miércoles, junio 22, 2011

Forca de Alanos (2.390)

Pin, pan, y cima.

Los esforcados (Asun, Pilar y yo) subimos el domingo 19 de junio a Forca desde Oza. Nos las prometíamos muy felices, porque el día estaba despejado y no demasiado caluroso, cuando nos encontramos en el punto de partida con un grupo de 29 montañeros procedentes de Bilbao.

Pilar dándolo todo en la rampa de salida al collado de Lenito.

Asun entre Forcas. Son dos peñas con casi la misma altitud. Pero la del vértice geodésico estaba abarrotada.

Bajamos desde el collado de Lenito hacia el collado de Lenito Bajo (la vía del sur). Entonces disfrutamos del silencio (y del lomo, y del jamón, y del queso de cabra).

Ya no hay perrechicos a estas alturas.

lunes, junio 13, 2011

Argualas (3.046)

El 12 de junio, Asun, Pilar, Susana, Ángel, Imanol E. y yo subimos Argualas desde el refugio de la Casa de Piedra, en el destrozado escenario del balneario de Panticosa. La ascensión no es larga, pero el desnivel de 1.400 metros se acusa, sobre todo en la bajada.

Con la sombra por delante en la Mallata Alta.

Dede la Mallata Alta, optamos por subir hacia la izquierda, por una especie de tubo. En el collado de las Argualas ya se veía el cielo nublado, aunque las cimas cercanas tenían aún buena visibilidad.

Cuando llegamos a la cima de Argualas, las nubes entraban y salían en Argualas, Algas y Garmo Negro.


No usamos crampones (porque no hacían falta) y bajamos a toda velocidad y con diversos estilos. Está el estilo cadeneta de roca...


Y el despendolau por la nieve (del que no colocaré fotografía).
Almorzamos donde surge un arroyo poco más abajo del collado Pondiellos. Disfrutamos de un gloriosos surtido de embutidos, vino y patsarán de Asun.
Luego, en un tiquitaca, regresamos al punto de partida.

Lecherín (El Libro, Pico de la Garganta de Borau: 2.570)

Inicio del ascenso definitivo, ante los Mallos de Lecherines.

El 11 de junio, Pilar y yo subimos a Lecherín por el sur, y por el camino de Caperucita (el largo, si se compara con el del lobo). Desde Rigüelo, nos acercamos al refugio homónimo cercano a la variante de la GR11 y subimos después al collado de la Magdalena (cambio de valle) con vistas al refugio López Huici. No bajamos hasta el refugio con premeditación: junto a una zona de arcillas ricas en sales se relamen los sarrios confianzudos. No conozco otro lugar de Pirineos donde se dejen acercar tanto. Subimos hacia el collado de Lecherines, entre los Mallos de Lecherines y Lecherín, y pasamos junto a la sima Maguila (¡qué grande el Gorila Maguila!).
El tramo final de Lecherín tiene un par de brechas en la caliza para subir, optamos por la que está más hacia el este y marcada con algunos hitos. Hay que poner las manos para llegar hasta la ermita buzón de la cima (2.570).

Obsérvese el adoquinado interior de la ermita buzón. Un fenómeno, el artista adoquinador.

La nomenclatura de la cima ofrece tres posibilidades: Pico de la Garganta de Borau, El Libro y Lecherín. Yo me quedo con la más fácil de recordar.
Desde Lecherín la vista es maravillosa: el entorno de Collarada, Pala de Ip...; el omnipresente Midi Ossau; Aspe; los Mallos de Lecherines al estilo Monument Valley...
Pero me llamó mucho la atención ver a nuestros pies el antiguo ibón de Tortiellas colmatado y verde tierno, con el arroyo que culebrea en las clásicas "aguas tuertas".

Con un clic en la imagen veréis las aguas tuertas y, en el siguiente valle, el campamento militar de Rioseta.

Bajamos por el camino del lobo: desde el collado de Lecherines, en dirección sudoeste, para coincidir con la línea de hitos que guían la ruta desde el Paso de la Garganta de Aisa hasta la GR11, cerca otra vez del pequeño refugio pastoril de Rigüelo.

Y a lo largo del trayecto hubo hermosos perrechicos.

P.D.: Tenía ganas de escribir "pastoril" (que, para mí, siempre va unido a "bucólico").

lunes, junio 06, 2011

Llana de la Garganta

Foto cimera de ojos cerrradoentornados.

El domingo 5 de junio, Asun, Ángel, Imanol E., Patxi y yo subimos la Llana de la Garganta (2.599) por Rigüelo, la vía del sur que entra al collado de Napazal o Wallon (collado que merece el nombre de brecha si se sube por el norte).
Primero aclararé que todo menos Llana (o Llena, o Plana). Con un desnivel de unos 1.100 metros, la subida resulta algo incómoda por la pedrera del canal entre la Llana del Bozo y la Llana de la Garganta. Por allí vimos sarrios confianzudos y un nevero que nos obligó a colocarnos los crampones donde el canal se estrecha.


La segunda mitad de la ascensión la hicimos en una nube..., ¿de felicidad?, por supuesto, y de agua también. Primero fue la niebla densa que nos impidió disfrutar del paisaje en el tramo final de la ruta por el sudoeste de la montaña, donde hay que usar las manos. Luego llovió en la bajada desde la cima hasta cerca del refugio del Cubillar del barranco. En el refugio disfrutamos de un almuerzo que se convirtió casi en merienda por la hora. Chorizos, jamón serrano, queso, ese vinito riojano... Y una mención sublime al patsarán de Asún. Lo llamo patsarán porque eso no es pacharán, ni patxaran, ni leches. Es una esencia de endrina que ha adquirido solera en los últimos meses y... En fin, esto es para probar, no para escribirlo juntando adjetivos y comparaciones como si etiquera un vino.


Más allá del refugio llegó la cosecha de senderuelas y perrechicos.
Y muy bien.

El otro Artikutza

El 2 de junio, Asun, Patxi y yo caminamos en tobogán por la finca de Artikutza y sus límites (cima de Altuta) en busca de ferrerías abandonadas, hornos caleros (también abandonados), setas y otras manías. Todo un éxito.

Encontramos el centro de producción antivampiros, obsérvese el palé con las estacas a punto para la distribución.

Por los hayedos y robledales, encontramos gamuzas, zizas y algún hongo.



Y ferrerías arruinadas, con estampas a medio camino entre Centauros del desierto y Los inmortales (de los humedales).


Por si fuera poco, en el viejo coto minero de Artikutza siempre descubrimos alguna vieja mina, son pequeñas galerías de extracción de mineral de hierro.


Y, claro, Patxi opina que hay que ir más a Artikutza.

P.D.: También aprendimos que una "bisfurcación" es el lugar donde un camino, río, etc., se divide en cuatro ramales o brazos.

P.D.2: Y que lo de culebrear tiene sus matices.

miércoles, junio 01, 2011

Cuando exploramos (III): Aleph nasal

Primero fue la superficie de la Tierra: dibujábamos mapas y nos traíamos cosas de los lugares lejanos (¡tan cercanos para sus nativos!). Ahora, y seguimos con la camiseta de la humanidad puesta, decimos en plural que estamos en las profundidades del mar; ahí los humanos exploramos con submarinos y cartografiamos a golpe de ecos. Y sacamos a la superficie liviana animales inverosímiles, sobre todo peces feos, que mueren descomprimidos por el conocimiento (el nuestro).
La enormidad del espacio vendrá después. No quiero imaginar cómo saldrá Bilbao en ese mapa, sólo espero que no cunda el ejemplo de la Luna y que no vengan muy cargados de piedras.
El límite no existe, o eso gusta decir a quienes dan volteretas con bicicletas sin guardabarros o empalman de marcha tres días. Pero hay otras exploraciones más íntimas que nos abren caminos insospechados. No me refiero a la moderna exploración de lo pequeño (aviso: los átomos quedaron grandes), sino a esas exploraciones de tamaño humano. Porque si, como decía Protágoras, el hombre es la medida de todas las cosas, todas las exploraciones se reconcentran en una persona hurgándose la nariz.
(Siempre se pueden localizar con la punta del dedo elementos sorprendentes y regiones ignotas).