domingo, agosto 20, 2006

La ira

Algunos abrieron su propio blog para disfrutar ensañándose con el prójimo. Dedican su tiempo y esfuerzo al comentario crítico. Pero el problema es que no sólo critican textos ajenos (muy legítimo) sino que se ensañan y ofenden a las personas (amparados en el valeroso anonimato). No tiene sentido escribir a los autores de estos textos críticos, puesto que muestran los comentarios como un triunfo (numérico); tampoco tiene sentido ofrecer argumentos, porque suelen refugiarse en la entrepierna para razonar y expresarse. Y si se les supera en lo soez te censuran sin problemas.
Se dan casos de transformismo que recuerdan a los villanos del cómic. Por ejemplo, imaginemos a un bloger que en la vida real es un periodista amable y que se transforma en el blog y le arrebata una manía persecutoria contra un colega y se dedica a destrozar a la persona (no sólo sus textos) porque sí. ¿Qué respuesta se puede dar a eso?
-El coro de los que se suman a la ofensa personal.
-El silencio.
-Una botella de cerveza (mínimo de medio litro) que se rompe sobre una cabeza, sin mirar atrás, sin curiosidad por saber si se abrió o no un cráneo.

La ira siempre es una mala solución.

5 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

O un par de muletazos.

Anónimo dijo...

Pues mira, hoy coincidimos en pensamiento...

Anónimo dijo...

Lanzamiento de dentadura postiza.

eresfea dijo...

Sí, sobre todo si es la dentadura de Drácula. (Había pensado en la dentadura de un famoso escritor, pero tengo que predicar con el ejemplo...).

Anónimo dijo...

La respuesta correcta es el silencio pero no te voy a mentir, a veces me dan ganas de partirles una damajuana llena de acido en esos cerebros malolientes.Pero quedate tranquilo,soy una dama, no lo voy a ejecutar.Grrrr. Gracias por las condolencias, y un gran abrazo.