miércoles, septiembre 12, 2012

Crónicas flamencas 4: Centauros del Delirium

El último viernes de agosto terminó nuestra búsqueda por Holanda. Volvimos a Bélgica, a Bruselas, y volvimos a Delirium Tremens (cervecería, pub) para reposar "en capilla" antes de la apertura oficial de la Feria de la cerveza.
A las seis de la tarde, Ángel, Imanol, Javier y yo entrábamos con ánimo triunfal en la Grand Place. Erik -El Español en Bélgica y El Belga en España- nos apadrinó, exhibió su "salvoconducto" y nos condujo por la vía rápida en un paseíllo un poco más allá de la virtud ("dar de beber al sediento") hacia la frontera de la ebriedad. Fue, todo hay que decirlo, un camino de seda, sin peajes ni excesos de lúpulo, y que seguimos con entusiasmo y nobleza: Piraat, Arendt, Val-Dieu, St.  Bernardus, Kasteel Red (sí, acerezados, qué pasa...), Rochefort, Westmalle y Chimay... Brindamos, bebimos, brindamos, bebimos, brindamos... Hubo tiempo hasta para los marineros con cadenas, la exaltación de la amistad hispanobelganipona y la oración ante la barra trapense.
Fue un comienzo de feria... radical.


 El sábado desayunamos con el clavo en la cabeza (el de Sísara no, el piercing de los cerveceros), el sudor afiebrado, y el empacho en la boca. Y volvimos al escenario de la Feria en la Grand Place. Reincidentes.
Volveríamos el domingo (más enteros).

Ahora paso al singular para contar qué saqué en claro (en rubia): Val-Dieu Triple (9º).
En oscuro (tostado): Val-Dieu Grand Cru (10,5º).
Y en denso "torrefacto": Jessenhofke Biere de Garde (10º).



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