sábado, febrero 14, 2009

El monumento al cartero Alfredo. (No lo hagáis)

El peregrino había visto la desmesura de los homenajes montevideanos y tiene a la derecha el mojón que indica que sólo le quedan 57 km para llegar a Santiago; acaba de entrar en La Coruña, y a la izquierda, en el jardín de una casa, descubre una especie de menhir alzado. En un primer vistazo, después de las pallozas de Cebreiro (la veritable aldea gala de Astérix y Obélix), ese menhir no extraña demasiado. Pero la placa de atornillada en la roca da otro sentido al monumento. La placa dice: “MONUMENTO AL CARTERO ALFREDO”. No bastó con el clásico Oscar de pega (Al mejor cartero), o con una pluma estilográfica de ésas que no se usan jamás, o con un llavero gracioso… No, había que ponerse megalítico. En fin, bienaventurado el cartero Alfredo, que tiene una rima fantástica y un jardín donde hincar el regalo.
Corolario: si alguna vez os veis en la duda ante la jubilación o la retirada de un ser querido del trabajo, no hagáis como los presuntos compañeros/amigos de Alfredo. No lo hagáis, por favor, no lo hagáis.

El menhir de Alfredo en el conjunto del jardín.

5 comentarios:

J. dijo...

Ah... Galicia...

He visto cosas que vosotros no creeríais...

Minerva dijo...

¡Ja, ja! Si vuelves a Uruguay, que no te quepa duda: alzaremos una pancarta frente a la facultad (je, je). Un abrazo.

Sergio dijo...

Jo, nunca volveré a ver los menhires con los mismos ojos.

Anónimo dijo...

Qué flojos. Podían haber arrancado dos docenas de menhires para tumbarlos en un prado y formar con ellos la palabra "Alfredo", eso sí que hubiera sido un homenaje. O regalar un crómlech en vez de un anillo por San Valentín.

eresfea dijo...

Ander, no des ideas de amores megalíticos... Dejémoslo en flores y bombones.