|
Descenso de Ekaitza por el noroeste perfecto hacia Komizko Gaina en la niebla. |
En la cafetería pastelería Sarobe (Bera de Bidasoa), la palmera se dobla sobre sí misma en un bocado de hojaldre sublime... (¡Ay, que babeo de memoria). Digo, que..., el 14 de septiembre, Pilar, Patxi y yo, felizmente redesayunados, emprendimos una ruta tresmilesca por montañas navarras cada vez menos transitadas. Sudamos mucho por la humedad en la ascensión de Arantza al "collado" entre Zipuru y Mairubaratzeta, después salvamos el collado de Buztiz (con manantial) y subimos a Mendaur. La ermita de la Trinidad estaba abierta y... entramos. Luego picoteamos la comida de gallinas que trajo Patxi.
Evitamos Mendieder en nuestra ruta hacia Ekaitza, por aquello de que no queríamos alcanzar cuatromiles en plan alpino, pura modestia. Entonces empezó a ascender ante nosotros el telón de las nubes por la cara norte de Ekaitza. Alcanzamos la cima: los brezos en flor, un cráneo de vaca, ruina de vértice geodésico, buzón y bandera casi pirata. Descendimos hacia Ibintza. Bajo la niebla -los gorilas de siempre- merendamos paté de campaña de Maskarada, chorizo de Salamanca y degustamos un Pruno sublime (tinto mencía). Después: breve ascenso a Komizko Gaina; bajada vertiginosa hacia Negusoro, con la ventaja de que la niebla no nos debaja ver la rampa; pista cementada con visibilidad y rastro de balizamiento para volver a Arantza; café con leche, bizcocho y a casa.
|
Cuando lucía el sol ante Mendaur. |
|
Últimos pasos antes de alcanzar la ermita de la Trinidad en la cima de Mendaur. |
|
Escalinata final del Mendaur, digna de Mórdor. |
|
Preciosas vistas en la cima de Komizko Gaina; sin buzón, pero defendido con alambre de púas. |
2 comentarios:
Es un vicio leerte.
Cuidado con la eresfeína, anónimo, que uno acaba buscando hongos en la nieve.
Publicar un comentario