lunes, mayo 25, 2009

Telenovela medieval

Theodossio el de Goñi es un caballero medieval de 35 años, recién casado y con complejo de Peter Pan. Marcha a las cruzadas, se juega la vida tres o cuatro veces en combate, y termina con sus huesos en prisión. El compañero de celda es un guerrero prisionero clavadito al negro de Gladiador. Con él escapa hasta un puerto del Mediterráneo y por el camino se salvan la vida mutuamente cuatro o cinco veces. Entre los dos, toman un bajel pirata que llaman, por su bravura, El Temido, en todo el mar conocido, del uno al otro confín. El amigo de Theodossio, que responde con soltura “vale”, “guay”, “de puta madre” y “tío”, y responde, además, al nombre de Othelo, se queda en una escala en Venecia. Theodossio navega solo y naufraga ante las columnas de Hércules, tras chocar con una ballena. El hambre hace mella en él y tiene que comer carne de mono, lo único que encuentra en un peñón. Cruza en tres días a caballo cuatro Comunidades Autónomas, de incógnito, con una capa enorme de color noloveas. La primera noche conoce a Ramoncín en una posada silenciosa. La penúltima a Soraya, que desaparece inopinadamente. La última noche de su viaje a galope, poco antes de llegar a su hogar, se detiene para tomar un vino (D.O. Navarra) en la tercera posada. Entonces oye que malmeten contra su mujer: que Sigrid es una fresca, oye. El caballero, que ha conocido (bíblicamente) a demasiadas meretrices, se cree, como el ladrón, que todos son de su condición. Craso error, porque la mujer navarra jamás es infiel. Theodossio sabe que un vasito de vino es beneficioso (¡lo dicen los médicos!), pero no trasegarse dos jarras. Se embrutece, hace el baile del gorila. Cabalga de nuevo. Luna llena, of course. La noche es para los cornudos. Llega a su hogar y, antes de que el búho cante dos veces, entra a su alcoba como un ninja. Allí encuentra dos bultos en la cama matrimonial. Desenvaina la espada y… ¡zaca! ¡zaca! Mata a la pareja.
Se queda a dormir en otra de las habitaciones de su casa, satisfecho, con el honor repuesto del macho bravío. Por la mañana, resacoso, se encuentra con Sigrid, su mujer, en camisón, abrazada inocentemente al peluche del muñeco Piloto. Qué alegría, qué alboroto… Y qué sorpresa. ¿Quién dormía en nuestra cama? Tus padres, que estaban de visita.
Fray Guillermo de Baskerville oye en confesión a Theodossio. Como el caballero medieval no se puede ir de rositas, además tiene que expiar la culpa, Theodossio es encadenado y debe vagar por los montes arrastrando cadenas hasta que se suelten solas. Desde Goñi, vaga que te vaga, llega hasta las cumbres del sur de Aralar. Allí hay una sima profunda donde habita un dragón, que exige la ofrenda de una virgen cada año. Theodossio no lo permite, se enfrenta al dragón y recibe la ayuda divina con la aparición del arcángel Miguel, que le libera de las cadenas con un simple movimiento del dedo corazón y un mensaje misterioso:
-Termina con el velocirráptor.
(Música épica, con coros). Parece que al dragón velocinosequé le van a dar bambú (canción de Miguel Bosé, que se va imponiendo a los coros). Pero, como aparece, el arcángel desaparece y deja el trabajo al Theodossio, que tiene una pelea de episodio entero digna de Dragon Ball. Pero al final de la batalla está más rajado que Goku
(porque muy bueno el entrenamiento tirando de cadenas, pero es de sobra conocido que, si quieres ponerte cachas, el mejor entrenamiento consiste en empujar una rueda de molino, como Conan -así se hipertrofian hasta los músculos de masticar chicle-).
Theodossio va a morir entre las garras garrosas del veloci, pero resulta que la virgen es una de los inmortales, y Sean Connery le enseñó esgrima, y agarra la espada caída de Theodossio y ¡zaca!, le abre el vientre a la bestia con un roto en forma de Z. El veloci agoniza con un discurso que suena con dos voces, como el Dúo Dinámico, Resistiré: que él sobrevivió al combate con Gandalf El Gris, y jajejijojú, que él volverá como el mal bicho de la momia en La Momia I y La Momia II...
Y sí, la virgen en cuestión se parece demasiado a la Catherine Zeta Jones de hace 20 años. Me llamo Zeta. Llámame T., le dice con tono de rapero Theodossio, antes de caer exangüe. Y Zeta curará las heridas del cuerpo de Theodossio, primer plano de las manos de Zeta que encajan como llave y cerradura en las viejas cicatrices de T., en las nuevas heridas de T., en… Puesta de sol. Y en la fiebre delirante, él confesará su violencia de género y número, y los setales de monguis y perrechicos de Andía y Aralar. Zeta se desnudará para aliviarle la fiebre pechito con pechito. Y T. descubrirá que ella no era tan virgen cuando, como escribió un alumno de primer curso de Comunicación: “allí pasó lo que tenía que pasar”.
(CON ESTO LLEGAMOS AL CAPÍTULO 13. En el 14 sabremos que Sigrid está embarazada y sin suegros después de la visita de Theodossio, y que Zeta está prometida a Erik El Belga, un famoso ladrón de templos).

Después de ese truño (que nadie busque truño en la RAE, dejaos guiar por la sonoridad) de teleserie llamada Águila Roja, que ha arrasado en la audiencia española, que nadie critique mi sinopsis de guión para la teleserie: Theodossio, el de Goñi (subtítulo en ciernes: ¡Qué pasa pues, o qué!). Para todos los públicos. A los mayores les sonará de algo, los jóvenes se quedarán boquidifusos y patiabiertos (¿o era al revés?).

9 comentarios:

Ander dijo...

¡Bravo, bravo, bravo! Para los siguientes capítulos -y las siguientes temporadas- propongo como nuevos personajes a Roldán (el del olifante, no el chorizante), Iñaki Perurena, Ernest Hemingway, Sancho el Sabio y Prudencio Induráin.

Sergio dijo...

No hay nada como una buena adaptación para reconciliarse con los clásicos, gracias.
PD: Ojito, boquidifusas y patiabiertas son expresiones de series X para adultos (me han dicho).

Anónimo dijo...

Te prometo que hasta Erik el Belga he pensado que era una práctica de nuestros chicos. Y lo peor es que me he reído, pero no me he extrañado.
Creo que debería abrir un blog para hacerles justicia.
Qué risa.
Gracias.
Bea

eresfea dijo...

Sergio, había que ponerle un poco de pimienta (aunque fuera blanca).
Ander, cómo gozaríamos haciendo series para Vaya Semanita, ¿eh!
Bea, sólo hay un guiño para los chicos. Te aseguro que todo esto (y mucho más) me lo provocaron los diez minutos de Águila Roja que me comí.

Cigarra dijo...

¡Ja, ja, ja! Caí aquí por casualidad (tenemos gustos afines en materia de cine) y me he reido tanto que te doy las gracias. Por favor, que te contraten para las próximas series de televisión, que mejoras infinitamente los "truños" (me he dejado guiar por la sonoridad) que nos están metiendo ultimamente. Saludos

eresfea dijo...

Cigarra, leo tu lista de películas y me quedo pasmado. No puede ser tanta coincidencia. (Y me encantan los tangos de Gardel...).
¡Un abrazo bloguero!

leitzaran dijo...

Brillante.
Aunque no he visto (ni creo que vea) Águila Roja.
Kaixo berriz

J. dijo...

Desternillante.

Palabras clave:

¡inopinadamente!

Zaca.

Truño.

Ignacio Bermúdez dijo...

Uff. Sublime. Lástima que me pierdo algunas cosas. Me quedo con lo de "la mujer navarra jamás es infiel". No sé, admiro eso...