lunes, octubre 24, 2005

La mentira de la milanesa


El tópico montevideano dice "la verdad de la milanesa". Renunciaré a las consideraciones sobre la verdad. ¿Alguien preguntó si en Milán saben algo de semejante atribución? En Rusia, por ejemplo, siguen sin noticia de la ensaladilla rusa, a la que llaman olivié (con regusto francés).
En otros lugares a esta milanesa se llama rebozado o empanado.
Es uno de esos elementos constantes del menú uruguayo y, quizá por empacho, muchos creen invento nacional, como el dulce de leche o el arroz con leche... (Sí, es cierto, he escuchado a más de un uruguayo apropiarse del arroz con leche).
Las milanesas pueden ser de carne, de pollo (¿y qué tienen los pollos sino carne?) y de pescado.
La mayor parte de las milanesas suministradas al público en cualquier boliche, restaurante o hasta cantina universitaria entran en dos categorías básicas:
MILANESA ORNI: Objeto Raro No Identificado; bajo la apariencia aceitosa y de pan rallado yace un pedazo de ¿carne? o un misterioso triturado (mejor no saber la procedencia). Generalmente se engaña el paladar y se consuma el castigo del estómago con una ración compañera de fritas (patatas fritas).
MILANESA JAMES BOND: duras, frías y con nervios de acero (como el mítico 007). Y con licencia para matar de indigestión.

Vinculada a la milanesa aparece una de las manifestaciones más recurrentes del amor filial uruguayo: "¡Las milanesas de mi mamá...!".
Y también lleva aparejada la milanesa una de las costumbres más asquerosas que he visto en una cocina: una mujer pasa la milanesa frita por el agua de la canilla (grifo), para que escurra el aceite y engorde menos. ¡Como si el agua disolviera el aceite! Luego se entibia (calienta) en el microondas y todo queda pronto (preparado) para el consumo humano (generalmente masculino).

A veces es mejor ir a comer a un chino.

5 comentarios:

Lou Membrillo, prima de Rogelio Membrillo dijo...

Por qué en vez de estropiarnos nuestras milanesas no contás como se hacen las torrejas, eso sí es repugnante.

Anónimo dijo...

No sé por qué eso de ORNI me recuerda a algo que nada tiene que ver con las milanesas :P

eresfea dijo...

ORNI es uno de esos sustantivos con gran tradición etimológica en mi imaginario, como bien sabes.
ORNI...
(Para comer: fruta.
Para pagar el menú: ¿se puede fregar?
Para dormir: muevo la litera como si fuera el barco de Chanquete).

Y trato de incorporarlo a la vida cotidiana.
¿Te das cuenta? Formas parte de mi memoria secreta.

Anónimo dijo...

Las mejores milanesas que comí en Uruguay las preparó la madre japonesa de John Hirata en una chacra perdida del interior. De las de la cantina hablamos otro día... Ah, y sobre el vinagre ese blanco y sin sabor a vinagre también podríamos hablar un rato.
Pero lo que yo estoy esperando leer en tu blog es un homenaje en toda regla a ese postre náufrago llamado Isla Flotante. Por cierto, la última novela de Hoellebecq se titula La posibilidad de una isla. ¿Debemos pensar que el galo se pasó por el Entrevero?
Fin fin,

V

Anónimo dijo...

Un momento. Un momento.
La milanesa no es uruguaya. Y los que se apropian de ella, no son orientales. Son bananas. El dulce de leche menos, y los tambores tampoco son uruguayos. Mal que les pese.

Solamente el POSTRE CHAJÁ es genuinamente URUGUAYO. Un día explico su mítico nacimiento en una cárcel de Paysandú.

Otra cosa ¿a quién mierda se le ocurre pasar una milanga por agua?
Eso es estar mal de la cabezota o adolecer de snobismo agudo.

Las cosas en su lugar.
YO TE VOY HACER MILANGAS Y DESPUÉS ME DECÍS.