lunes, julio 21, 2008

Una pirenaica




Después de cinco jornadas de riguroso montañismo en compañía de Álvaro, Julen, Donos y Lurdes, descanso un día en San Sebastián.
El jueves 17 triunfamos en la Gran Facha (3.005). Alguien dijo emocionado por su primer tresmil:
-Me voy a tatuar Gran Facha en el brazo.
Otro comentó:
-Mejor no…
Y todos reímos.
Al final del día, la fatiga cayó como la nube en el valle de Marcadau. Después, en la cena del refugio, con las lentejas con salchichas, volvieron las risas.

P.D.: Insisto en el poder euforizante de las lentejas.

9 comentarios:

Beni dijo...

Lentejas... Qué delicia! Una comida sólo superada por un buen plato de patatas con huevo frito.

Jav·E dijo...

Euforizante... y laxante. Que ayer se le quemaron a Lola y al verme sin ellas me cagué en todo.

Anónimo dijo...

Imbeciles...

IMANOL dijo...

Cuidado con la calva, Alvarito.
Si eso es ser imbécil, me apunto!

Anónimo dijo...

Que gente mas fea...

Minerva dijo...

Qué comentarios más feos, anónimo.

Anónimo dijo...

La verdad duele...

Tortarte dijo...

JOSEAN! SOY FLAVIA V. DE BS AS, POR UNA CAUSALIDAD DE LA VIDA ALGUIEN ME HABLÓ DE TU ERES FEA QUE PARA MÍ ES LINDA-MONONA-PRECIOSA Y BELLA, LA ALEGRÍA DIGO,DE HABERTE REENCONTRADO QUERIDO AMIGO VASCO, CHE!
flavia@tortarte.com.ar

Anónimo dijo...

Eresfea, tanto monte te está dejando flaco. Dale más a los huevos fritos :)

Besos