sábado, septiembre 29, 2007

Antes y después



Vuelve el Robasetas.
Día 26, despega el avión de Montevideo.
Día 27, aterriza el avión en San sebastián.
Tarde del 27, escapada a los alrededores del monte Santiagomendi. Zizas (Cantharellus cibarius), rovellones (Lactarius deliciosus) y muchas castañas (castañas, sí, castañas).
Las imágenes son de los rovellones, el "antes" y el "después" de un setal. En la del "después", se puede ver a mi compañera Kioto II (sí, hubo una Kioto I), obsequio de Lucía. El detalle: los rovellones "sangran" al cortarlos y la navaja aún tiene la huella de esa sangre fúngica.

P.D.: Incrédulos, haced clic sobre la imagen y fijaos en el filo de la navaja.

6 comentarios:

mi-tacua-uy dijo...

No estoy dentro de las incrédulas, pero si dentro de las curiosas, es que eso de ver sangre "fúngica" no se da todos los días. Se agranda la foto y los hongos parecen bonitos y todo.

No te contaré nada nuevo dijo...

¡Increíble! El mismo día, que llegó a España, fue en busca de hongos. Me alegra saber que nada ha cambiado en ti.

Abrazo.

Lapelusa dijo...

Esto me recuerda a aquella primera clase de comunicación escrita I en la que por salvar el Casado en la primera vuelta fui premiada con un asqueroso hongo que no me atreví a tocar más que con el canuto de una lapicera. Me dan asco!!! Lo siento, no tengo tu mismo ¿gusto? por las cosas naturales. Espero que tu aterrizaje haya sido bueno.

Anónimo dijo...

¿Esos rovellones van mejor sauté o en ensalada o al horno con una buena salsa de queso? ¿Cómo se los zampa, Eresfea?

eresfea dijo...

Marie, los rovellones merecen dos tratamientos ejemplares:
1. A la plancha, simplemente mojados con una "masilla" mezcla de pan rallado, aceite de oliva, ajo picado, perejil y (para los más sibaritas) un poco de pimentón dulce. Luego se salan con sal gorda. Conviene que se doren un poco.
2. Con patatas. En la sartén se doran los grandes trozos de rovellón con cebolla picada y aceite. Cuando ya están casi cocinados, se añaden las papas cortadas en daditos. Se ajusta el punto de sal y se le añade un poco de agua (un vinito no está nada mal...) para que se cocine quince minutos más. Las patatas deben quedar medio cocidas medio fritas. Un gusto.

Anónimo dijo...

Anoto.