En la cima de Txamantxoia (o Maz), con la pala del Sobarcal del día anterior en lontananza.
Descenso con Espelunga y Ralla de Alanos al fondo.
Fue el año pasado, el 27 de diciembre. Pilar, Patxi y yo guardábamos en la retina la estampa del Txamantxoia (o Maz) con la luz del poniente. Y no hubo muchas opciones.
Subimos desde el refugio de Linza, por la vía norte, después de asomarnos al bosque de Aztaparreta. Sobre las margas del tramo final comprendimos el error de esa ascensión sobre terreno "mixto" (calificativo de Patxi): había helado lo suficiente para que no agarraran bien las botas, pero los crampones no rendían entre la piedrilla.
En la cima (vértice geodésico y buzón, 1945) cumplimos con los posados del fotocol ante la mejor estampa de los Pirineos navarroaragoneses y bajamos al collado de Maz, por el sur. De nuevo la improvisación nos ofreció un aventurilla al descender por un barranco. Fue, en fin, un día hermoso, de ésos que te hacen recordar que algunas cimas pequeñas no lo son tanto.
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