Ha muerto Miguel Delibes. Hoy honraré su memoria con la relectura de El libro de la caza menor. Ahí descubrí que las perdices de raza, las auténticas patirrojas, pueden llegar a posarse en las ramas de un pino para eludir al cazador y a su perro.
En la greda, en los páramos, en los pegujales... encuentro una familiaridad difícil de explicar con el señor Delibes.
4 comentarios:
"Mis libros salen del contacto con el campo y no a la inversa, de donde se deduce que yo salgo al monte a cazar perdices y, de rechazo, cazo también algún libro".
Los cazados en el campo saben mejor que los de escritorio...
A mi me gustó mucho leer un verano, en mi pueblo, diario de un cazador...
A mí me gustó mucho "La hoja roja" y tengo pendiente "El disputado voto del Señor Cayo". Este verano, quizás...
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