Un Aspe de viernes (20 de mayo) para Patxi y para mí. La ascensión partió de Rigüelo, por la vía normal del sur, hasta el abrevadero seco donde se decide si se subirá hacia las Llanas (de la Garganta, del Bozo) o Aspe. Allí recargamos agua en las cantimploras (manantial a la derecha del abrevadero) y tomamos la senda hacia Aspe a medida que las nubes de tormenta crecían.
En el karst de Las Llanas, las nubes difuminaban los perfiles del paisaje.
En el acceso del sur al collado, aún quedaban unos neveros, pero la nieve no ofrecía dificultades para caminar y se podía subir sin crampones.
El hombre llega tres horas después de la salida a su casita del Aspe (2.645).
Subimos solos, bajamos solos. La lluvia llegó con la bajada. En el verdor del valle giraban enloquecidos los buscadores de perrechicos (también fue un buen día para los seteros).
1 comentario:
¡Qué olvidada está la nieve en la costa! Leer tu crónica y taparme con la manta es todo uno. (Qué gusto).
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