viernes, agosto 22, 2008
Alrededor de la depresión
La depresión rondaba desde hacía tiempo la cabeza de Patxi. Y ayer, jueves, diseñó un recorrido desde Araotz (famoso por el caserío del Loco Lope de Aguirre, la cólera de Dios). Salimos a las diez de la mañana. Ascendimos a Gazteluko Haitza, con vistas a la bella depresión de Degurixa; luego a Umategi Gaña (1.191), donde recogimos unos champiñones en las campas ventiladas con unos enormes molinos. Bordeamos Alabita, otra depresión (Patxi feliz), por un terreno kárstico de marcha complicada, para ascender Axkorri (1.138). Los buitres volaban muy bajo. Desde allí teníamos a la vista un objetivo deseado y dedicado: la subida a Aranguren. Por uno u otro motivo, siempre se nos había resistido una cima facilona que coincide con el nombre de nuestro amigo Javier (nadie posa en las fotos de montaña como él). De camino, subimos Arlutz (1.147).
Desde Aranguren (1.158) casi todo fue bajada. (¡Ojo al casi!). Después de un ataque furibundo de los tábanos (algo tiene mi sangre…), renunciamos a la espuela final prevista: Orkatzategi (874). Y a las cuatro y cuarto llegamos exultantes a la iglesia de Araotz.
Fue un día caluroso, intenso…, una marcha en la que rodeamos hábilmente las depresiones, un día de buzones (dígase esto último con cierto matiz exclamativo).
P.D.: He elegido los buzones oxidados para las fotografías. En el de Aranguren hay hueso; en el de Arlutz, una lagartija; en Axkorri, un entorno de ortigas resecas. Clic, clic, clic.
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4 comentarios:
Orkatzategi es una de mis espinas. Quiero meterme en el gran ojo de la muralla caliza.
La semana pasada, Josema, otro amigo y yo hicimos una escapada preciosa. Desde Irún, subimos por la cascada de Irusta (no la conocía, ¡menudo circo!) hasta el collado de Elurretxe, y de allí hicimos la travesía de las Peñas de Aia hasta Aritxulegi. No recordaba el paso de la anilla y mecagüenlamar, qué apurillos, yo creo que no vuelvo por ahí. Nos dimos el gustazo de quedarnos a dormir en el albergue de Arritxulo, en Aritxulegi, y de ver los fuegos desde allí arriba. Por la mañana siguiente, bajamos a Oiartzun y fin de la excursión. Gran placer.
habrás querdo decir: "Qué tendrá mi estómago", que todos los hongos van a parar allí. Saludos y buen provecho.
Dan ganas de vivir en alguno de esos buzones.
Médicos del mundo, expertos en depresiones, desean estudiar la felicidad de Patxi cuando pasa de una depresión a otra.
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