lunes, noviembre 24, 2008
Setas sin fotografía
Al pie de la fotografía:
El domingo 16 de noviembre, Karmele, Jesús, Lourdes E., Lourdes G., Javier y yo ascendimos a la cima de Satrústegui.
Hay otra foto que el mismo domingo renuncié a tomar. La de los pie violetas.
Por el valle de Ollo, en lenta ascensión hacia Satrustegui, recogimos setas de cardo, champiñones y pie violetas (Lepista personata o Rhodopaxillus saevus). El pie violeta es una seta que tiene algo especial para mí. La primera vez la recogí con mi padre, en el término municipal de Artajona, hace treinta años. Mi padre y yo no conocíamos la especie. Y al día siguiente, lunes, fuimos a la sociedad de ciencias Aranzadi, para que los expertos de la sección de micología nos explicaran...
Hace diez años, en el mismo lugar, Peter y yo recolectamos algunos pie violetas.
A los dos nos hacía mucha ilusión recoger setas en noviembre. Y Peter siempre me decía: "En los años buenos, salen hasta en enero".
El domingo estuve tentado de hacer una fotografía de los pie violetas. Pero no... A cambio, me permití una maldad (homenaje a Peter). Venían de frente dos seteros extraños cuando yo aceleré el paso hacia ellos. Había visto en el prado unas setas más próximas a ellos que a mí. Acerté y llegué primero. Era un hermoso corro de pie violetas. Me deleité en la suerte. Saludé a los extraños. Me arrodillé en el suelo marcando el teritorio de mi éxito. Recogí las setas morosamente. Vistas desde arriba, parecían enormes perrechicos.
P.D.: Volveré en enero.
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11 comentarios:
Te leo y te imagino marcando el territorio, arqueando el lomo y enseñando los dientes acompañado de un rugido gutural.
El enlace al pie violeta no funciona :(
Grrrr.
¡Oído, cocina! Asunto solucionado, pelopatrás. Gracias.
¿Marcando el territorio? Te he imaginado en una escena poco decorosa. Maldita imaginación.
Imagino la cara de velocidad y la sonrisa dentada.
Peteriano.
Ander, como bien sabes, algunos resumen su sabiduría vital en un "no mees nunca en contra del viento". Yo practico una variante de esta enseñanza y nunca meo cerca de las setas.
(Y que conste que me he puesto felino con esto de las señales territoriales. No he pasado a sólidos).
En el pelotón se aprendían muchas lecciones de esas. Por el bien del colectivo (apretujado colectivo), había unas cuantas reglas no escritas sobre meos, babas, lapos. Sin embargo, durante ciertos zafarranchos, el ligero barniz civilizado se resquebrajaba y aquello se convertía en "el horror, el horror". Una escuela vital.
Ander, por favor, cuéntanos esas normas no escritas :D
Encantado, pelopatrás, pero no en público.
(Sin setas no hay paraíso).
Ja, ja, ja. Vale, entonces lo dejamos para tu visita a la capi o la mía a tierras norteñas :)
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