jueves, marzo 01, 2012

El murciélago guiña (De Amezketa a Ataun, por Enirio)

 Alineación: dolmen de Arranzao y cima de Ausa Gaztelu.

Sigo con los recorridos por Guipúzcoa. Desde el 6 de febrero no sale de San Sebastián el autobús que los viernes a las 8,30 abría a los viajeros la opción de Ataún, Lizarrusti... de camino a Estella. Esto lo descubro el viernes 24 de febrero a las 8,15. Improviso: tren a Alegia (feliz hallazgo de una nueva cafetería), autostop hasta Amezketa. A las diez de la mañana me pongo en marcha, subo a Larraitz y desde allí a Ausa Gaztelu; luego, por la ladera oeste de Kilixketa, alcanzo la altura del dolmen de Arranzao y avanzo por la cómoda senda de Auntzibide hasta el entorno de Pikoeta. Cerca del nacimiento de la regata de Errekabeltz, después de investigar futuribles de perrechicos, tomo de bajada la pista de Enirio (con salida a Ataun o Zaldibia, según convenga). Empieza el hayedo y veo una cierva. Reposto agua en la singular fuente de Intxusti (merece la parada del sediento y del curioso)  y en el collado de Aralegi tomo la senda hacia el norte marcada con blanco y amarillo, que contornea un extremo del "Domo" de Ataun. Me planto un poco más arriba del caserío Munegi e improviso por unas pistas hacia el sudoeste, para llegar a Errekarte. Tras un breve descenso, me interno en el pinar de la izquierda y sigo un rastro borroso de pisadas que me aúpan hasta la cueva de Troskaeta (ya entre avellanos y hayas). La exploro armado de cámara y linterna. Nada más entrar, encuentro una cuerda, me la echo al hombro e inicio el descenso. Hay flechas pintadas que ayudan a orientar el camino, soga instalada en una rampa, una escalera de metal que salva un desnivel de varios metros, y varios hilos de Ariadna que guían por las galerías más confusas, donde hay que doblar los riñones (no demasiado). El aragonito tapiza muchos lugares de la cueva, pero, en general, está un poco sucio.

 
 Aragonito "flos ferri".

Los murciélagos de herradura son muy fáciles de ver.

 
Ojo a la guiñadita del murciélago.

Al final de la cueva llego a un charco, decir "lago" sería una exageración, y compruebo que he bajado unos 90 metros de desnivel. Toca ascender. Cuando salgo acalorado de la cueva, inicio un descenso por pistas embarradas por las recientes tareas forestales tras el deshielo de la nieve. Atajo aquí y allá gracias al recuerdo de la exploración otoñal que dirigió Patxi. Alcanzo Ataun a las 16,30. El autobús con destino Ordizia pasa a las cinco menos cuarto.

1 comentario:

IMANOL dijo...

Que bien me caen esos bichos!