura y con bajada a Izaskun. Pero nos pusimos más infantiles (aún) y decidimos una salida más fácil y resultona que recomiendo a los padres sembradores del vicio montañero en sus hijos. Poco después de Tolosa, nada más empezar el desvío que conduce a Azpeitia, hay a la derecha una salida que sube 7 km hasta Urkizu. Se sigue por carretera asfaltada un poco más arriba, y se gira a la derecha en el cruce que marca el caserío de Atrantxabesaletxe. El asfalto se torna pista cementada hasta cerca de la antena de Olamuño. Allí hay hueco para aparcar, a lo sumo, dos o tres coches. Ya estamos a una altitud de 750 m (aprox.) y el camino deja a la izquierda un hayedo mochado, y luego sube por el barranco (sendero) hasta una fuente nueva. Lizarbakarra queda a al derecha y se puede optar por subir por sendas borrosas (a lo loco, a lo loco...) Herniozabal (1.010) o Ubeltz (1.016). Nosotros subimos primero Ubeltz.

 En Ubeltz: Val-Dieu Grand Cru.
De Ubeltz a Herniozabal.

Herniozabal.

 En Herniozabal: el brindis de cava en copa que trajo Álvaro.

jueves, diciembre 29, 2011

Regalos en la víspera de Navidad: exkalextri, nintendo, paisajes y pie azules

El 24 de diciembre Patxi convocó a los amigos al monte. No revolveré el asunto de convocador y convocados, pero fue un día de regalos en un circuito con vocación circular, salida de Andoain, cimas de Belkoain y Andatza, y llegada a Zubieta.
En el buzón de Belkoain, encontramos una rana metálica con un papel en la boca. No sabíamos que era un correo para el Olentzero hasta que lo leímos, que, si no, hubiéramos reservado la inviolabilidad de la correspondencia.

 El buzón.
 La rana tiene algo en la boca...
 La carta.
 Dejamos las cosas como estaban.

 Las vistas de Orio y Guetaria previas a la cima de Andatza también eran dignas de regalo. Y..., en fin,  ¿no encontráis cinematográfico el gesto de Patxi, convocados? Aquellos pie azules olían a... ¡Victoria!


Porque, sí, vimos Pie azules (Lepista luscina) que salían ajustados a la comparación clásica: "como setas". Recogí 6 kilos, podría haber recogido otros 6.



P.D.: Ojalá el Olentzero haya cumplido con "exkalextri" y "nintendo".
P.D.2: Y no diré cuántos participamos en laconvocatoria montañera.

viernes, diciembre 23, 2011

¡Feliz Navidad!


Queridos.
Y un homenaje al amigo Álvaro que ha mandado la felicitación navideña que me ha hecho reír como un bobo (nada difícil) en medio de una Casa de Cultura.





lunes, diciembre 19, 2011

Marta, Javier, Mamés (san) y Antonios y hasta un lobo (bueno): nombres encadenados

El sábado 17 de diciembre se casaron Marta y Javier en la capilla de la Casa de la Misericordia. Y qué bien.
Aquí debería terminar, pero ante ellos (tengo que contarlo) la figura de un santo con un león detrás... Y se parece a Javier (Clemente). Y Jorge me dice: "¿Ese no será san Mamés?". Pues va a ser que... ¡YGonzalo e hijo en brazos! Veo también a Beatriz. Y qué bien otra vez.
A las 14,03 termina la ceremonia y salgo disparado hacia el Museo de Bellas Artes, otros amigos salen dentro de poco de "ver a Antonio". Dicho rápido, parece que unos amigos han ido a ver a Antonio Banderas o a Antonio Martínez (algo tienen los Antonios). En esta ocasión es López. Y López es también el lobo de la segunda mejor canción de Kiko (Veneno).
En el museo de Bellas Artes, un niño me mira con los ojos cerrados. Sé que a Javier y Gonzalo también les miraría, fíjamente

miércoles, diciembre 14, 2011

Petraficha (2.188) y Quimboa (2.179)

 Rampa final para alcanzar Petraficha. Al fondo, Alanos, Espelunga, Ruzquia, Ezkaurre y el valle de Zuriza.

 Casi cima de Petraficha, con Chipeta, Castillo de Acher, Agüerri y Bisaurín como telón.

 Desde Quimboa. Palas, Balaitús, Midi Ossau... parecían cercanos.

 Y los pasos sonaban a hielo quebrado.

 Azul desde Quimboa. Fotografía de Patxi.

El "frontón" nordeste de Quimboa. Fotografía de Patxi.

Una perdiz nival levanta (rompe) el vuelo, aún no es blanca. Una liebre sale de los pies y corre por el entorno del collado de Petraficha. Patxi y yo hemos salido del aparcamiento de Tacheras (por la GR11), pero no pisamos nieve, dura y escasa, hasta pasar los 1.900. Enlazamos en un paseo Petraficha y Quimboa. Poco antes de salir al collado de Quimboa Bajo, almorzamos bocadillo de queso y unos tragos de Azpilicueta. Sólo queda improvisar una bajada por un barranco de margas y volver a Tacheras. Os dejo algunas imágenes del 8 de diciembre, jornada para la contemplación.

lunes, diciembre 12, 2011

El buzoneo montañero: Urdajamentu, Azkiolaundi, Azkiola Txiki, Zulaiko, Arlabain y Artzanburu

 Urdajamentu.

 Azkiolaundi.

 Azkiola Txiki.

 Zulaiko.

 Arlabain.

 Artzanburu.

Ahí estuvimos, el domingo 10 de diciembre, atentos a los buzones, sumando pequeñas cimas encadenadas entre el collado de Igoate y el de Biozkornia. Nosotros: Asun, Pilar, Álvaro, Imanol, Patxi y yo. "Ellos", en rosario calizo: Urdajamentu (1.371) -os aseguro que no es juramento, insulto o blasfemia-, Azkiolaundi (1.373), Azkiola Txiki (1.352), Zulaiko (1.361), Arlabain (1.359) y Artzanburu (1.368).
Salimos desde cerca de Brinkolazar, alcanzamos Intzuzaeta y desde allí el paso de Igoate (1.324). Una vez en altura, el tobogán tomó rumbo al noroeste para enlazar las cimas. El viento gélido nos sacudió de cara (así que, según los códigos de honor, era un viento tan valiente como gélido) y trajo las nubes. Bajamos valientes (nosotros también bajamos de cara, sin rodeos) al collado de Biozkornia, un poco más abajo almorzamos al abrigo de una borda y, rumbeando hacia el nordeste (por hayedos primero, entre robles, pinos y alerces después), volvimos a Brinkolazar en un pispás gracias a la eficaz guía de Patxi.


Detalle del buzón casita con rana de hierro de Artzanburu.

P.D.: Y hasta recogimos unos ejemplares de pie azul (Lepista nuda).


Anzotiello (2.211)

 En lontananza, la perspectiva de Espelunga como aleta (de tiburón) y Ezkaurre; un poco más cerca Quimboa Bajo y el Mallo Paco Gamueta. Para la agudeza visual, y con un clic sobre la imagen, queda el descubrimiento de la mancha del valle de Belabarce. Fotografía de Patxi.

Regalo de San Nicolás: Anzotiello al alimón (torero) con Patxi y con la buena compañía de las Kasteel Rouge (no son un grupo femenino de música pop, sino cerveza belga).
A veces la bajada es tan hermosa como la subida (sólo a veces).
Ruta de ascenso. Desde la carretera de Zuriza a Linza, poco antes de la fuente de los Clérigos, donde entra la pista de Gamueta, tomamos una "senda de fortuna" por el hayedo para alcalzar la loma que separa el barranco de Eras y el de Gamueta, por ahí llegamos hasta el barranco entre Quimboas y el "Mallo de Paco", seguimos hasta cerca del Paso de Anzotiello (2.014) y atacamos la rampa final hasta Anzotiello (2.211), una cima caliza, fácil y audaz (este juego de adjetivos emocionan a Patxi).
Ruta de descenso. Caminamos en dirección al "Mallo de Paco" para, antes, enfilar hacia el norte una bajada vertiginosa al barranco de Gamuetas. Cuando se llega al entorno de la Plana de Diego, conviene seguir bajando por el barranco a la derecha del pequeño refugio. Una vez en el bosque de Gamueta, las marcas de pintura sirven de guía hasta la carretera.

P.D.: Dentro de unos días añadiré más imágenes de la jornada.

lunes, diciembre 05, 2011

Orkatzategi, Haitzulo, Andarto Txiki: entre las calizas de Araotz

 Haitzulo, al fondo la salida al nordeste. (Foto de Imanol con cámara de GP).

 Haitzulo, vista hacia el sudoeste. Fotografía de Pilar.

Orkatzategi. Al fondo, Orixol, y Amboto; abajo, el embalse de Urkulu. Fotografía de Patxi.

El domingo 4 de diciembre, Asun, Karmele, Pilar, Imanol, Jesus, Patxi y yo dejamos dos coches junto a la iglesia de Araotz (barrio de Oñate) y nos encaminamos hacia uno de los barrios del barrio, Urruti, donde ya confirmamos que Argi, setter de Araotz se venía con nosotros. Desde Urruti subimos un poco por pista hasta improvisar hacia el este, entre rediles propicios para las setas de san Martín, champiñones y senderuelas (aunque el tiempo ya pasó). Salimos, guiados por la fina orientación de Patxi, a la GR que alcanza Haitzulo, una espectacular cueva túnel, un ojo en la caliza por el que la mirada se abre al norte. Sin llegar a crestear, subimos después hacia el oeste a Orkatzategi (874) y descendimos con rumbo al sur y la meta puesta en el Andarto. Pasamos por Satikurutz Gain (830) y llegamos a almorzar al paraje de Aitzotz, entre hayas deshojadas, a pocos metros de la cima de Andarto Txiki (847), que quedó para después del chocolate del postre.
En la cima se resolvió la duda (¿subimos Andarto o no?), el GC (Gran Capitán) Patxi optó por la clasicidad y volvimos a Araotz en una circular de huida. Pero aún quedaba una sorpresita en el collado entre los "Andartos": justo al empezar la bajada hacia el sudeste, encontramos en la base del Andarto una cueva interesante para quienes no pasan de la talla 46. Allí, Imanol, Jesus, Patxi y yo nos deslizamos o reptamos (como lombrices o como serpientes, que cada cual juzgue en conciencia su propio estilo). La cueva tiene una entrada muy estrecha, un tubo de unos 8 metros (es difícil el cálculo tanto para lombrices como para serpientes). Se llega después a una sala alargada en la que se camina sin apreturas, y se sigue por lo que parece una salida de desagüe en un pasillo con zigzag. Un paso estrecho, que de nuevo obliga a pegar el pecho en la tierra, conduce a una hermosa sala con murciélago (el plural sería exageración para la crónica), estalagtitas y estalagmitas y hasta un lago venido a menos por la sequía heredada de los meses pasados. En ese lago muere la goma amarilla que como hilo de Ariadna anima a la exploración.

P.D.: Hoy he descubierto dos músculos dormidos tiempo ha: ¡los romboides! Dos, menor y mayor, aunque yo noto mayor (molestia) en el menor. ¡Y los serratos!, que hasta mi presente era en singular una cima de la zona de Panticosa, en Pirineos.

P.D.2: Imanol añade que la cueva para los de talla igual o menor que 46 se llama Txomen Koba Bekoa (de la revista nº 18 Karraitza pág. 27).

viernes, diciembre 02, 2011

La fatiga (mental) y el desahogo necesario

Muchas cosas acaban, y está bien que así sea. Amén. Qué bien que se acaba la cerveza verde de flor de cactus; qué bien que se acaba la escuela (¿o no?); qué bien que se acaba el yogur, que nos educa para los finales (¡deja de hurgar con la cucharilla, membrillo!); incluso acaba la temporada de hongos con un golpe(cito) baztanesco a finales de noviembre.
Se acaban hasta los rollos.
Este rollo tan negro como higiénico del baño de una cafetería de Santesteban (Navarra) se acabó hace casi un año. No os lo había contado, me lo guardaba... Y antes de que se pierda hasta el recuerdo de las versiones bajo la lluvia de Nexus 6 (Roy), aquí estamos cibermirándolo, tan tranquilos, sin apretones, casi podría escribir la leyenda al estilo Magritte:
Ceci n'est pas un rollo negro".
(Y en el baño de mujer había un rollo anaranjado, palabra de alguien que se acercó a curiosear con afán científico).
Un rollo digno de Agatha Christie, que mató a su personaje Poirot en Telón, aunque la puñetera postergó más de 30 años la publicación de la novela guardada en la caja de seguridad de un banco, que apareció en 1975, un año antes de la muerte de la autora (D.E.P.). Sólo Christie sabía que el personaje de los Los cinco cerditos o Sangre en la piscina era un "muerto". (Y en la última dejó a Poirot calvo y con peluca).
Sólo una mujer puede organizar los finales así..., ¡ay! Un día las personas se verán a sí mismas como simples individuos cuya misión es perpetuar la especie y, quizá entonces, acabarán para siempre las hombreras; una tarde acabará el otoño sin la llegada del invierno, cuando la Republicana Academia Española (RAE) descarte la palabra por abuso de "o", o, simplemente, cuando no exista la estación; acabará incluso el fútbol, tremendo. Nos avisan en un documental de La 2: dentro de no sé cuántos millones de años, el sol se funde (así, en presente histórico futurista).
Y otros papeles limpiarán otras lindezas, y callarán los pájaros cantando de El viaje definitivo, y el adiós será adiós, sin cerveza verde, sin la búsqueda ingenua de hongos en fin de semana, sin cóctel de versos de Sabina con voz de Ismael Serrano, sin que nadie diga lo que otros pensaban y no dijeron (porque, dicen, aquellos no se atrevieron a decirlo). Y la pizarra de Exactas sin limpiar quedará llena para demostrar que 1 es mayor que 0, para infundir confianza; y E=mc2 se conservará grabado con compás en la madera de algún pupitre de museo (¡malditos neutrinos superlumínicos!); de la oración quedará la parte de Brodsky, y las manos juntas como en una fotografía de primera comunión, y los primatólogos volverán explicar que dos monos se despiojan, pero que, a partir de cuatro, gritan para generar confianza en el grupo; que en los humanos la intimidad es cosa de dos y no de cremita (yo te despiojo, tú me despiojas), que el trío implica el despiole del despiojo, que la risa es del grupo, no de la pareja que se despioja ("Cariño, es que ya no nos reímos como antes..."). Regla de tres: "los primatólogos son a los antropólogos como los ingenieros técnicos industriales (peritos también reconocidos como Pedritos) a los ingenieros".
En fin, que se olvidarán hasta de Emil Zátopek en Helsinki 52. Entretanto, agradezco más a la educación recibida la regla de tres, El perseguidor de Cortázar, El hombre tranquilo, o las parábolas de las semillas, que lo que vino después de las razones trigonométricas. Y llueve. Y verdean los cereales en los campos con los días más breves del año boreal. Suena una versión agónica de Semilla negra. Llámese fatiga a todo esto. Mañana comeré fruta, me sumaré al pensamiento matinal de Ghandi y todo arreglado.
Pero, ¡gracias!, una mujer dice: "¡Hala, a dormir!".
Y en la retirada con los pasos del perito gólem, con la última efervescencia de las "pequeñas células grises", caen oncológo, mocoso, mondongo... Coondo Fornondo sótomo osobo Pontolón...
Y Scarlett Johansson Gabbana tiene anuncio nuevo que supera al embutido del año pasado (conviene verlo varias veces).
¡Hala!

jueves, diciembre 01, 2011

Tu primera vez (la rara memoria del tacto)

¿Recuerdas la primera vez que tocaste la piel de un abrigo? Zorro, conejo, visón... Y esa costumbre que aprendiste a dominar: pasar la mano disimuladamente por el abrigo de una señora al paso.
(Y se ata el recuerdo de la escena de Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, cuando se hunde la mano en el saco de legumbres. Y la experiencia de meter el brazo en el trigo de un granero. Y el plumón caliente de un aguilucho. O en el otro extremo: intentar estrangular una anguila).
Hoy pensaba en la experiencia que tantos no conocemos ni conoceremos (creo que se nos pasó el arroz): la primera vez que te metes en un abrigo o en un chaleco de pieles.
(Porque aquel disfraz de la Pantera Rosa no era de pieles, no).
No me imagino vestido con un abrigo de pieles. Sospecho que me sentiría raro, incómodo. Quizá pudiera hacerlo en un viaje muy muy al norte o muy muy al sur. Sí, hay que viajar más a los extremos...
Pero sospecho que tú, que has vestido con pieles, recuerdas perfectamente tu primera vez. Tuvo que ser memorable.