"Angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy"...: todos estos palabros no aparecen habitualmente pintarrajeados por el lado interior en las puertas de los baños masculinos de los bares, y eso que ahí estás solo, con el asunto en la mano y quizá algo ebrio. O sea: "inspirado" para la escritura. En fin, si tu búsqueda en el teclado va más allá de la puerta del cagadero, ha llegado el momento de hacerte mirar eso pequeño que tienes colgando: el cerebro, no el asunto.
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