
Cien números después, es una revista semanal de pequeño formato que sigue como una agenda de servicios de entretenimiento (con secciones liliputienses: cine, música, gastronomía, lecturas…), donde desaparecieron los columnistas (se vistieran o no de columnistas), donde quedaron varados algunos columnáufragos, y donde M. Caviglia escribe las mejores crónicas gastronómicas de Uruguay (ella es el género).
En el número 100, el último sábado, los autores se retrataban mostrando de qué son fan. Está muy bien este método perfilador, y realmente confirmé mis prejuicios a propósito de la personalidad de los periodistas de VayVen. Quien me parecía un falso intelectualoide salió del perfil fan como falso intelectualoide confeso; quien me parecía idiota, idiota; quien me parecía aburrido, aburrido; y así sucesivamente... (Confirmación de prejuicios).
Quiero destacar dos elecciones de “fanáticas” que me hicieron pensar.
M. Barrientos y su adoración por las “Elizaga”. Yo vi y oí la actuación de una Elizaga madura en un corto audiovisual y desde entonces soy fan; seré fan (DEP).
V. Gómez y su deslumbramiento ante Quino. Ahí va una imagen (sin Mafalda).
P.D.: El domingo aún pensaba… ¿Por qué los argentinos no nominan a Quino para el Nobel de literatura? Se sacarían la frustración del Anobel de Borges… Por qué no Quino, insisto. ¿Acaso no será otra vez candidato Dylan, Bob?
P.D.2: M. Caviglia, te lo ruego, no abandones a pesar de la miseria que cobras por tu singular trabajo.