Hoy he salido a la calle dispuesto para un corto recorrido por San Sebastián. Con un chaparrón, el tráfico se había complicado y las aceras estaban colapsadas a las nueve menos cuarto de la mañana. Reconozco que hacía mucho que no manejaba mi utilitario (pequeño, verde) y que, quizá por eso, peco de exceso de prudencia y cortesía. Pero es que los conductores se lanzan a las aceras los días de lluvia de cualquier manera. Desde mi punto de vista (por el tamaño), la mayoría de los ciudadanos españoles en edad de llevar paraguas abierto menean alguna varilla amenazadora a la altura de mis ojos. Esta mañana, además, me fijaba en cuánto daño ha hecho el fútbol, porque la bicicleta (sin balón, pero con paraguas) aparece con el voy y no voy de las estrechuras en cualquier paso de cebra y las fintas imposibles (desplazo el paraguas hacia un lado y me escapo por el otro...) se convierten en algo habitual. He visto otra vez cómo tantos emparaguados se arriman a las vías secas (reservadas por el sentido común para personas sin paraguas o/y sin impermeable), quizá son los mismos simpáticos que se amontonan en las puertas de hospitales, supermercados y en los accesos de las escaleras con los paraguas abiertos; ésos con querencia por los accesos a panaderías y quioscos de prensa (¿para mojar el pan, el diario o las revistas ajenas?). ¿Y quienes dejan escurrir sus paraguas chorreando, incisivo, sobre tu zapato? O los inquietos rociadores que baten, pliegan y despliegan sus paraguas como perros recién salidos del agua. Ésos, ésos. Por no hablar del peligro añadido de los roces con paraguas roñosos, que apenas se habla de la renovación de la flota paraguera y se ignora la necesidad de una ITP (Inspección Técnica de Paraguas).
En fin, sabemos que dan un paraguas a cualquier inconsciente, como si se pudiese andar por las aceras armado (¿quién no recibió alguna vez un paraguazo?). Creo que ha llegado el momento de expedir permisos de paraguas (seguro que algún gobierno me lee y descubre la oportunidad de sacar tajada). Habría que demostrar pulso, equilibrio, orientación y sentido común.
¡Paraguascuelas, examen, y carné de paraguas por puntos ya!
P.D.: Sé que estoy dando una idea gratis a Rajoy y Rubalcaba, llamadlo compromiso político si queréis.
4 comentarios:
Mi lema al cruzarme con un emparaguado por una zona seca, yendo yo sin él, es:
"Cierra los ojos, y a morir".
Hoy a primera hora de la tarde rodaba bien despacio por Carlos III, bajo los salientes de los edificios. Varios Emparaguados de las Vías Secas se han apartado a mi paso con aspavientos ridículos, y alguno hasta ha pronunciado las palabras mágicas: "Éstos de las bicis se creen que todo es para ellos".
¿Para qué?
Para casarme con su hija, Ander; para casarme con su hija...
Publicar un comentario