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Hacia las cruces de Ipuliño (930). |
"Lo izo su ermana Ana". Y no lo olvidaremos.
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Puente de Ameraun sobre la crecida del Leizarán. |
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Acueducto, túnel y paseíllo (torero) por el Leizarán. |
El lunes y 28 de enero, Santo Tomás de Aquino,
Patxi y yo salimos como escolares a dar una vuelta montañera que se convirtió en un repaso de viejos caminos y una exploración para el porvenir. Dejamos el coche en el desvío a Berástegui de la autovía del Leizarán (A-15) y seguimos por pista hasta el collado de Gorosmendi. Desde allí, al nordeste en bajada vertiginosa por senda que evita muchas revueltas (marcada con flechas blancas en los lugares clave), llegamos a Ameraun, en el Leizarán. En esa bajada encontramos el recuerdo funerario que nos provocó admiración y alguna consideración lingüística. Lo más curioso es que hay varios homenajes a los difuntos en el entorno de Ipuliño (contamos tres en castellano).
En el valle del Leizarán, el río bajaba crecido y visitamos puentes, canales y represas, hasta que decidimos explorar la subida hacia Berástegui desde Mustar (con marcas blancas y amarillas). Es una bonita subida en la que introducimos una variante final para alcanzar la borda del paraje de Isatsa, encaminarnos hacia el sur y emprender el último tramo de la ascensión a Ipuliño (930) por el sudeste. Regresamos por la "normal", senda con hitos hasta el collado de Arrateka, donde giramos hacia el sudoeste, pasamos por unas bonitas hayas mochadas, metas (almiares) y un buen camino que pasa junto a otro discreto mojón fúnebre y desemboca en la pista que sale al cruce de Berástegui con la A-15.
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