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Bajada de Pardarri, enfilados hacia Uarrain. Fotografía de Patxi. |
El 10 de enero amaneció brillante en Aralar.
Pilar,
Susana,
Ángel,
Patxi y yo salimos unas horas después, bien redesayunados, del aparcamiento de Guardetxe (Navarra). Seguimos la pista hacia Igaratza, pero después de Pago-Mari (antiguo aparcamiento) nos desviamos por la loma de Beisao y Ormazarreta. Llegamos a Igaratza (un trago de agua) y seguimos la marcha por la PR hacia el collado de Irazusta. Enseguida, cuando dejamos atrás, al este, la cima herbosa de Olamuño, nos desviamos hacia Putreaitz. Nos asomamos a Otadizulo y mantuvimos la altura enfilados hacia el norte, poco a poco, giramos por la ladera de Putreaitz hacia el este y subimos por senda borrosa, entre rocas y con algunos hitos. Pasamos junto al vértice geodésico hecho una ruina y llegamos al buzón oxidado de la cima de Pardarri.
Redefinimos la ruta: ¿Ganbo? ¿Uarrain? Optamos por Uarrain, menos visitado, y almorzamos en la cima en pleno invierno, al sol, tan ricamente, y con el manto de nubes que cubría la costa guipuzcoana por debajo de nosotros.
(De postre, un asomo a la sima de Malkorri).
Regresamos al collado de Irazusta y volvimos a Igaratza por la senda balizada (PR).
Pensábamos tomar la GR marcada hacia Frantses erreka, pero para evitar el tobogán (mínimo) iniciamos una bajada franca y veloz con los últimos rayos del sol que parecían encender las ramas de los árboles.
Llegamos a Guardetxe de noche.
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