domingo, abril 01, 2007
Resistencia sincronizada
Caminaba por el bulevar. Mañana soleada, 20ºC, bastante gente compartía mi propósito, no el ritmo: 6,5 km/h. (A esta precisión se llega después de mucho caminar).
Entonces un tipo salió de una calle perpendicular y se colocó a mi derecha. Exactamente al mismo ritmo. No le miré a la cara. Mantenía una distancia provocadora, casi dos metros en paralelo, como si avanzáramos por las calles de una piscina. Formábamos una sola sombra. Los demás quedaban atrás, los cazábamos en nuestra marcha paralela. (Excepto tres ciclistas que pasaron pedaleando).
Nos deteníamos en los cruces, esperábamos el cambio de semáforo o el paso de los coches. Reemprendíamos la marcha. Podría haber frenado y haber dejado ir a mi caminante paralelo, o acelerar hasta 7 o incluso 7,5 km/h. Pero, ¿por qué tenía que cambiar mi ritmo? Eso hubiera significado un reconocimiento más complejo que la victoria o la derrota. Además, soy vasco; así que decidí aguantar. Llegamos a la rambla, ambos doblamos hacia Pocitos. Siguieron cayendo los kilómetros. Notaba la espalda y el pecho húmedos. Pero él no cedía.
Cuando nos miramos los dos a la vez, un segundo, sudábamos.
P.D.: La imagen es de los cartelitos que hay frente a la facultad de Arquitectura, en el bulevar Artigas. No están sincronizados, Bush se fue.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
¿Quién disparó primero?
Mi hipótesis: era un kultureta que había hecho propósito de enmienda. Dado que te aguantaba el ritmo, probablemente iba dopado.
Algo parecido le pasó a Miguel Induráin, cuando entrenaba con su hermano Pruden en la costa mediterránea, cargando kilómetros durante el invierno. A lo lejos vieron un ciclista. Llegó un repecho y pensaron que allí lo iban a alcanzar, pero el tipo mantuvo la distancia. Pasaban los kilómetros y los Induráin no conseguían acercarse al misterioso ciclista. Se picaron, decidieron apretar para cazarlo, pero nada, no le comían terreno. Hasta que Miguel arrancó a por él, ya a lo bestia, lo alcanzó... y descubrió que aquel hombre iba en una bicicletilla con motor.
(MAJ sitúa esta anécdota en el Tourmalet; yo la leí en una biografía que la situaba en un entrenamiento invernal en la costa mediterránea).
A MAJ se la contó Pruden... Y cómo contaba MAJ lo que contaba Pruden era para El Señor de los Anillos IV. Magnífico.
(Por cierto, ¿cómo es posible que a ese señor de los anillos no le acusen de mariposón?).
Un buen erupto de gorila, de esos que peinan el flequillo con violencia, hubiera deshecho el duelo a tu favor.
En estos casos hay que hacer "la goma", como los ciclistas rusos -esos que aparecen y desaparecen y, generalmente se dopan, sí-; dejar que tire el otro hasta que quede extenuado. Y luego, zaca.
Yo creo que tenías que haber buscado la cámara. Seguramente eras partícipe involuntario de una "broma" de Sólo para reír.
Preso, el tipo se parecía al Gran Gustaf.
Peter, aquí dicen que siempre dispara primero Bush.
J., zaca, zaca.
Acaso sería otro vasco que tampoco quería aflojar?
Queremos saber el final, quién ganó?.Abrazo.
Y diría más: zaca.
J., debemos incorporar más a menudo el ziqui con el zaca. Que le da una cosa más chinchorrera.
Ziqui, zaca.
Ali, sólo diré... que escribo para contarlo. (¡Cielos, García Marquez tituló algo parecido!). Un abrazo.
Publicar un comentario