martes, enero 31, 2012

Víspera de Reyes: De Calzadilla de la Cueza a Calzada del Coto

El 5 de enero trabajaba entre los futuribles un roscón de Reyes. Me preguntaba. ¿Dónde? Fue otro día de nieblas mal resueltas, apenas despejaba un poco y volvía a meterse la nube rastrera. No hubo roscón de vísperas, pero sí regalos.
Desde Calzadilla de la Cueza hasta Calzada del Coto el camino de Santiago avanza 27 km más. Hubo un café poderoso en el Club, que no bar, de Ledigos. Hubo bizcocho casero en el Hostal de Moratinos, un lugar alegre por la alegría con que lo regenta una señora alemana (casada con palentino). Y si pienso en los recuerdos de ese día, añado al hombre que limpiaba su tractor y un zorrito cojeando cerca de la carretera.

 La limpieza del tractor con manguera pistola en San Nicolás del Real Camino.

Mi imaginación lenta, ya en Sahagún, dedujo que preparaba el tractor para la Cabalgata de la noche. (Quizá mi imaginación estaba más predispuesta que lenta...).
El refugio municipal de Calzada del Coto es una casita de una planta, con 24 literas, baño, dos duchas de agua caliente y hasta un aparato eléctrico que calienta el ambiente cercano. Un gusto. Y está abierto todo el año. Para cenar hay que ir al bar del pueblo, el Estebuga. Y allí llegó lo mejor del día: la noche de Reyes.
La mujer que atendía la barra hablaba con amabilidad y hasta cierta preocupación: que no podía darnos de cenar aún, y eso que ellos siempre preparan unas sopas de ajo y... Que estaba ella sola porque su madre (sospecho: la abuela) había ido con el niño (mantengo la sospecha: su hijo, ergo el nieto de la abuela), así que no podía ir a la cocina. Pero que, en cuanto volviera, su madre nos prepararía algo.
("¿Algo?", decía mi madre, "¡la cola de un galgo!").
Esperamos. En la televisión había un programa concurso bastante competitivo. Arturo Valls preguntaba y, cuando un concursante no acertaba con la respuesta, se abría el suelo bajo los pies del concursante (¡chau!). Antes de que un concursante desapareciera, la camarera respondió que el protagonista del relato El Perseguidor, de Julio Cortázar, era saxofonista. Y desde ese momento los cuatro gatos del Estebuga empezamos a jugar hasta que, entre preguntas y respuestas, nos sirvieron a Alfonso y a mí sopas de ajo y huevos fritos con chorizo; y de postre, yogur.
-Eh..., ¿y no tendrán ya roscón de Reyes, verdad?
Verdad. No, no tenían hasta el día siguiente. Pero como era el día de Reyes, no abrían el bar hasta las doce.

lunes, enero 30, 2012

Camino de Santiago 2012 Parte I: De Población de Campos a Calzadilla de la Cueza (32 km en la niebla)

El peregrino camina ensimismado muchos kilómetros, esos instantes largos (creedme) en los que el gesto se hace mecánico y la mirada va más allá del presente, refugiada en el pasado, impulsada hacia el provenir. Hay algo tentador ahí, que tiene que ver con la eternidad. Pero no creáis tampoco que se toca la trascendencia en cada paso, no. El provenir más anhelado es más prosaico: alcanzar el próximo pueblo y que tenga un bar abierto; o unas sopas de ajo para cenar; o una ducha caliente. La niebla, eso sí, favorece una especie de estado de suspensión. Alguna vez he pensado que la eternidad (la usencia del pasado y del futuro, la ausencia del tiempo) era una niebla, pero esos pensamientos románticos no resisten la luz. Así, flotacaminando, con las gafas empañadas, pensaba en la lechuza capturada poco antes de llegar a Villalcázar de Sirga, alimento de las rapaces diurnas en cuanto levantara la niebla; pensaba en cómo había crecido Carrión de los Condes (en mi memoria) desde 1995; en qué bueno había sido el desayuno de Carmen en Población de Campos: por la repetición de café, por el pan tostado, por los sobados... Había coincidido a la altura de la lechuza con Alfonso, y juntos tomamos "un algo" en el hostal de Villalcázar. Luego él iba veloz y yo remoloneé hasta pasar Carrión de los Condes, donde me sorprendí recitando en voz alta dos versos:
"Diego Gonçález por la puerta salió
diziendo de la boca: «¡Non veré Carrión!»"
 Entonces aceleré el paso (con el cambio de ritmo es más fácil huir de la poesía que de la memoria) y vi no muy lejos la figura de alguien que caminaba hacia mí. Era lento. Era una peregrina (lenta). Era sonriente. Al cruzarnos, le dije en broma:
-¡Que el camino es en dirección opuesta!
-Sí.
-¿Vuelves a tu casa caminando? -Porque hay gente que no solo va, también vuelve a pie.
-No, ahora camino a Roma.
Le deseé buena suerte y la fotografié a lo lejos. Entonces  me acordé, tarde, de que los peregrinos van a Santiago; los romeros, a Roma; y los palmeros, a Jerusalén. Si no, la hubiera despedido con un "¡Adiós romera!" (que suena lo mismo a cancioncilla andaluza que a guisote de liebre).

 Luisa: alemana y, de momento, romera.

Unos kilómetros más allá, me encontré de nuevo con Alfonso y, tras un almuerzo frugal (y frutal: dos plátanos) en la fuente (sin agua) del Hospitalejo, seguimos cortando la niebla con nuestro paréntesis de conversación hacia Calzadilla de la Cueza.

 A falta de gorilas, ¡encinas en la niebla! Ya sólo faltan unos 6 km para llegar a Calzadilla. 

Alfonso había llamado por teléfono y estaba el refugio municipal abierto, daban de cenar y tenía duchas de agua caliente. ¡Pues mira qué bien! Una etapa de 32 km para el 4 de enero.

P.D.: La pista de cascajo que cruzaba la llanura desde un poco más allá de Sta. María de Benevívere hasta Calzadilla de la Cueza (un castigo para las plantas de los pies y los tobillos) es ahora una pista de grava fina, la pelouse perfecta para un andador de fondo.

P.D.2: Las fuentes palentinas y leonesas (fuera de los pueblos) que aparecen en los paneles de información para los peregrinos guardan una sorpresa: están secas o tienen un cartel que explica que las aguas en cuestión no están "tratadas", así que dejan a tu libre albedrío el trago y sus consecuencias.

P.D.3: Al encuentro de la memoria.

viernes, enero 27, 2012

Propósitos de Año Nuevo, ahora en paquete mensual

Hace años me llamaban la atención los propósitos de la gente que salía en televisión en ese reportaje clásico: "Diga sus propósitos de Año Nuevo".
El deporte, todo quisque dice que va a hacer más deporte o, más sinceramente, que va a hacer deporte (así, a secas). La mayor parte de la gente cree que le sobran kilos.
La dieta. Que "los excesos de estas fiestas", "que el colesterol no engaña", que tengo los triglicéridos por los cirros... La mayor parte de la gente sigue creyendo que le sobran kilos.
El tabaco. ¡Ojo al parche! Que van a dejar de fumar. (Aunque también dicen que es dejar de fumar y ganar unos kilos. ¡Ay!).
El inglés (estudiar el idioma). Está bien, reconozco que algún espabilado cita el chino
Un novio. Una novia.
Viajar.
Y ya está, a partir de aquí, poco más que rarezas clasificables en la categoría "Otros".


¿A que no os sorprenden? A mí hace tiempo que me parecen los propósitos normales de Año Nuevo para la televisión. Y sin pensar demasiado clasificaría en el baúl de los "Otros" a quien contara en el reportaje que se propone tratar mejor a su familia, a sus amigos, a su perro o a sus enemigos; o que quiere comer más pasteles de crema; que salvará más ballenas, o linces; o que leerá más, o que leerá; o que conducirá con más precaución; o que colocará el antideslizante en la bañera. Por eso ya no entro en el discurso de valorar los propósitos cuando veo el plan de Telecinco "Doce meses, doce causas". Sí que pienso, al margen de la bondad de las causas mensuales, ¡qué hábiles! Por la elección de la dosis, por la periodicidad. A lo peor, como está visto que al cabo de un mes los propósitos declarados se van al garete y que lo de "El día de..." (todos los días son días de algo, una peste) empachaba, se han planteado el encantamiento de la persuasión mensual, mes a mes con asuntos varios.
No me hagáis mucho caso, que vuelvo al reportaje "Diga sus propósitos de Año Nuevo" para agarrar un pájaro y dejar que se aleje la bandada de la empanada mental . No está grabado, pero yo este año me había propuesto dormir más. Y hasta ayer llevaba un enero de lo más cumplidor.


martes, enero 24, 2012

La caza del arcoíris. Altos de Goñi, Alto de las Bordas Viejas, Trekua (1.265)

Desde que Lucky Luke fue más rápido que su propia sombra...

 (Siempre estaré agradecido a Morris y René Goscinny).

Sólo nos quedaba la caza del arcoíris como reto luminoso. Caza mayor en claroscuros, persecución de años hasta que Patxi alcanzó en solitario la base del arco el domingo 22 de enero en el valle de Ollo a las 11 de la mañana. Cerca quedamos Pilar, Imanol y yo, y dos perros de compañía (pastores vascos), que decidieron juntarse con nosotros desde la salida en Senosiáin.
Que nadie piense en un arcoíris remolón. Se trataba de un "doble arco", en las imágenes se aprecia cómo Patxi, con el saber que dan años de persecuciones bajo la lluvia en Adarra y Artikutza, se hizo el loquillo (con disimulo y sin trogloditas) en campo abierto, avanzó sin capucha, despreció el cebo del segundo arco (que hubiera hecho las delicias de cualquier cazador de luz) y fue directo a la base del primer arco.

 
Acercamiento del experto.

 El momento de gloria.

 Sabemos ahora que ahí no se guardaba la olla repleta de oro, el clásico tesoro de los gnomos prometido en algunos cuentos. Quizá la crisis, argüirá alguno. (Crisis narrativa, crisis de fe, crisis economica...) Quizá..., porque no creemos que Patxi, con un gesto veloz, la echara a la mochila.
Y luego, victoriosos pero disciplinados, seguimos monte arriba y guiamos a un grupo de Pamplona. Pilar, Imanol, Patxi y yo alcanzamos la cima (alambrada) de Altos de Goñi, o Alto de las Bordas Viejas (antes también Trekua), ¡ojo al buzón! Comentamos que siempre tenemos un tiempo desapacible en este lugar. Y sí..., será porque es una salida clásica cuando la mañana se presenta lluviosa en San Sebastián: "Vamos hasta Irurzun, redesayunamos, y ya veremos a dónde vamos".



P.D.: Patxi no muestra secuelas después de la cacería. A la espera de que pase un tiempo prudente, no aparecen síntomas de otros iluminados. No se le ha encanecido el cabello súbitamente ni ha olvidado los pósters del Berekoetxea, en Gorriti, donde repostamos café con leche y caldos en el regreso.

Tamborreros (2012)

20 de enero de 2012. San Sebastián.
(Fotografía de Imanol).

Crónica de danzas vascas I: el baile de la Txuleta

 Primer paso: el desgüese, con apoyo de izquierda (atención a la flexión de índice).

 El titá (vibrante) de cuchillo. El ejecutante corta con precisión y velocidad que supera las posibilidades del ojo humano.

El bailar pegados del corte.

Presumen los del museo del chotis de bailar en una baldosa, y los de la ezpatadantza en hacer virguerías con saltitos y espada; pero el 19 de enero, en la sidrería Gartziategi, celebramos la tradicional danza de la Txuleta sobre plato (pocos bailes tan carnales como éste), que precisa el manejo magistral de arma blanca sobre loza (la baldosa cóncava). Imanol, Iñaki y el maestro Jesús, los intérpretes del cuchillo y tenedor, se esforzaron con la agilidad de pianistas; y los demás (Belén, Rosa, Ricardo y yo) jaleamos atentos la calidez y grosor de sus cortes.
Todo tan rico, ¡eh!

P.D.: ¡Próximamente Kaskanueces! (¡Te vas a enterar, Txaikoski!).

jueves, enero 19, 2012

La ciencia a granel

Oído en televisión: "Japón cazará este año 900 ballenas con fines científicos". Después veo CSI (Las Vegas) y veo cómo resuelven un crimen con el ADN de un pelo. Parece que los científicos japoneses hacen ciencia a granel.
En fin...


Sastarri: apuntes para la construcción de la memoria

Fuimos Asier, Imanol, Sergio y yo. Un poco más allá de Ataun, subimos hacia Aia y tomamos la pista cementada que sale del collado Urkillaga (513) hasta la presa de Lareo (735). (¡Ojo, el cemento está roto en algunos tramos y en otros "no está", es una sencilla pista de grava!). Se puede subir, escribo, porque vimos cómo subían en coche con cuatro ocupantes. Nosotros fuimos tan a gustico con el todoterreno. Se alcanza la presa de Lareo y desde ahí el camino está maquillado casi hasta la cima de Sastarri, y en el hayedo la cueva de Sastarri merece una visita.
En esta ocasión deslumbraba el rayo de luz que se colaba hacia  el interior de la cueva unos metros, y el lago estaba demasiado alto como para pasar a la sala que hay detrás. Pero exploramos y tuvimos en la yema de los dedos el contacto con el murciélago de herradura.
Después de la cueva, alcanzamos la cota más alta de la expedición: los 996 de Sastarri (998 según el buzón), una cima que ofrece la emoción de un cortado y la promesa de aventuras futuras en el paisaje cercano: Araztortzekogaiñe, Ausa Gaztelu, Txindoki, Uarrain...
Volvimos a Lareo por la vía en trance de desaparición desde que abrieron la pista que termina cerca del dolmen de Erremedio Belarsoro. La senda guarda algunos maquillajes en blanco y rojo, pero se borra sin remedio en el tramo que va del dolmen de Txotxeta hasta el sumidero (la "insurgencia") Ubedi. Ya en Ubedi, por el camino ancho, muy embarrado e invadido por las zarzas, se llega sin despiste posible a la presa de Lareo.
 Era una expedición para niños de cualquier edad, aunque las epidemias y los torneos deportivos de fin de semana dejaron solo a Asier entre los menores de 12. Le ofrecimos estalactitas y estalagmitas a tutiplén, el contacto tipo Batman, almuerzo caliente (sartén y hornillo de gas) con provolone, bocadillos de chistorra y ¡chocolate caliente! Tengo mis dudas, pero me parece que cuando llegamos a la cima  de Sastarri encontró el primer motivo para su memoria. Creo que la memoria más segura del domingo fue la del pedacito de madera (rescate de una tala de haya) depositada en el buzón de Sastarri (989) a modo de tarjeta montañera con su nombre y la  fecha: 2012 15 1.


Cuando los niños tienen más años se fijan en otras cosas. Yo, por ejemplo, me quedo con su memoria gastronómica (juzgó el cruasan del redesayuno en Lazkao comparándolo con la napolitana de chocolate que comió en la salida ochomilesca de Urkieta), con el entusiasmo con el buzón de Sastarri, y con el tesón de la limpieza de su calzado en la presa, donde dio buen uso del cepillo para cascos de caballo recomendado por nuestro Personal Shopper de los cachivaches de montaña (Patxi).




martes, enero 17, 2012

Camino de Santiago 2012 Parte I: De Castrojeriz a Población de Campos (29km). Excusas, esclusas y caridad.

Una coreana, un italiano, un brasileño, un madrileño y un donostiarra desayunan en el albergue municipal de San Esteban, en Tardajos (Burgos)... Y esto, que parece el comienzo de un chiste, es un agradecimiento a Paco, el hospitalero que pone leche, mantequilla y mermelada en la nevera; que deja tostadas y galletas, que tiene una alacena mínima con Cola Cao, café soluble, té... y un microondas que termina de solucionar el desayuno.
El 3 de enero salgo caminando solo de Castrojeriz a las 9,10 y llego a Itero de la Vega a las 11,25. En ese tiempo veo más setas de cardo, el yeso espejuelo de la subida a Mostelares y poco más, porque la niebla es tan densa que chispea y se me empañan las gafas. Pero cuando cruzo el Pisuerga y entro en Palencia no puedo evitar buscar algo para "aprovecharme". Pienso en la expresión "Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid", que sirve de excusa para soltar a continuación cualquier cosa, y la cambio hasta un "Aprovechando que el Pisuerga pasa cerca de Itero de la Vega". La guardaré como un comodín, ya veré qué añado, rumio cuando en el interior del bar y hostal Fitero (café con leche y hojaldre), de Itero, encuentro la máquina que supera mis ocurrencias. Como se ve a simple vista, no pasa por diseño italiano. La silla es eléctrica, y hace pensar en la silla eléctrica (la otra), pero masajea pies y pantorrillas. (Creo que a este cruce de pensamientos lo llaman eclecticismo).


La salida de Itero me aporta otro conocimiento más, "Aprovechando que el Pisuerga pasa..." me adentro en una zona de peligro singular, puesto que a las habituales señales que advierten del peligro de los ciervos saltando, aquí han añadido la valla que demuestra, tal vez, la naturaleza atlética de estos ciervos. Quizá hasta saltan coches a su paso. Quién sabe.


En Boadilla del Camino doy la vuelta al rollo gótico en busca de una fuente. Moraleja: merece la pena beber agua en la fuente de la entrada al pueblo. Camino 2 o 3 kilómetros más hasta alcanzar el Canal de Castilla. Resulta placentero llanear en paralelo al canal, observando las aguas. Poco antes de entrar en Frómista están las esclusas, y no son cualquier esclusa, no. Según el cartel explicativo: ¡"la esclusa cuádruple"! Que si se añade al aprovechamiento de que el Pisuerga pasa por... (Contente, contente, me digo).

 La esclusa cuádruple: esclusas 17, 18, 19 y 20.

En Frómista, la iglesia de San Martín está cerrada al mediodía y el albergue municipal no se abre por la noche. Así que ya engo una "esclusa" sólida para despachar la visita al pueblo con un café y seguir hasta Población de Campos. El tramo es una recta que no llega a los 4 km y camino con el peregrino de Madrid: Alfonso.
El camarero del bar (el bar abierto) nos abre para la compra el ultramarinos del pueblo. El refugio municipal está abierto y cobran 5 euros. Ofrece literas y mantas, y duchas de agua caliente. No tiene calefacción, "que alguien se la llevó" (lo oiremos varias veces). Lo lleva la señora Carmen, la misma que regenta la casa rural y el hostal cercanos. En el hostal nos ofrece una cena estupenda. Para empezar, sopas de ajo (tripitimos). La oferta de filete con patatas o tortilla de patatas se desvanece en la segunda conversación a propósito del segundo plato. Carmen toma el mando y ya sólo ofrece tortilla de patatas. Cuando llega con las tortillas, comprendo el porqué: está orgullosa de sus tortillas. Luego nos trae una sencilla ensalada. Y de postre fruta o yogur, o, basta un comentario mínimo, los dos. Y chupitos de orujo.
Poco antes de cenar llegó un italiano de la zona de Padua y con los muy ojos abiertos como un pasmarote, casi no parpadeaba, pálido, los labios amoratados, el cuerpo tembloroso. Se expresaba en inglés (a pesar de que algunos creeemos que el italiano parsimonioso es comprensible). Se había perdido al atardecer, que hacía mucho frío, que le dolía una ingle, que le habían acercado desde Boadilla (con parada inútil de por medio en el albergue cerrado de Frómista). El temblor de una mano era indomable. Después de la ducha de agua caliente, en la calidez del hostal, después del primer plato de sopas de ajo (Alfonso y yo ya comíamos la tortilla de patatas), comprendimos que lo de la mano no era cosa de frío, sino su temblor habitual. Él pidió una rebaja a Carmen para dormir en el hostal. Sospecho que ella deseaba que se lo pidiera desde que lo vio llegar aterido

El 4 de enero desayunamos en el hostal de Carmen: rebanadas de pan tostado, sobados, café para repetir. El italiano de Padua seguía durmiendo. Y Carmen nos pidió que rezáramos un padrenuestro por ella en Santiago.


lunes, enero 16, 2012

sábado, enero 14, 2012

Se necesita vuestra huella en las Malloas de Aralar

¿Otro que pide... y desde un blog? Bueeeeno, al fin y al cabo, ¿si os han pedido sangre y órganos para la donación en la calle, por qué no atender la llamada de un blog?
El miércoles 11 de enero redesayuné en el bar de la gasolinera de Atallo, lazo de hojaldre y café con leche. Las flores estaban congeladas a las diez de la mañana... El caso es que a las once y cuarto ya llegaba caminando tranquilamente a la pradera previa a la senda empinada que trepa hacia el collado de Astunalde y pone a tiro unas cuantas cimas fáciles o emocionantes (según caracteres) del entorno de las Malloas de Aralar.
No subía por ahí desde el verano y sospecho que esto está así desde las lluvias de noviembre. Cosas de la naturaleza y la erosión. En el entorno de Artzabal (desde que se llega a la alambrada con robles) y en Altxarte (en el tramo donde el zigzag cruza dos veces el cable que antaño se usaba para bajar los montones de hierba segada), la senda desaparece en algunos tramos entre corrimientos de tierra y avenidas de piedras amontonadas al capricho de una corrriente de agua ya desaparecida. Las sendas de la montaña sin maquillaje no conocen mucha más rehabilitación que el paso de la gente. Y esta senda no está maquillada (entiéndase: balizada con pinturas de HR, GR, PR...).

 
 La supuesta pista de la derecha es el efecto del agua que lavó la hierba.

 
Desprendimientos (uno de tantos) ante vuestras retinas.

Así que, atención si no conocéis bien el camino, no os lancéis (tan) alegremente. Y también: lanzaos alegremente a redibujar la senda con vuestros pasos. Algún montañero ya ha colocado unos hitos de piedra nuevos. Y esto me recuerda la lección que Patxi  repite una y otra vez en la montaña. "Vamos por el camino, si alguien se preocupó de abrirlo y de mantenerlo...". Si camináis por donde antes otros caminaron en la ladera de las Malloas para subir (o bajar) Astunalde, las huellas mantendrán una ruta que seguirán otros, vuestros pasos serán un eslabón.

P.D.: Subí Balerdi y Artubi. Disfruté un día despejado y esta estampa del Txindoki: al fondo, a la izquierda, Aizkorri; al fondo, a la derecha, Gorbea. Y muy cerca, Larraone solapado con Txindoki.


jueves, enero 12, 2012

Camino de Santiago 2012 Parte I: Explicaciones, páramo, pacharanes, setas...

Como hacen los estadounidenses algunas veces en sus reportajes, empecé esta sucesión de fotografías, comentarios e impresiones del Camino de Santiago con un quiebro, una escena. Y, como hacen ellos en el segundo o el tercer párrafo de esos reportajes, me ocuparé de dar algunas respuestas de contexto y de explicar las reglas del juego.
Camino de Santiago en enero, del 2 al 7, por por tierras burgalesas, palentinas y leonesas. La idea era (y así se cumplió) caminar lo ya caminado en 1992 y 1995. Espero volver en Semana Santa a León para iniciar la Parte II, la definitiva en este 2012, hasta Santiago. Y ahora muestro algunas imágenes del día 2 de enero, día de páramos burgaleses.
Esto es un páramo (palabra tan bonita... que luce tan bien con Pedro). El paisaje del páramo ofrece dos tramos memorables en Burgos: entre Rabé de las Calzadas y Hornillos, y entre Hornillos y el arroyo Sambol. El vídeo corresponde al segundo. El viento soplaba de cara. Y la soledad es una compañera excelente en el camino.


 En la salida de Rabé de las Calzadas, la caseta de una huerta ofrece misteriosas posibilidades. Apuesto a que es la puerta de caseta más fotografiada del Camino.

 En Hontanas, al borde del Camino aún abundan los pacharanes.

 El paso por carretera bajo los arcos de lo que queda del convento de San Antón me hace pensar. No diré qué, pero sí que esta vez la luz era perfecta.

 Setas de chopo (y antes las había visto de cardo, también). Lo mejor de todo fue que las vi en el mismo lugar donde las recogí (kilos...) en 1992. En esta ocasión, con el ojillo atento, recordaba aquella bolsa de basura negra que llené en aquel Camino (cuando me soportó José con santa paciencia). Recordaba cómo las cociné en el refugio de Castrojériz y cómo se fueron sumando a la cena los prudentes que no nos vieron morir fulminados cinco minutos después de degustarlas.

Año nuevo en Ulía (243)

Interrupción de Teleñecos en la ascensión, con elmarcoincomparable detrás.

El 1 de enero pusimos el cuentakilómetros montañero a cero. Patxi trajo al menos cuatro razones convincentes para que subiéramos a Ulía. Aportaré otras cuatro para acompañarle en su guía por el monte donostiarra:
-Ahorra horas de sueño al madrugón.
-Nos bajarían en coche.
-Haríamos chiste a costa de Patxi y la necesidad de oxígeno en esa altitud.
-Volveríamos al rancho del mediodía a tiempo.
Y subimos. Y bajamos (algo). Y subimos (otro algo). Y volvimos a bajar. Y... Si mostrara el recorrido con un trazado de ésos que marcan los gepeeses, veríais una especie de ocho trazado por un tembloroso.
Fuimos Asun, Marisa, Pilar, Patxi y yo. A la hora del ángelus, apareció Ángel en las alturas (243 m). Y allí, ya sin ochos ni toboganes, en lo alto de Ulía brindamos con cerveza belga (Val Dieu) y saboreamos unos pie azules navideños como acompañamiento.
Patxi y Marisa, audaces, bajaron andando. Los demás bajamos en el coche de Ángel.

lunes, enero 09, 2012

Camino de Santiago 2012 Parte I: La lechuza tuercecuellos

El día 4 de enero por la mañana, entre niebla y poco antes de llegar a Villalcázar, me encontré la lechuza tuercecuellos.

 

Estaba débil, golpeada. Con restos de sangre en el pico. La tomé con mi disfraz negro de invisibilidad teatral y la fotografié.

Luego me vi en sus ojos. La solté por aquello de que no hago prisioneros, ni siquiera heridos por topetazo de coche en carretera.

Me fui como había llegado, caminando, pero con un pensamiento raro: si hoy Bambi ha adquirido el rango de los clásicos grecolatinos en nuestra comprensión del dolor de los animales y El rey león, con aquello del ciclo de la vida, ayudó a tranquilizar a muchas personas, un simple paseo al borde de una carretera da para observar cómo ese ciclo pasa de 3D a 2D, cómo se lleva a dos dimensiones sobre el asfalto (aves, reptiles, mamíferos, anfibios...: todos laminables bajo los neumáticos).
Para leer: Todos los animales pequeños, de Walker Hamilton.

P.D.: "Tuercecuellos", porque es normal torcerse con el final del vídeo.


Txamantxoia (o Maz)

 En la cima de Txamantxoia (o Maz), con la pala del Sobarcal del día anterior en lontananza.

Descenso con Espelunga y Ralla de Alanos al fondo.

Fue el año pasado, el 27 de diciembre. Pilar, Patxi y yo guardábamos en la retina la estampa del Txamantxoia (o Maz) con la luz del poniente. Y no hubo muchas opciones.
Subimos desde el refugio de Linza, por la vía norte, después de asomarnos al bosque de Aztaparreta. Sobre las margas del tramo final comprendimos el error de esa ascensión sobre terreno "mixto" (calificativo de Patxi): había helado lo suficiente para que no agarraran bien las botas, pero los crampones no rendían entre la piedrilla.
En la cima (vértice geodésico y buzón, 1945) cumplimos con los posados del fotocol ante la mejor estampa de los Pirineos navarroaragoneses y bajamos al collado de Maz, por el sur. De nuevo la improvisación nos ofreció un aventurilla al descender por un barranco. Fue, en fin, un día hermoso, de ésos que te hacen recordar que algunas cimas pequeñas no lo son tanto.