Otra manía de tiempos nerviosos consiste en odiar a quienes no respetan los semáforos en rojo. Es un odio ferviente de peatones hacia los conductores que aceleran desde lejos, cuando ven el ámbar, y pasan dos o tres segundos después de que haya cambiado a rojo. Esos dos o tres segundos son anteriores a la aparición luminosa del señor verde y anteriores, por tanto, al primer paso del peatón en el paso de cebra. ¡Pero cómo fastidian al peatón esos segundos robados en rojo!
Y por las calles pasean tipos disimuladamente atentos, sin autoridad, pero que vigilan los semáforos. Sólo algunas veces se les escapa: “¡Otro cabrón que se ha pasado el rojo…!”. O: "¿Estás loco! ¡Que está en rojo!".
Fijaos, incluso, alzan airados el dedo corazón en solitario.
5 comentarios:
Yo lo hago. Pero a mí casi me atropellan una vez en verde (verde para mí, se entiende)
Ahí me has dado. Los odio.
Cierto, cierto... en el mismo porcentaje o más, los peatones que cruzan cuando ven parpadear el verde o en rojo si ven a lo lejos, y no tan lejos, vehículos llegar, que les tocan la bocina y como con un resorte sacan su índice. Es la vida en la jungla urbana...
yo odio a los que no dan los intermitentes.
Estás en Donosti? Voy del 17 al 21, ¿habrá tiempo para un café de años?
missy dalloway, dame detalles en el correo UM. Ese café puede ser de varios litros...
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