martes, enero 29, 2013

Quimboa Alto (2.186): Pirineos invernales IV

Pala de Ip, Tronqueras, Moleta, Pilar...., Puntal de Secús, Bisaurín y Lourdes, Agüerri y Patxi: desde Quimboa Alto.
Lomeando por pradera seca ante Ezkaurre. Fotografía de Patxi.
Ante la línea de los Alanos y Quimboa Bajo. Fotografía de Pilar.
"Enraquetado" en la chepa final. Fotografía (alta) de Patxi.
Patxi, cazado por Pilar, en el trance de su fotografía (baja) a Lourdes y eresfea en la cima.
 Quizá alguien crea que "quimboa" es un baile tropical, una técnica de masaje nuevo o una fruta exótica. Y no descarto que sea esto y hasta el nombre en clave de una espía que no me amó, pero también son dos  montañas pirenaicas (Quimboa Alto y Quimboa bajo). En Quimboa Alto terminamos el 4 de enero Lourdes, Pilar , Patxi y yo, cuando en el último tramo de acceso a Anzotiello se nos echó el tiempo encima y la nieve blanda entre las rocas soleadas amenazaba con retrasar demasiado el paso.
Subimos por la senda que sale al cruce de la pista de Gamueta (previa a la fuente de los Clérigos) y la carretera hacia el refugio de Linza. Primero por hayedo, luego por pradera y, al fin, encajados en el barranco nevado entre Mallo del Paco Gamueta y Quimboa Bajo. La chepa final de ascenso por el oeste a Quimboa Alto, casi siempre más larga (jorobada) de lo que parece, nos regaló en la cima las vistas y los recuerdos: Midi Ossau, Balaitús, Facha, Anayet, Pala de Ip, Bisaurín, Agüerri...
Volvimos sobre nuestros pasos en busca del lugar para almorzar al socaire, donde la nieve descansaba suelta, harinosa. Concluimos:
-Que el almuerzo del 4 de enero fue mejor que el del 3.
-Que el 4 almorzamos mejor porque habíamos subido (y bebido) vino.
(No levantamos actas de nuestras conclusiones).

La luz de la tarde. Arre, arre, arre..., que llegamos tarde.
 Regresamos por el mismo barranco hasta que, a unos 1.700 m de altitud, cambiamos la ruta: enfilamos hacia el norte y bajamos al barranco de Gamueta para conectar con la senda balizada con pintura verde y amarilla que llega hasta la carretera de Linza. Llegamos al coche apurando la última luz, sin necesidad de encender los frontales.

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