viernes, diciembre 14, 2012

Vista desde Murumendi (868)

Txindoki. Y Balerdi, Artubi, Beoain, Oakorri, Aldaon...
La niebla de las bajuras nos distanció de las alturas de Aralar el domingo 10 de diciembre. Después de redesayunar en Alegia, Pilar, Ángel y yo subimos al barrio de Urkia y emprendimos la vuelta a Murumendi.
Copio de Javier Urrutia en Mendikat:
"Se trata de una montaña ligada a una remota tradición mitológica que ha cristalizado en una multitud de leyendas sobre Mari, gentiles y lamias. En su vertiente oriental, sumamente escarpada, hay una cueva que fue una de las moradas usadas por Mari o Marimunduko, que envuelta en una bola de fuego cruzaba de Murumendi a Larrunarri o a Aketegi, donde tenía otras cuevas-moradas. A veces, de forma más discreta, lo hacia en forma de nube o incluso en forma totalmente humana.
Los gentiles subieron a esta montaña. Un gentil quería lanzar una gran piedra hasta Salamanca usando una honda. Otro gentil intentó detenerlo pues en esa ciudad vivía su abuela y no quería que sufriese daño. El gentil atendió el ruego y dio menos fuerza a la honda. El peñasco se dividió en dos partes en el aire, cayendo uno en el monte Ausa-Gaztelu en la sierra de Aralar encima de Zaldibia y el otro en el prado de Alotza, siendo este el supuesto menhir de Saltarri".

La ruta circular desde Urkía se completa tranquilamente en unas cuatro horas y tiene el encanto de algunos parajes anacrónicos. Además, me gusta que se pasa por varios ecosistemas: repoblación de abetos, abedular, pinar viejo de insignis, hayedo, robledal... En Murumendi (868) cumplimos con un almuerzo feliz, con el lomo al sol y un recuerdo para Peña Santiago (uno de los hitos de la cima). Quizá lo más hermoso del día fue contemplar Aralar en lontananza. A veces hay que separarse un poco de las cosas...
En la bajada hacia los caseríos Lizardi, pasamos por la variante del Camino de Santiago (arruinada por las motos crosseras) y recogimos medio kilo de gamuza (Hydnum repandum).

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