
Piense en algo que esté mal en el mundo. ¿Ya?
Ahora busquemos al culpable: Bush, las multinacionales, la globalización, el capitalismo salvaje, el incumplimiento de los protocolos de Kyoto, la iglesia católica, los jueces, los árbitros y los entrenadores, los militares, la televisión, las drogas, los pesticidas, las grasas trans y el colesterol malo.
Encontró al culpable, seguro.
El mundo de la culpa no tiene ombligo. Y ahora que se ha muerto el dictador Pinochet, las televisiones del mundo aprovechan para enviar presentadores a Chile, para recordarnos en plena salsilla que él también tenía la culpa ahí abajo, a la izquierda, en ese país espinazo de Sudamérica.
(Por cierto, a la de Televisión Española la han zarandeado, le han arrojado objetos variados -y todo eso delante de las narices de los carabineros-. Además, los animosos defensores del difunto en ese tumulto nos han llamado a los españoles "huevones" e "hijosdeputa". Gracias, quizá así precedamos a los chilenos en el reino de los cielos).
¡Qué extrovertida es la culpa!
Hay, sin embargo, vastos espacios sin cobertura de televisiones, opinólogos ni nombres propios a quienes echar la culpa toda. Ahí dicen que campa el sida, ahí es noticia un terremoto o un tifón, ahí se extingue una especie de felino, por ahí castigan las sequías con hambrunas (que vemos en las campañas de Navidad y en los conciertos de rock), las masacres entre tribus que no conocemos, las guerras que ignoramos...
¿Cómo explicamos eso? ¡Ah, sí! Con bush (que por recurso repetitivo ha dejado de ser nombre propio), las multinacionales, la globalización…
P.D.: Si se buscan las imágenes en google con la entrada "culpa", abundan los dibujitos. Si se introduce "culpas", también aparecen los dibujitos; pero ahí enseguida asoman bush ¡e Ibarretxe! He optado por el colesterol, como tantas veces...