En 2002, la crisis económica larvada en Argentina desde el 2001 no se quiso ver en Uruguay hasta que el muerto pudrió la alfombra a mediados de 2002. La crisis del corralito, la llamaron. Se puede consultar la hemeroteca, hay mucho escrito sobre ese año horrible. Contaré algo diferente. Entonces yo daba clase a universitarios uruguayos. En 2002, en 2003, en 2004 había una respuesta de futuro entre los estudiantes que me provocaba una desazón enorme. Les preguntaba por sus expectativas una vez licenciados y aproximadamente un tercio de mis alumnos pensaba en emigrar en cuanto se licenciara en Comunicación. El título era el documento añadido al pasaporte (los pasaportes más valorados eran el español, el italiano y el estadounidense). A mí me dolía que la nueva generación de uruguayos universitaria pensara así antes de recibir una cachetada. No habían trabajado aún y ya estaban desengañados. Y, ojo, el hecho de que cultivaran el pasaporte de unos abuelos no era una novedad de la crisis. Eso era anterior...
Los jóvenes (universitarios o no) me contaban que Uruguay era un país de viejos, que si querías hacer algo tenías que esperar a engordar, a quedarte pelado, a cumplir al menos cuarenta años… Dicho de otra manera: la sucesión de los valores culturales no conocía fisuras, lo que sirvió para el abuelo, sirvió para el padre, servía ahora para el hijo, serviría para el nieto… ¡Y tantos jóvenes estaban desencantados!
(Quizá el desencanto de muchos jóvenes se podía simplificar en un materialismo elemental: preguntaban por la música que se escuchaba en Europa, por la moda de ropa, por la noche fiestera española...).
La crisis desató la sangría migratoria: miles de uruguayos abandonaron su país, fueron buenos tiempos para las empresas de mudanza y para las compañías aéreas. Y llegaron los cambios políticos políticos. La elección del oncólogo Tabaré Vázquez como presidente de Uruguay (un gran presidente, por cierto); la descomposición de uno de los dos partidos más antiguos del planeta (Partido Colorado) y el ascenso de su candidato Pedro (Bordaberry), sin opciones, marcado por la memoria de su padre; la elección de Mujica con traje como presidente.
Pero entre 2007 y 2009 he observado el cambio que más me interesa en Uruguay: el de los jóvenes. Porque éste es el cambio de la transmisión de los valores culturales. Trataré de explicarme. En 2007, en 2008, en 2009, he preguntado a los alumnos de Comunicación (sé que la muestra es pequeña, inaceptable) a propósito de su futuro, ¡y no se agarran al salvavidas de su pasaporte como antes! Ahora son ellos quienes me pasan música, quienes me cuentan a propósito de no sé qué videojuego, quienes calzan unos championes que… El umbral de sus esperanzas (¿materialistas?) parece cubierto. Y laboralmente algo ha ocurrido también. Las nuevas tecnologías, al menos para los comunicadores, han abierto un campo en crisis. Antes, por ejemplo, un guionista de cine o de televisión estaba obligado a emigrar con su guión debajo del brazo. Ahora lo puede enviar a mil concursos por Internet, lo puede mover por el mundo. El caso/éxito de Federico Álvarez y su ¡Ataque de pánico! es ejemplar. Cada vez más jóvenes uruguayos están conectados al mundo, no sometidos como antes por la gerontocracia. Quizá sus ilusiones son tan limitadas como las de los jóvenes de eso que en Uruguay, lamentablemente, se conoce como Primer Mundo. Quiero pensar que no, demasiados amigos en Uruguay me hacen pensar que no. Crece la generación conectada (a la Red, al MP3...), y se viene la generación alentada por el Plan Ceibal (disponibilidad de ordenadores personales para los escolares).
Este agosto de 2009 me convencí de que muchos jóvenes montevideanos ya cubrían suficientes expectativas de futuro. Ya estaban incardinados en el mundo como no habían soñado los jóvenes seis o siete años antes. El cambio es brutal.
9 comentarios:
ESto que cuentas es muy animante, eresfea. Porque no hay nada peor que jóvenes desencantados. Bueno, por lo menos eso me parece a mi.
bettyboop
Y por eso te fuiste.
Gran 2010, Eresfea.
Abrazo torresgemelesco
A la distancia, saluda la morsa.
Entre otras cosas, la tecnología cambió la mentalidad: ¿para qué viajar, si con un clic estamos a tiro de lo que pasa afuera?
"El mundo no es tan ajeno, ni tan distante".
Verda'. Aqui estoy, a la distanca de mi pais, ganando una experiencia afuera para crecer dentro de mi paisito. Nadie dijo que iba a ser facil (solo odio la falta de eniesy tildes. Y la comida). Ya quiero volver con todo lo que tengo para regalar y recibir.
Me alegra saber que e gustó el gobierno de Tavaré.Las dictaduras hicieron estragos en Iberoamérica, hace demasiados pocos años...
Voz en off, mi impresión es que Tavaré Vázquez actuó como presidente, por encima de cuestiones banderizas de partido. Eso empieza a ser raro en las democracias.
Mariana, un abrazo.
Anonetoy: "Un gran poder implica...". Ahora habrá mucho Spiderman sin excusas, je, je.
Walrus, torregemelesco, precisamente ese día volví a tragarme la batalla del Abismo de Helm en Las dos torres. Je.
Bettyboop, quizá el desencanto juvenil sea la novedad. Desde siempre se les suponía rebeldes.
Sí,sí! Por supuesto que la juventud siempre ha sido rebelde. Pero últimamente veo muchos jóvenes aletargados y como de vuelta de la vida. Y con un estrés propio de gente de 50 años! Aunque supongo y confio que no es la regla general. Eso lo sabrás mejor tú que trabajas con jóvenes.
bettyboop
pd. las dos torres!!!!! me encanta!!!
Cuán cierto es todo lo que relatas.
Cuántos cambios han habido que comparativamente son situaciones contrastantes.
Todo sea por el futuro mismo en nuestro país. Me gustó mucho tu post.
Saludos, desde mi luna de acuarela.
Aunque nunca me sentí en el primer bando, hay que reconocer que es agotador no encontrar el trabajo adecuado.
Por cierto, me debes una cena (x Pepe).
¡Lo mejor para ti en este nuevo año!
¡Abrazo GRANDE!
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