O en la Estacada. Que le dejen solo a uno en la Estacada no es un problema en Montevideo. Por ejemplo, tengo la costumbre de dormir en la Estacada. Ahí, desde donde he tomado la fotografía.
Tengo un amigo, que una vez, luego de brindar (una y otra vez) por la navidad en el Mercado del Puerto, fue con el grupo a bañarse a La Estacada. Todos habían anticipado la situación. Él no. Se bañó de slip con el elástico flojo. Una fiesta.
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Tengo un amigo, que una vez, luego de brindar (una y otra vez) por la navidad en el Mercado del Puerto, fue con el grupo a bañarse a La Estacada. Todos habían anticipado la situación. Él no. Se bañó de slip con el elástico flojo. Una fiesta.
Me imagino, fiesta hasta para los pececillos...
¡En la famosa sartén!¡Desde ahí tomaste la foto! Cuando paso el verano en Montevideo no hay lugar como la estacada, más allá de los planchas.
Amplío la foto. ¿La chica es la dueña del perror?
No, el perro lo elegimo tras un riguroso casting.
Yo hago lo mismo. Duermo ahí, sólo cuando no me achicharro. Pero leer, eso sí, no puedo.
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