Como en ese programa infantil en el que enseñaban la diferencia entre abajo y arriba, el domingo 13 de mayo tuvimos abajo y arriba, cueva y cima. La cueva fue Arrikrutz (a 6 km de Oñate), en una visita guiada que, con motivo del día de la Geología, ofrecía un descuento del 50% (¡10 euros!) por entrar en Arrikrutz. Y allá fuimos Asun, Koro, Pilar, Ángel, Imanol E., Patxi y yo: encasquetados por pasarela y, después, fuera de pasarela, con trepadas, saltando entre gours (charco de cueva con vocación turca: Pamukkale) hasta un remolino de estalactitas excéntricas, que son raras, pero no de circo. Contra lo aprendido en Barrio Sésamo, lo mismo bajan que giran sobre sí mismas o suben imponiendo alguna ley de la cristalización, o de la porosidad, ¡o vaya usted a saber!, a la consabida ley de la gravedad.
La excéntrica conocida como "La excéntrica" (fotografía de Ángel) y el tamaño enorme de las galerías que recorrimos en poco más de dos horas fue lo mejor de una visita de cine (al menos por el precio) con dos guías amables, gracias a quienes diré con propiedad cavernosa: colada y banderola.
Después, seguimos en coche hasta el cercano santuario de Aránzazu y, por ruta balizada, a pie, ascendimos al entorno de Duru y okupamos el porche de una borda para almorzar. Seguimos después (caminando, no okupando) por la ladera sur de Aloña, con el ojo puesto en las praderas, pendientes de la aparición de perrechicos y senderuelas (recogimos unas muestras). Por allí aprendimos que el lobo y el cordero pueden convivir (véase, si no, la fotografía), y que los buitres, más lupinos que leonados, se pasean entre las ovejas parturientas sin disimulo. Ya no es aquella imagen premonitoria de los vuelos concéntricos, qué va, están confundidos entre el rebaño, como si pastaran. He leído que esperan la delicatessen de las placentas. ¿Puede ser un corderito recién nacido, que no se menea mucho, el segundo plato después de abrir pico con la placenta?
Ascendimos, inopinadamente, Arriurdin (1.274), con buzón de biergo o bieldo.
Cima de Arriurdin; al fondo, loma de Artzanburu. |
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