jueves, mayo 03, 2012

Camino de Santiago 2012 Parte II: De Melide a Arca o Pino (32 km)

"El hombre propone y..."
La luz resplandece sobre la hierba mojada. Dos peregrinos cerca de Cotorbe.
El 10 de abril desayuno en el Chiquitín, mientras cae una tromba de agua. Salgo a las ocho menos cuarto de Melide y aún no ha amanecido, sigue la tromba. Paraguas abierto, polainas y pantalón de plástico: a caminar. Doce kilómetros después, en Arzúa, ya casi no llueve, y me tomo un café. Al salir de Arzúa me detengo un momento en un cruce y sigo la marcha por el viejo Camino que salía por la carretera y entraba en Cotorbe (Cortobe en mapa) a unos 300 m del trazado actual.
El mojón de Cotorbe (léase entre las ortigas).
Llueve, sale el sol; llueve, sale el sol... En Calzada hago otra parada cafetera. El Alto de Santa Irene está cerca. Para mí llegar a Santa Irene supone un cambio de actitud en el Camino. A partir de ahí, aunque quedan subidas y unos 21 o 22 km, todo es "cuesta abajo" y parte de la "bajada" consiste en refrenar el impulso de continuar hasta Santiago. Un mecanismo de defensa consiste en tratar de ordenar lo que está por venir pronto. Y, como siempre, me defiendo (pienso) en ese tramo bajo los eucaliptos: llegaré a Arca o Pino, me acomodaré en el albergue, cenaré, dormiré con los tapones puestos, huiré de los amiguitos, y al día siguiente desayunaré a las 6 en el Che 4 para salir de noche, pasar junto al aeropuerto de Lavacolla con la alborada y entrar a Santiago a tiempo para presentarme en la oficina del peregrino, obtener la compostela y asistir a la misa del peregrino.
Llego a Arca o Pino, me instalo en el albergue de la Xunta, en una litera baja cercana a un matrimonio de Almendralejo. Hago las cosas despacio: la toalla de la ducha y los calcetines recién lavados al secadero de la calefacción (cuidado, que no se convierta en tostadero), internet en el Che 4, cena en el Regueiro (buena y abundante); luego me encuentro con Ángel (peregrino que camina desde Madrid, con el que charlé un buen rato ayer), que me presenta a Aizpea (peregrina de Zarauz) con la que ha caminado charlando hoy. Hablamos hasta el segundo gol del Barça contra el Getafe (Messi), cuando suena la voz de alarma: "¡Que cierran el albergue a las diez!".
Y hablando con el matrimonio vecino de litera, la mujer me cuenta que llevan 35 años casados. Otro nuevo vecino de litera, gallego y residente en Alemania dice: "Mi mujer y yo llevamos 32, pero ella murió hace 18 años". Me recuesto en la litera y leo las pintadas en las tablillas de la litera superior. Las escrituras condensadas de peregrinos a punto de terminar su Camino, conscientes de su meta y de su regreso. Hay una inolvidable de un guasón que firma como Jhonny y dice: "Juan Pablo II no durmió akí".
Duermo sin tapones, a las cuatro y media me despierta el grito del vecino de litera superior, que logra desvelarnos a todos. Desde el grito, sé que no solo habla en sueños (apasionadamente) sino que le chirrían los dientes como una sierra, y que ronca barrita entre el oso y el elefante (pardo, real, no de peluche).
Ya es 11 de abril.


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