martes, marzo 30, 2010

Udalatx, Erdikoatxa y Atxaurrutxugane

El domingo 28 de marzo (y cumpleaños de Álvaro), Asun, Diana, Karmele, Pilar, Ángel, Imanol, Jesús, Patxi y yo aprovechamos la ventana (como dicen los himalayistas) de buen tiempo para disfrutar de la caliza seca. ¿Dónde? A ver..., me enrollaré un poco: se conoce el caso del inglés que subió una colina y bajó una montaña, pero hay en Guipúzcoa una sola montaña con 1.117 metros y con tres nombres verdaderos: Udalatx, Udalaitz, Udalaitx. No me extrañaría que fuera como con los tres mosqueteros, que donde dicen tres, suman cuatro.
Seré fiel a Mendikat , para escribir que, desde Udalatx hacia el noroeste, cayeron Erdikoatxa (1.026) y Atxaurrutxugane (979) -pornúnciese en francés, je-. En ambas cimas, los buzones marcan incorrectamente la altura y regalan metros. Refrán montañero: "No mires los metros al buzón regalado".

Imanol, Diana y Ángel en el tramo final de llegada a Udalatx.

Karmele y Ángel bajan de Udalatx, se ve la entrada de la cueva.

Diana e Imanol hacia Erdikoatxa.

Ángel en Erdikoatxa, hacia Atxaurrutxugane.

P.D.: El "clic" en las imágenes merece la pena.

jueves, marzo 25, 2010

Buzoneo

Arlabain, 1.361.

Aizkiola-Txiki 1.351.

Azkiola-Aundi 1.373.

Urdajamentu 1.372.

Andraitz inverosímil 1.285. (Y lógico desbarajuste de carteros...).

El 24 de marzo, Asun, Patxi y yo nos dedicamos al buzoneo (montañoso) por la zona poco transitada entre Aloña y Aizkorri. "Sufrimos" como los empleados de correos: buzones que señalan montañas que no aparecen en los mapas, altitudes erróneas consignadas en los buzones... En fin, que así no hay manera de repartir el correo, ¡por favor!

P.D.: Con un "clic" sobre las imágenes, éstas creeeeecen.

lunes, marzo 22, 2010

Amboto, Elgoin y Kurutzeta

El sábado 20 (cumpleaños de Antonio), Asun, Coro, Pilar, Susana, Ángel, Imanol, Perni y yo ascendimos la última invernal del 2010 a Amboto, desde Arrazola (250).
En la trepada por senda hasta el collado de Zabalandi (880) se disfruta de un paisaje calizo que recuerda algunos rincones de los Pirineos navarros, hasta que, poco antes de llegar al collado (por el nordeste) llega la sorpresa. El hayedo centenario es una ladera adehesada por un tornado (¿) que ha pasado por ahí hace menos de 18 días (nuestra última visita) y que ha arrancado de cuajo decenas de árboles con sus enormes cepellones.

El paisaje es desolador.
En Zabalandi, trago de agua y subida directa por la caliza desnuda hasta la cima de Amboto (1.331), con una parada en Bentaneta, la cueva con ventana al valle de Arrazola.

Ángel e Imanol, ventaneando.

Almorzamos en Amboto y disfrutamos cresteando para sumar dos cimas más: Elgoin (1.243) y Kurutzeta (1.202). Bajamos desde Santa Bárbara (950) a Arrazola para cerrar un circuito perfecto: salimos por la mañana en invierno, y llegamos con la primavera, a las 18,32.

Hacia Elgoin.

P.D.: Café, caldo y colacaus, en Axpe.

viernes, marzo 19, 2010

Malviz



Hoy, 19 de marzo, es día de regalos; así que ahí van dos que son uno. La malviz (zorzal) ha anidado en un acebo importado. La fotografía está tomada el 18 de marzo en San Sebastián.
Los huevos de malviz, de pequeño, me parecían gemas; ahora, recumplidos los 21, también.

lunes, marzo 15, 2010

San Donato

Trío rampante: Patxi, Pilar y Diana.

Este domingo 14 de marzo nos juntamos el espíritu de Asun y los cuerpos animados de Diana, Karmele, Pilar, Ángel, Imanol E., Jesús, Patxi, Perni y yo dispuestos a subir por la cara norte a San Donato, desde Uharte (470). El viento del norte anestesiaba el rostro en la parte final de salida hacia el collado de Uharte, donde culmina el tramo más exigente, allí exprimimos las fuerzas en una subida fría, con ambiente gris y dos tramos de nieve dura. Después la ascensión fue más amable (con tiempo hasta para pensar en el parecido razonable entre la rasa mareal de Zumaia y los estratos calizos peinados por la nieve y el hielo) hasta el buzón (1.492), el vértice geodésico y la ermita de San Donato (llamadlo Beriáin, si queréis).

Perni, Ángel, Imanol y Jesús en la "rasa".

El interior de la reformada ermita refugio de San Donato era un frigorífico No Frost (en las paredes brillaba el hielo, pero sin costras gélidas ¡ni pintadas!) y había hasta una escoba (que Patxi usó brioso con meneíllo de pasodoble) para barrer las nieve o cualquier porquería que uno puede meter al refugio en las botas. En fin, que allí fuimos enfriándonos y almorzando tan ricamente.
Luego, en el camino de descenso hacia Unanu, el cielo se abrió, recuperamos el calor y comprendimos que las líneas de Nazca no son tampoco gran cosa si se comparan con la pista aeroespacial megalítica (mega, grande; litos, piedra) de San Donato Ihurbain. ¡Cuando preparan un área de despegue y de aterrizaje para marcianos, klingons o cualquier otro visitante al Antiguo Reyno, los navarros son la repera! (¿Blanquilla?).

Ángel, Karmele, Perni y Jesús en la pista aeroespacial megalítica.

Esta navarridad exultante se puede convertir en militante (¿por qué tanta tontería?, ¿por qué no hacernos todos navarros de una vez?) también en San Donato con detalles menores que se transforman en capitales con un día de niebla, como los hitos de piedras colocados para señalar la bajada a Unanu. Uno está acostumbrado a cuatro o cinco piedras mal apontocadas… Aquí te topas con uno de esos “hitones” navarros (o sea, uno de esos hitos que le quitan a uno hasta las ganas de dudar: ¿será éste el camino correcto?).
Y bajamos.


P.D.: Atención, tras la experiencia del domingo 7 con el espíritu de Patxi y los resultados del domingo 14 con el espíritu de Asun, sólo esperamos el tercer caso para confirmar que los espíritus beben menos vino que las personas. ¡Así avanza la ciencia!

P.D.2: San Donato acumulativo 1, 2, 3, 4, 5...

viernes, marzo 12, 2010

En memoria de Delibes

Ha muerto Miguel Delibes. Hoy honraré su memoria con la relectura de El libro de la caza menor. Ahí descubrí que las perdices de raza, las auténticas patirrojas, pueden llegar a posarse en las ramas de un pino para eludir al cazador y a su perro.
En la greda, en los páramos, en los pegujales... encuentro una familiaridad difícil de explicar con el señor Delibes.

jueves, marzo 11, 2010

Árboles guía


No me refiero a aquellos cipreses que guían al cementerio, ni a los chopos que dibujaban el recorrido de los ríos (he escrito dibujaban, en pasado, porque me duele desde hace más de veinte años la tala de la chopera de Artajona para plantar álamo blanco importado, ¡argg!). Tampoco a los árboles que congregan por sus raíces: sean político-espiritutales, como el replantado de Gernika; embanderadas, como el arquetipo de cedro en la bandera libanesa; religiosas, como el árbol del conocimiento del bien y del mal del Génesis (libro, no grupo musical)...
Ni siquiera me refiero a los verdaderamente milagrosos, como la higuera. (Porque la higuera, cuando está cargada de higos maduros, es tan milagrosa para mi padre como para mí... Algo tiene que no podemos evitar acercarnos a ella).
Escribo de los árboles que marcan el camino en la montaña como lazarillos, algunos fijados a la toponimia. Tengo varios plantados en la memoria: el haya de camino al paso de Tacheras, para entrar en los Alanos; el roble que marca la orientación correcta para acceder por las Malloas a la subida del collado de Elkomuts, en Aralar; el fresno aislado entre Beloki y Tutturre... Y, ayer, miércoles de nevada en Hernio, Asun, Patxi y yo pasamos dos veces junto a Lizarbakarra (el Fresno Solitario).
Patxi lo abrazó.
Subimos Herniozabal (1.010), Ubeltz (1.016) y Aizpel (1.068) en medio de la tempestad. Bajamos. Hernio, monte de cruces.

Cruz de Herniozabal.

lunes, marzo 08, 2010

Niebla y frío en Pardarri

Coro y Diana por el camino de Minas en el barranco de Aritzaga.

En la cima de Pardarri. Ángel canta su himno con la mano en el corazón.

Herbazal rodeando Larraone. Haced clic en la imagen...

El domingo salimos como una tropa expedicionaria: Asun, Coro, Diana, Karmele, Lourdes, Pilar, Susana, Ángel, Jesús, el espíritu de Patxi (presente por allí desde el 7 de enero de 2007), Perni y yo desde un poco más arriba de Amézketa. Junto al arroyo de Beratzeaga, ascendimos por el clásico camino de Minas hasta Pardeluts y, rampa que te rampa, pasamos por al collado de Lizaso para alcanzar Pardarri (1.393) y Putreaitzko Punta (1.382). Allí comimos y de allí bajamos al collado de Irazusta, donde no se veía nada y estábamos bajo cero. Aprovechando la altura y que seguíamos sin ver un pomo (ojos que no ven, gabardina que te roban), subimos a Arrubi (1.318) y seguimos a ciegas hasta cerca de Muitze. En Muitze se hició la luz y rodeamos Larraone para salir de nuevo a la la pista de Beratzeaga.
Fueron siete horas y media de marcha. Y después, como empieza a ser habitual en las salidas por esta parte de Aralar, bajamos a tomar algo a Txindoki. Atentos al mondejo, muy rico.

P.D.: El espíritu de Patxi fue el que menos vino tomó en el almuerzo.

sábado, marzo 06, 2010

La primavera está ahí fuera

Collado de Igoate, al fondo Urbía.

Sí, ahí fuera, como diría Fox Mulder, pero hay que salir a verla. El viernes 5, como quien dice ayer, Asun, Patxi y yo nos dimos una marcha a matacaballo para completar, como dice Patxi, algunos “quesitos pendientes”. Salimos del caserío Buenavista, más arriba de Zegama, y seguimos, más o menos, las pintadas blancas y amarillas (PR-GI 70) por la ladera nordeste de Aizkorri. Ahí florecían los narcisos
Dejamos la PR-GI, subimos por Andraitz, con nieve por encima de los 1.150 (aproximadamente). En el moderno abrevadero plástico de la fuente previa al collado de Igoate, encontramos el abrazo terco de las ranas bermejas (más bien el de los “ranos primaverados”).


Ya con la mirada puesta en las campas de Urbía, pasamos por Lekunberri (por aquello de poner otra fotografía con buzón en nuestras vidas montañeras). Almorzamos cerca de las bordas de Arbelar, junto al manantial del ascenso normal a Aizkorri por Urbía. Atravesamos el maravilloso paisaje kárstico de Lanbita, entre rocas, musgo y viejas hayas, para llegar a Oltza (por cierto, los nuevos lunares amarillos pintados ayudan mucho en este laberinto). Desde Oltza, enlazamos con la ruta de la pista (GR 121) que lleva hacia la calzada medieval y al túnel de San Adrián. Luego, entramos en la ermita de Santo Cristo (sin fotografía) y emprendimos la bajada vertiginosa por el Camino de Santiago hasta el coche aparcado en Buenavista.
Un casero estaba preocupado (“¿Es vuestro coche?”) porque había visto el Forfi ahí desde las once. (Últimamente abundan las noticias de los montañeros accidentados…). Eran las seis y veintiséis.

Asun, campeona en Lekunberri.

P.D.: Si camináis por el macizo de Aizkorri, no os fiéis de ningún mapa. Todos tienen errores o ausencias.

jueves, marzo 04, 2010

La confianza



-Mira esa pradera -me dijo cerca de Besabi-, hay más biomasa en los veinte centímetros bajo el suelo que sobre ella.
Conté quince vacas mientras él seguía con el brazo extendido en dirección a la pradera.
-Qué curioso.
(Fruto de mi experiencia como corrector de escritura, sé que en los momentos "importantes" o "interesantes" lo último que se puede decir es "qué importante" o "qué interesante", a riesgo de zaherir el amor propio ajeno).
-¿Ah, sí?
Quizá sólo se preguntaba qué entendía yo por "curioso", pero a mí me pareció que dudaba de que yo supiera, por ejemplo, qué se escondía en el concepto "biomasa". Aunque él tampoco podía sospechar que en la báscula de mi imaginación ya se pesaban una montaña imaginaria y movediza de lombrices.
(Eso sí que era La montaña mágica).
El mundo de las interpretaciones tiene demasiadas posibilidades.
Entonces oímos cantar a unos pajarillos.
-¿Y ésos..., qué pajaros son?
Para mí, de golpe, la biomasa, subterránea y superficial, dependía del canto de los pájaros. Allí se decidía el concepto de curiosidad, mi credibilidad ante un biólogo, la posibilidad de elegir dantesco o kafkiano, o el valor de La montaña mágica, ¿quién sabe...?
Y las vacas como si na', pastando con cara de vaca biomasosa...
O sea: si no acertaba con los pájaros, todo se vendría abajo.
-¡Herrerillos! -dije confianzudo.
-¡Sí, señor! -exclamó con una combinación de entusiasmo y alivio.
Y añadió con confianza fraterna:
-Te enseñaré a cazar colémbolos.
Y entonces vi volar cerca a los herrerillos, que en realidad eran carboneros (y no tenían nada que ver con Sara).



P.D.: El herrerillo, arriba, está tomado de aquí.
P.D.2: El carbonero, abajo, está tomado de aquí.

martes, marzo 02, 2010

Calambur ocasional (la importancia del silabeo)

Me cruzo con un amigo en un pasillo de la universidad. Tierra de nadie cementada entre la cafetería, las aulas y los baños. He pasado demasiado tiempo leyendo absorto y me cuesta regresar a lo cotidiano, sobre todo me cuesta arrancar a hablar.
Digo a trompicones, sin mala fe:
-¿Vasha ciael ser...vicio?
-Voy hacia el baño -me responde el amigo achicando los ojos.

Nos reímos. Y recordamos el verso ("Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja") y la anécdota de Quevedo.

lunes, marzo 01, 2010

Pallardi y Tutturre



El domingo salimos ciclogenéticos desde Intza y subimos por las Malloas hacia Illobi. Once montañeros (nosotros) son suficientes para fastidiar una batida de jabalís. Nosotros lo logramos. Y estábamos subiendo fuera de senda, felices, cuando casi perdemos a Jesús, que rodó como un felino con una piedra enorme (sólo tiene rasguños y seis vidas pendientes).
Llegamos al collado de Illobi, donde almorzamos y decidimos subir al cercano Pallardi (1.290) y, luego, Tutturre (1.299). Subimos. Para descender dividimos las fuerzas: Karmele, Javier, Patxi y Perni bajaron a Intza por la fuente de Aguiñaga; Asun, Diana, Pilar, Susana, Ángel, Jesús y yo descendimos hacia la senda de Beluta, por las campas al este de Abate, para llegar a Errazkin.