lunes, febrero 20, 2012

Uzkuiti (1.332)

Uzkuiti ofrece varias ventajas al montañero si se compara con otras cimas de Aralar.
Los accesos. Se puede subir por la "autopista" de Txindoki... y tomar la variante de del collado de Irazusta, o  la de Auntzizegi; o se puede atacar desde Muitze, enfrentando la rampa de los Aldaones. Se puede llegar también, desde Pardeluts, previa pasada por Gambo... En fin, que por entradas (y salidas) no será. Y como está en tierra de nadie con vecinos más nombrados y altos (Txindoki y Gambo), como las Malloas capturan a los amantes del desnivel desde Araitz, o del "asomo" ("¡Vamos a asomarnos a las Malloas!"), es una cima poco visitada, perfecta para un día de nevada.
Nosotros (Pilar, Susana, Patxi y yo) subimos por la pista de Beratzeaga, que abandonamos poco después del salto de Bizutsa, en el entorno de Ondarre.  Había que aprovechar la nieve el domingo 12 de febrero y cumpleaños de Pilar: subimos por la ladera más pendiente. Lo que ni por asomo sabíamos era que el recién estrenado termómetro colgante de Patxi marcaría -8ºC con viento (cortante, del norte), o que la luz no daría más que para entonar lo de "un rayo de sol, ¡oh, oh, oh!" en dos o tres instantes mágicos ante el paisaje de Alaskaralar. Desde la cima, bajamos hacia Etitzegi (sin hacer la cima), para almorzar en la borda cercana.

Rampantes en el tramo final.


  Cima de Uzkuiti.

 En borda cerrada no entran moscas (ni montañeros).

Caímos a Muitze y dejamos a la izquierda el camino de subida o bajada (según se mire) de Txindoki para refugiarnos en la oquedad mínima de la pared caliza en la ladera oeste de Larraone: Aitzegi.

 
Allí nos plantamos con las viandas y ese caldo que dio tanto trabajo para calentarse al fuego del hornillo. Con el buche lleno, los ánimos dieron hasta para practicar esgrima, como caballeros tempanarios.

Estocada de cabroncillo sobre fondo de carboncillo.

Volvimos a la pista de Beratzeaga, en la curva del bosque oscuro de abetos jóvenes. Desde allí evitamos la pista y atajamos por la senda marcada con pintura blanca y amarilla (senda  "vaticana") y recientemente desbrozada. Al llegar al aparcamiento, un poco más arriba del cementerio de Amezketa, sentimos "calor". El termómetro del coche marcaba 0,5Cº y optamos por cerrar la jornada con el chocolate caliente del Eceiza, en Tolosa.

1 comentario:

Sergio dijo...

Las estocadas con carámbanos en el estómago pueden producir grandes cortes (de digestión).