lunes, noviembre 21, 2005

Una docena de cosas sencillas

El olor del brote tierno de nogal. La flecha amarilla pintada en el Camino de Santiago. Calcular el horario de las mareas. Jugar con buenas cartas. Comer seis albóndigas de mamá. Purgar caracoles. Caminar cuesta arriba. Encontrar nidos de mirlo. Sí, las llaves están en el bolsillo. Pensar un viaje. Observar las fases lunares. Levantarme para buscar en la olla dos o tres albóndigas más.
El hambre estira los cuellos, pero no siempre hay albóndigas.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

El fin de semana pasado recordé un placer infantil y sencillo: quitarse las bolitas que dejan los calcetines entre los dedos de los pies. Ver a mi sobrina descubrir pelotillas blancas entre sus dedos blancos me dieron ganas de comer papillas, o no, de hablar sin decir nada (más o menos como ahora), de lavarme el pelo con champú del que no pica. Pero no. Vivan las albóndigas.

eresfea dijo...

¡Papillas! A mí dan mucha envidia las papillas de cereales con caramelo. Sospecho, además, que han evolucionado y que tiene que haber algunas buenísimas.

Anónimo dijo...

Contar los segundos que demora en dar vuelta la luz del faro del cerro.

gusiluz75 dijo...

Los pimientos del piquillo rellenos de carne de mi madre, comer medias lunas con Eresfea y contar cuántas se mete entre pecho y espalda, mirar los ojos negros que sonríen, el olor a tormenta, decirle al chófer oficial que sí, que acepto que me lleve a la estación para coger el tren, escuchar a Adriana Varela...

Anónimo dijo...

Estáis hechos una pandilla de Amelies, cualquier día os contratan para un anuncio de compresas. Va otro placercico: escuchar a Clemente en la rueda de prensa posterior al partido del domingo, preguntándose cómo sus dos centrales dejaron que el delantero alavesista se preparara el balón durante diez segundos antes de chutar el 0-1. "Pero si Nené pesa 37 kilos...".

gusiluz75 dijo...

perdón por lo de coger en un blog mitad donostiarra mitad uruguayo adoptivo...
Josean, no te olvides que me tienes que traer un cuaderno rojo de araña y el último disco de Kevin... por pedir que no quede

eresfea dijo...

Sí lo hay: un llanto.
El llanto de Natalia, que provocó esá entrada.

Anónimo dijo...

¿Hay algo mas duro que un llanto
desgarrado?

Anónimo dijo...

Y que me dices del llanto de un niño?

eresfea dijo...

El llanto de un niño suele ser sencillo, pero es más sencillo aún detenerlo. Basta tomarle la mano y decirle serenamente: "No llores". Algunas personas logran con estas dos palabras que cualquier niño deje de llorar.
También es útil mandar a los niños a dormir. Muchos lloran por cansancio.

Sergio dijo...

Totalmente de acuerdo con lo del llanto sencillo de los niños. Yo, a los míos, cuando lloran desconsolados, les apoyo la cabeza junto a mi pecho, los rodeo con los brazos, y allí, escondidos entre brazos y corpachón se calman poco a poco hasta que sólo queda un hipar lastimero (al principio pensé que podía ser un comienzo de asfixia entre olor a sobaquina y achuchón agobiante, pero no, creo que es aroma a seguridad).