Zurda estudiando por ósmosis. Mañana el sobresaliente, la matrícula de honor, el cariño de sus padres, el reconocimiento (envidioso) de sus compañeros... |
Elija un espacio luminoso, silencioso y relativamente cálido. Vista ropa cómoda. No estudie de apuntes propios o fotocopias; recurra al libro, el más gordo de la bibliografía. Lleve los aprestos para tomar notas (bolígrafo de su color favorito, papel que emborronar). Siéntese en una silla. Respire despacio. Abra el libro voluminoso sobre la mesa, ubíquelo en el lugar donde terminaría el arco de caída de su cabeza (balancee un poco el tórax en el cálculo). Seleccione a continuación el lado abierto del libro con más páginas y el lado de la cara: izquierda o derecha. (Ante la duda, nadie mejor que usted sabrá si es diestro o zurdo). Reajuste la colocación del libro y lleve el balanceo a término: recline el cuerpo apoyado sobre ese lado de la cara justo sobre la parte del libro con más páginas (guardan más saberes). Descuelgue (lánguidos) los brazos entre las piernas. Cierre los ojos, que ninguna mirada lo extravíe. Cierre la boca, que puede perder conocimientos y saliva.
(En la imagen se observa el caso práctico de una zurda en pleno proceso de asimilación).
El conocimiento empezará a fluir del libro a su cerebro por la simple búsqueda de equilibrio del saber. Quien no sabe nada o sabe muy poco, siempre gana. Pero, ¡cuidado!, quien se lo sabe todo no precisa aplicar el método.
La avanzadilla investigadora de los procesos de aprendizaje lo llama estudio por ósmosis.
P.D.: En el País Vasco, el método se utiliza también, con algunas variantes (los vascos no llevan el libro), para ligar en las barras de los bares y las discotecas.
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