Salgo al monte en otoño (tiempo de setas) y muchos días salgo con gente. Recolectamos (quizá el plural no es muy preciso) setas comestibles, las cocinamos cerca de los setales y disfrutamos todos. En este proceso lógico de búsqueda (inicio), medio (hallazgo de las setas), final feliz (pitanza) y epílogo (cosecha que viaja a casa para ulteriores cocinillas) aprendo como montañero setero. Y he descubierto algunas constantes que interrumpen el proceso en la primera fase: la búsqueda.
El segundo motivo de dispersión en la búsqueda setera, lo tenéis ahí, en las fotografías de Pilar: el paisaje de otoño. Porque la belleza capta la atención de quien camina y desvía gradualmente la mirada de los setales, la eleva (no sé si espiritualmente...), pero el caso es que muchos se me van por las ramas. Da la impresión de que esperan que los hongos pasen como torcaces. Y no.
He escrito "segundo", porque he aprendido que el primer motivo de distracción no es la belleza del paisaje. No importa la belleza del escenario. Muchos pasean la primera hora de excursión ajenos no sólo al suelo que pisan, sino al ambiente que les rodea. Aunque pasaran los hongos en bandos cerrados aleteando a su alrededor, no los verían ni los oirían. Están charlando, en parejas o tríos. Sospecho que es una especie de descompresión de buceadores en seco, de caminantes de otoño. Salen de la ciudad, de las cosas del día a día, y deben adaptarse paulatinamente al nuevo medio. Se van descomprimiendo en una conversación ciega y sorda con el entorno.
Al cabo de esa hora descompresiva, empiezan a mirar a su alrededor (¡jo, qué bonito!). Y el setero ya ha llenado la bolsa (traspirable).
Quizá el setero se equivoca (como la paloma se equivocaba) y se pierde con lo de la descompresión, cuando todo es tan sencillo como que a esa gente que camina enajenada por el bosque le importan un cuerno las setas, el medio ambiente o la mantequilla de los werther's originales (perdón por la publicidad, pero están muy ricos y tienen mantequilla), y charlan a la espera de que el enfermo setero recoja el primer envión de setas, que calme su ansiedad recolectora.
Por eso, lo único firme que puedo recomendar a quienes guían a los seteros noveles por el bosque o por la pradera (que no va a importar) es que arranquen por pistas: larga pista de entre 5 y 6 kilómetros, a cuyo término, no antes, el paisaje empezará a cobrar importancia. Esto, que lo sabía de modo instintivo la naturaleza de mi amigo Patxi, es algo que yo, ¡lento de mí!, he terminado de comprender en este otoño boreal de 2011.
P.D.: Las imagenes boscosas (hayas, pino silvestre, helechos, arces) son del día de Todos los Santos, más conocido entre la juventuddivinotesoro como día de Todos los Jálogüins.
7 comentarios:
Deslumbrante el otoño, especialmente para los hayedos.
Retrocedo una estación (literaria). Verano y amor, leída. Me parece una buena novela, pero exigente por densa. Me he parado a pensar demasiado cuando la leía. Quizá hablo de un problema de fluidez de mi lectura, al margen de las características de la novela...
Como el ying y el yang, como el blanco y el negro, como mortadelo y filemón, hay que saber complementarse. Yo, hago fotos; Nieves, recolecta.
A mí me gustaría saber cómo se hace para distinguir una seta venenosa de una no venenosa... Porque... Eso... No me gustaría morir comiéndome una seta... Eso.
Anónimo, no te preocupes, ¡es tan difícil morir comiendo una seta...! Yo no conozco ningún caso. A ver, estás comiendo una seta y te disparan un tiro certero en el corazón. Así sí...
En serio. En primer lugar, y en general, las setas más venenosas tardan en hacer efecto unas horas, a veces más de un día.
Lo peor en el mundo de los "micófagos" es la generalización. Y siempre digo lo mismo, la única manera de reconocer una seta comestible u otra venenosa es conocerla. No creas que es verdad de perogrullo. Imagina que tienes que explicarme cómo es tu madre sin tu madre delante, por ejemplo. Si me das cuatro o cinco, o doce, características de su aspecto, podré confundirla con mil personas, como poco. Si me la presentas, no habrá problema.
Hay normas básicas: no comas boletos que azulean al romperlos (pero los hay que azulean comestibles).
Todas las setas que en vez de láminas tienen como unas agujas blandas son comestibles (pero algunas son más duras que una suela).
Todas las setas que tienen anillo, volva (una especie de huevo del que salen) y láminas blancas son venenosas (pero también hay excepciones).
Recolecta con los que saben, aprende con ellos especie por especie para las comestibles, aprender a reconocer tres hongos por año es un buen plan. Consulta en libros y asociaciones micológicas para reconocer las tóxicas
Sí, el título inducía a pensar en una lectura veraniega, ¿no?
Si tienes alguna otra recomendación ya la contarás entre seta y seta. Yo desde aquí NO recomiendo demasiado Libertad.
Edp, nuestra Bea opina lo mismo de Libertad ("NO demasiado"). Dice que el comienzo es muy bueno, pero luego... He desistido antes de empezar con esa lectura (laaaaarga), tengo demasiadas pendientes esperando en casa.
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