martes, abril 24, 2012

Camino de Santiago 2012 Parte II: Del alto del Poio a Ferreiros (44 km)

El Domingo de Resurrección, 8 de abril, las huellas del barro en el camino están congeladas por la mañana. Icnitas de peregrino, con esa rodada que complicaría la vida a cualquier paleontólogo (¿tenían los peregrinos rabo?). El cielo despejado anima un paso ligero entre pájaros cantarines.


Llego de tirón a la pequeña iglesia de Viduedo. Aquí siempre me detengo. Eso de que el tamaño sí importa... Recuerdo a Fefi, y a Martín. Una amiga pequeña (grande), un amigo enorme (grande). Ella entraría erguida como una bailrina, él tendría que doblar los riñones.


Bajo a Triacastela, tomo un café en el bar Fernández y sigo veloz hacia Sarria entre verdes y flores.
Cerca de Pintín.
Almuerzo el bocadillo de queso que traía de Cebreiro en la puerta del albergue de Gonzar. En Sarria hace calor y el paso por la ciudad se resume en una subida con escalones y rampa, en una bajada vertiginosa junto al cementerio. Salgo cansado de Sarria y pienso en detenerme en Barbadelo, 4 km más allá. Pero en Barbadelo... El hospitalero me "engaña" (que quedan 7 km), la tarde tiene una luz hermosa, bebo agua y sigo hasta Ferreiros (9 km). Este tramo del camino me trae recuerdos de otros Caminos:
Corredoira en secano, la misma que era un arroyo.
el de la lluvia feroz del día de Reyes Magos de 2011, con corredoiras transformadas en ríos y toperas en surtidores de agua; la recta del km 105, donde siempre me gusta caminar; el segundo mojón más fotografiado del Camino; una aldea que se llama Morgade (me encanta el nombre);  el destino en Ferreiros, que me permitirá cenar en Mirallos.
En el albergue me encuentro con un francés que me recuerda al señor Sommer dibujado por Sempé (por el gesto andarín), un mallorquín y su novia alemana, y un madrileño, con quien coincidiré los próximos días: Ángel.

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