lunes, febrero 27, 2012

Las crónicas de la señorita Hempel (leed, leed)


Sarah Shun-lien Bynum (EE UU, 1972) ha logrado construir el personaje de una joven profesora -¿será un alter ego de la autora?- que, en medio de revoluciones íntimas, sabe ver el carácter de sus alumnos, los reconoce, los quiere por lo que son y trata de sacar lo mejor de cada uno. Una forma de amor. Y eso emociona, deslumbra como un 10 en la escuela -12 en Uruguay-. Tanto como para calificar esta colección de relatos, que la mayoría cataloga como novela, como de lo mejor que he leído en 2011. Lo siento, Shun-lien Bynum, esto no es un premio.
Además, en Las crónicas de la señorita Hempel he encontrado cualidades olvidadas entre muchos cuentistas contemporáneos y algunos caprichos -personales-. Reuniré cualidades y caprichos sin más orden que los cardinales.
Uno. La destreza en el manejo del tiempo, ese ir y venir  -presente y pasado, pasado y presente-, por la narración.
Dos. Los cierres de los relatos, que la mayoría dirá capítulos. Saber terminar es una cualidad nunca bien ponderada. Los cierres de Las crónicas... sorprenden sin caer en un exceso de efectismo; iluminan poco a poco al lector, como esas luces halógenas que tardan en brillar. Y, en cuanto se piensa un par de minutos -tú tardarás dos segundos-, impresionan: no se puede acabar mejor la historia de "Talento" que con ese cuervo; inolvidable el abrazo en la arena de "Coco". Quizá los dos mejores relatos.
Tres. Las comparaciones precisas, naturales, reveladoras. A veces, otras veces, leo tras los "comos" y me pregunto: ¿para qué seguir -leyendo-?
Cuatro. Que la protagonista de todos los relatos, la señorita Hempel, se llame Beatrice -¿dantesco?-.
Cinco. "Paratexto": delicioso dibujo de portada.

1 comentario:

Leire Escalada Bericat dijo...

Lo quiero leerrr. Pinta muy muy bien. El otro día encontré un "regalo" inesperado en la biblioteca de Milagro: ¡"El intérprete de emociones"! He releído algunos y ahora voy a por los 'nuevos'.