Cuando aún tenía el saborcillo entre las muelas de los perrechicos de altura en Aralar, salí en busca de los hongos al hayedo del Realengo. El fin de unos coincide con la aparición de los otros. Fue así el año pasado, ha sido así este año.
Las fotografías son del sofocante miércoles 10 de julio.
P.D.: De las gibelurdiñas y las zizas, sólo asomos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario