lunes, agosto 13, 2007
Magisterio
Recibo tranquilo y agradecido la muerte de Peter, mi maestro y amigo.
Hoy me sumo a los recuerdos con una lección (que fue) de su saber estar y dejar hacer, y una cita "malvada" (que no será).
Escribí una crítica dórica de un libro de Daniel Penac, Como una novela. Eran sólo cuatro líneas. No me avergonzaba, en esas cuatro líneas yo creía haber concentrado la esencia del libro, lo que podía decirse de él: una referencia al autor, al género de la obra, a la novedad de su contenido, al estilo… todo redondeado con un veredicto. Cuatro líneas con el tamaño de la letra 10.
Entonces yo era una de las tres mejores expresiones de lo que Peter cafificaba como "ciberpaleto". Afortunadamente, un compañero me mostró cómo se movían los márgenes en la pantalla.
-Primero el izquierdo, después del derecho... Y la letra más grande, tamaño 12.
Ya tenía una crítica con formato de columna y doce líneas. La firma abajo, otra línea, trece. A mi columna le precedía el título original de la crítica y una especie de capitel de la columna con la ficha técnica del libro. Quedé más que satisfecho y se la entregué al profesor.
Era la primera práctica de la materia de escritura periodística del último curso de Ciencias de la Información. Peter decidió que no puntuaría la primera práctica (¡mi obra arquitectónica!), a cambio nos regaló unos comentarios al pie de cada texto. A mí me decía:
“La próxima vez estírate un poco más, hombre”.
Y me estiré para la segunda práctica, claro. Llegué a la clase dispuesto a pasar al ordenador la crítica oculta en mis papeles de borrador con tachones y flechas.
-¿Primero las escribes en papel y luego las pasas al ordenador? -me preguntó Peter.
-Sí.
Sé que le gustó que dijera sí. Sé que le gustó que las escribiera primero en papel. Aún lo hago.
La cita es de Paul Johnson. Me hubiera gustado soltársela a Peter apoyado en la barra de la cafetería del Faustino. Así, como que no, después de largar algún comentario a propósito de la moda New Age, de Coelho, de la traducción al español de las instrucciones de uso de un electrodoméstico made in Taiwán, de Soledad Puértolas, de... Pequeños juegos de cortado y café con leche. Pólvora sin bala.
"La primera pregunta de Gandhi al levantarse, dirigida a las mujeres que lo atendían todas las mañanas era: 'Hermanas, ¿esta mañana han tenido un buen movimiento intestinal?'".
¡Ah..., me hubiera encantado escuchar su réplica!
P.D.: También le hubiera gustado ver las "bovejas" de la fotografía en aquel hayedo en el que recogimos aestivalis.
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10 comentarios:
Sí. Esa mirada de aprobación cuando parecía que ya estaba todo perdido (¿qué es eso del tabulador?) y uno ya sólo quería que se lo tragase la tierra.
Así era Peter:
"Sí es cierto que venía mucha gente fardando de idiomas y de seminarios de economía: era gente que no interesaba nada para NT".
Seguro que esa cortés pregunta matinal se hubiera institucionalizado entre dos personas tan educadas como Peter y tú.
Sabio Gandhi.
Hoy, mientras sonaba el "Agur Jesusen Ama" en la capilla de Irabia, he recordado que en nuestro último encuentro Peter nos confesó que cada vez le gustaba más la música de Fito y los Fitipaldis. ¿Te acuerdas? Y el contraste Fito-Jesusen Ama me ha parecido parte de una de sus columnas cibernéticas y ese humor raro de sonrisa lenta ha sido mi peculiar manera "piteriana" de decir adiós.
Copio ahora el primer párrafo de la introducción del libro de Graham Greene titulado "El perfecto espía":
"Apenas tengo títulos para escribir este prefacio, pues no estoy seguro de haber conocido a más de una docena de espías en mi vida, y sobre dos de ellos aún albergo mis dudas".
Yo al maestro del espionaje raro lo conocí en la redacción de NT, cuando me invitó a reseñar "Los huevos fatales " de Bulgakov. Después se despedió muy rápido. Rapidísimo.
Adiós. Ads. sssss.
Desde entonces no hago más que esforzarme por convertir mi caligrafía de tinta de limón en algo a la altura de mis maestros. Y en todos estos años de oficio también he aprendido a reconocer a los nuestros: basta con decir a toda velocidad una palabra y desaparecer sin mirar atrás (sabiendo que volveremos a vernos).
Adsss.
Doctor V., ése es mi primer recuerdo de Peter. El señor que se despedía en medio segundo con un "buenoadiossss..." (que evolucionaba hacia "bndsss..."). Me hacía mucha gracia.
Yo se lo copié, lo hacía con mis amigos de Donosti y se reían. Entonces les contaba que eso lo hacía un amigo de Pamplona. Estos días yo les contaba que ese señor que se despedía "bndsss..." andaba muy pachucho. Y se acordaban de él, aunque nunca lo hayan conocido.
Y así ha sido la despedida de Peter, un buenoadiós una mañana de domingo de agosto.
Tarareo el "Agur, Jesusen ama" y se me pone la carne de gallina.
PD: Se hace duro que los blogs avancen, que sobre los textos acerca de Peter ya se estén posando otros con otros asuntos. Menos mal que siguen ahí las Letras Enredadas. Lo estoy revisitando todo el rato. Creo que voy a empezar a leer uno de los textos de Peter cada mañana, era lo primero que hacía al conectarme después del desayuno, antes que mirar el correo.
PD2: Gandhi habría encajado muy bien en los desayunos de nuestro piso de estudiantes.
Y las cataratas de la Facultad, Ander...
Le fui a ver al hospital y ten'ia como un hilito de la nariz. Le hab'ia contado por mail que los crios de mi familia estaban en huelga al grito de
"Juan de la Cruz, apaganos la luz".
Entonces nos dijo que, tal vez, no era el momento. Pasaron unos segundos y era el mismo, con media sonrisa dijo. Traerme polos de limon, de los de siempre. Solo puedo comer eso.
Vale.
No se que me llev'o a girar la cabeza cuando sal'ia y hoy a mirar pa arriba (era tal el diluvio.
Nos volveremos a ver.
Desde hace unos días hago lo dices, Ander. La verdad es que lo he hecho todos los veranos desde hace diez años: releer las aventuras de NT que escribió Peter. Y tengo ganas de rescatar sus columnas en Diario de Noticias. Son monumentos. Se lo he dicho esta mañana en el cementerio. Se ha enfadado. Peter, son cosas que pasan.
También releo a Peter -trato de dosificar las entradas-. Y me troncho vivo. Sienta bien.
Y es muy duro seguir, es cierto, pero duele más quedarse -siempre he sido de los que se quedan-. Tecleo con la certeza de que él no va a escribir más comentarios, pero con la esperanza de que siga leyendo.
Abrazo.
Carlos, no me interesa nada el arte de la ventaja. Siempre he preferido la desventaja.
Ese absoluto y absurdo descontexto del libro ventajoso le hubiese hecho nucha gracia a Peter.
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