martes, junio 26, 2007
Elvis
Lo único que me gusta de la monarquía es Elvis Presley. Tenía que contarlo aquí después de ver el vídeo que ha colgado el canódromo (haced clic a la izquierda, en J.).
El Gran Vecino
O el vecinísimo. Eresfea se ha descubierto a sí mismo esta mañana como el vecino montevideano (graciosos, absténgase de las rimas) ideal.
Esta mañana he desayunado con los informes televisivos a propósito de unas estadísticas que definen lo que no quieren tener los habitantes de Montevideo y Canelones como vecino. Así que ésta es la definición estadística del vecino imperfecto: pobre, procedente de barrio pobre, negro y homosexual.
He terminado de ver la luz esta mañana a las 11,09, en la rambla pocitense. Caminaba yo tan heterosexual y ricamente en horario de trabajo para las personas normales (y bien pálido). He mirado a mi alrededor... Y éramos, al fin, perfectos vecinos.
En el montón de datos estadísticos que nos vuelcan los diarios de hoy también se cuenta que se acabó el mito de la tolerancia uruguaya.
P.D.: En el cartel del perrito hay una falta de ortografía.
miércoles, junio 20, 2007
Ojo al diente (de ajo)
Ojo al ajo, y diente por... Termino los ajos que han marcado los guisos de las tres últimas semanas. Ajos propios de las afueras de una central nuclear (inexistente en Uruguay); dientes de ajos enormes como cebollinos, que me permitían el corte en rodajas... Me quedan aún tres dientes, pero ya experimento la nostalgia por venir. Porque volverán las oscuras golondrinas, pero... ¿estos ajos?
Hoy estoy poético y mediterráneo: ¡vivan los ajos, las cebollas y el aceite de oliva!
Y ya puestos: ¡vivan las lentejas!
lunes, junio 18, 2007
Cuarentena de cine
Como durante un año (como poco) veré poco fútbol, me centraré en el cine.
1. Río Bravo (1959). Dos dosis anuales.
2. El hombre tranquilo (1952). Gente de una pieza...
3. Mi tío (1958). Diálogos brillantes, música para silbar y mucho más.
4. Blade Runner (1982). La ciencia ficción (y fricción).
5. Jennie -o El retrato de Jennie- (1948). Momentos románticos y misteriosos.
6. La chaqueta metálica (1987).
7 y 8. El Padrino (1972 y 1974).
9. El libro de la selva (1967).
10. Charada (1963). Elegancia y espionaje, y música.
11. ¿Qué pasó entre mi padre y tu madre? (1972). Humor.
12. Apocalypse Now (1979). Guerra y mucho más: el horror.
13. El Señor de los anillos: Las dos torres (2002). La épica.
Acepto sugerencias para llegar hasta 40.
1. Río Bravo (1959). Dos dosis anuales.
2. El hombre tranquilo (1952). Gente de una pieza...
3. Mi tío (1958). Diálogos brillantes, música para silbar y mucho más.
4. Blade Runner (1982). La ciencia ficción (y fricción).
5. Jennie -o El retrato de Jennie- (1948). Momentos románticos y misteriosos.
6. La chaqueta metálica (1987).
7 y 8. El Padrino (1972 y 1974).
9. El libro de la selva (1967).
10. Charada (1963). Elegancia y espionaje, y música.
11. ¿Qué pasó entre mi padre y tu madre? (1972). Humor.
12. Apocalypse Now (1979). Guerra y mucho más: el horror.
13. El Señor de los anillos: Las dos torres (2002). La épica.
Acepto sugerencias para llegar hasta 40.
domingo, junio 17, 2007
Tempus fugit
Iba a titular "El bueno, el feo y el malo". Entre las imágenes seleccionadas, tenía claro quién era el bueno y quién el malo... Feo, lo que se dice feo (más bien fea, esa publicidad de seguros)... ver esa camiseta en segunda división después de décadas. Pero nos lo hemos ganado a pulso, y no ha sido flor de esta temporada.
P.D.: Dije que descenderíamos después de perder en Anoeta contra el Athletic. Hoy recomiendo al Athletic un descanso. Dice un amigo que se agotaron los desfibriladores en Bilbao.
viernes, junio 15, 2007
Tres uruguayos
El uno: Gardel, obvio.
Dos: Coelho. Su optimismo lánguido no deja dudas: Coelho, El Pablo, es uruguayo. La máxima “El universo conspira para que tú seas feliz” (versión casi cósmica y libre del "siempre que llovió paró" o "con el nuevo impuesto ganamos todos") pone final a una tradición de autores desabridos capitaneados por el fantasma de Onetti. Los uruguayos tienen otra onda (el fantasmonetti no tiene onda y su cuerpo nunca supo acomodarse adecuadamente los lentes), como el Pablito, ¿viste? Pobre Pablito, está desorientado en la imagen, como si no entendiera por qué cerraron salas de Cinemateca.
(¿Porque no empiezan nunca puntualmente las películas, porque agarras neumonía en la sala, porque proyectan películas diferentes de las programadas, porque se oye el subte fantasma -no hay subte en Montevideo, pero se oye en algunas salas de Cinemateca...-?). Me pierdo, me pierdo.
Recupero el hilo: todo bien, el Pablito, un valor, se compra unos bizcochos de membrillo y tá; el universo en plena conspiración.
Preparo el terreno para el tercero...
-¡Holaquetalcomotevá!
-Bien, por suerte.
La mayoría absoluta de los uruguayos está "bien, por suerte". Pueblo satisfecho que reconoce su fortuna...
Terreno preparado, llega el tercero: James Bond. Lanzo una teoría al aire (o al tapete): James Bond era un uruguayo suertudo, de Tacuarembó, obvio. Si no, ¿cómo se explican sus performances en los casinos, película tras película? ¿Cómo entender eso que vienen mostrando los medios de comunicación de que la casa (el casino) siempre pierde en Uruguay? Bo, James Bo..., por suerte.
miércoles, junio 13, 2007
Edil Hugo Pratto y Acevedo Diaz
Como decía aquél: amanece, que no es poco. En el edificio de la esquina derecha, el iluminado con un foco, junto al coche, subiendo por los balcones, séptimo piso... La cámara viajaría hasta ahí en la escena de la película para mostrar al famoso director de cine Víctor Iriarte. Él duerme.
Añadiré cinco detalles. Que las hojas otoñales del marco superior de la fotografía son de ginko; que la temperatura ambiente a las siete y media era 12ºC (¿sensación térmica?); que por aquel séptimo piso se descolgó un ladrón-araña al apartamento (pero eso fue otro día); que el tramo de calle desde el cual está tomada la fotografía es el más peligroso de la noche montevideana, el más cagado por los perros, quiero decir; que hoy, 13 de junio de 2007, será otro fragante día de buena suerte.
Añadiré cinco detalles. Que las hojas otoñales del marco superior de la fotografía son de ginko; que la temperatura ambiente a las siete y media era 12ºC (¿sensación térmica?); que por aquel séptimo piso se descolgó un ladrón-araña al apartamento (pero eso fue otro día); que el tramo de calle desde el cual está tomada la fotografía es el más peligroso de la noche montevideana, el más cagado por los perros, quiero decir; que hoy, 13 de junio de 2007, será otro fragante día de buena suerte.
martes, junio 12, 2007
Tobias
Hoy ha nacido Tobías en Buenos Aires. ¿Y mañana? Mañana conquistaremos el mundo.
Tobías es argentino de nacimiento y pesa 2,9 kg. Milagros, la mamá, está muy bien. Rafael, el papá, atribulado, mira la cabeza a su hijo.
Hoy todo está bien. Mañana, como prometí, conquistaremos el mundo.
Pero eso será mañana.
lunes, junio 11, 2007
Cena y dos cuentos
Receta de Eresfea (gastronómica y narrativa, actual).
Compro pasta fresca. Tallarines de albahaca: 300 gramos. Un minuto y medio de cocción en agua abundante. (Me ha costado dar con el peso justo para la ración de mi cena).
En otra perola, descargo la bolsa de congelado con brócoli (400 gramos) sobre un poco de agua hirviendo con poca sal y bastante pimienta negra. Dos minutos de cocción.
Además, abro una lata de porotos/alubias (200 gramos escurridos).
Preparo en la sartén un sofrito de ajo con aceite de oliva virgen extra (estrujado en frío y todos esos detalles puristas que me emociona leer en las latas de aceite españolas). ¡Albricias!, encontré unos ajos con dientes grandes como cebolletas, pico uno de ésos (equivalente a cinco dientes de ajo normales).
Mezclo en una ensaladera los tallarines, el brócoli, las alubias y el potente sofrito. Ajusto el punto de sal. Corono el plato con dos huevos fritos (o tres, algunos días de ansiedad).
He descubierto que el platón (plato grande, no filósofo) con un kilo largo de cena no me sacia. Vienen las frutas: sigo los consejos de la OMS en mi particular lucha fibrosa, antioxidante y nocturna contra el cáncer, y como cinco piezas de fruta. Por ejemplo: un racimo de uvas, una banana, una pera, una manzana y una mandarina.
Y hay que añadir yogur (500 gramos). Para amarrar con eso del calcio para los huesos, y el lactilobacilus bífidus o como se llamen los bichos que protegen el intestino.
Luego, a la cama. Leo dos cuentos dos, dosis homeopáticas de Liudmila Petrushévskaya (Moscú, 1938). Cierro el libro (excelente): Amor inmortal.
(Antonio -amigo- estaría orgulloso de mí).
(Otro día hablaré de Amor inmortal y pegaré una foto de los tallarines).
Pienso en los dos cuentos que he leído.
Tardo un minuto en dormir, satisfecho.
Compro pasta fresca. Tallarines de albahaca: 300 gramos. Un minuto y medio de cocción en agua abundante. (Me ha costado dar con el peso justo para la ración de mi cena).
En otra perola, descargo la bolsa de congelado con brócoli (400 gramos) sobre un poco de agua hirviendo con poca sal y bastante pimienta negra. Dos minutos de cocción.
Además, abro una lata de porotos/alubias (200 gramos escurridos).
Preparo en la sartén un sofrito de ajo con aceite de oliva virgen extra (estrujado en frío y todos esos detalles puristas que me emociona leer en las latas de aceite españolas). ¡Albricias!, encontré unos ajos con dientes grandes como cebolletas, pico uno de ésos (equivalente a cinco dientes de ajo normales).
Mezclo en una ensaladera los tallarines, el brócoli, las alubias y el potente sofrito. Ajusto el punto de sal. Corono el plato con dos huevos fritos (o tres, algunos días de ansiedad).
He descubierto que el platón (plato grande, no filósofo) con un kilo largo de cena no me sacia. Vienen las frutas: sigo los consejos de la OMS en mi particular lucha fibrosa, antioxidante y nocturna contra el cáncer, y como cinco piezas de fruta. Por ejemplo: un racimo de uvas, una banana, una pera, una manzana y una mandarina.
Y hay que añadir yogur (500 gramos). Para amarrar con eso del calcio para los huesos, y el lactilobacilus bífidus o como se llamen los bichos que protegen el intestino.
Luego, a la cama. Leo dos cuentos dos, dosis homeopáticas de Liudmila Petrushévskaya (Moscú, 1938). Cierro el libro (excelente): Amor inmortal.
(Antonio -amigo- estaría orgulloso de mí).
(Otro día hablaré de Amor inmortal y pegaré una foto de los tallarines).
Pienso en los dos cuentos que he leído.
Tardo un minuto en dormir, satisfecho.
viernes, junio 08, 2007
La confianza
miércoles, junio 06, 2007
Visiones y esperanzas
"Permítanme presentarme. Tengo sesenta y nueve años, vivo en la casa en la que crecí y he sido profesor de biología y astronomía en el colegio secundario del pueblo durante tantos años que he dado clases al nieto de uno de mis alumnos. Uso el reloj pulsera de mi padre, que me dice que son las cuatro y media pasadas de la mañana, y aunque antes no lo creía así, ahora pienso que la esperanza es la esencia de los hombres buenos."
Así arranca "El emperador del aire", uno de los pocos cuentos "buenos" (de bondad) en medio de los cuentos "buenos" (de calidad literaria) del panorama estadounidense contemporáneo. El autor es Ethan Canin (Michigan, 1960). Su personaje mira la evolución de una plaga de insectos en su viejo árbol, mira también las estrellas, mira... Sobre todo mira a su vecino, y al hijo de su vecino.
P.D: "La esperanza es lo último que se perdió". Siempre me he resistido a creer esa pintada. (Cuidado, tampoco me sirve la esperanza a solas, sin aliños).
P.D.2: No tiene casi nada que ver... Pero, si cierro los ojos, tengo las visiones de los lugares que aparecen en las fotografías que adjunto.
lunes, junio 04, 2007
Soledad y escritura
Palahniuk (1964) nació en Oregón, este dato a simple vista irrelevante se transforma casi en una conspiración cuando se piensa que también Raymond Carver y los escenarios de la primera entrega de Rambo son ¿oregoneses? Palahniuk es el escritor famoso por la película de su novela (El club de la lucha) y, aunque me parece lamentable como novelista, brilla en la distancia corta. En “Introducción: realidad o ficción” arranca lapidariamente: “Por si no os habéis dado cuenta, todos mis libros tratan de una persona solitaria que busca alguna forma de conectar con los demás”. Se agradecen este tipo de explicaciones por parte de un autor. (Aunque, cuando muera Palahniuk, algún doctorando enmendará la plana al autor).
El Palahniuk escritor de ficciones prescinde del mundo para entregarse a su historia. Pero, una vez terminada, esta historia necesita volver con la gente de la que salió. Si el libro se vende bien conocerá gente, se hartará de estar con gente, y Palahniuk necesitará perderse en la soledad de otra historia. Ése es su ciclo como escritor: de la soledad al grupo, del grupo a la soledad, y así indefinidamente. De la ficción a la realidad, de la realidad a la ficción… El escritor es, entonces, un viajero (como el lector cómplice) de la soledad.
Palahniuk escribe sobre la formación de grupos, con su estructura y normas internas. Y estos textos son los intermedios entre novelas, el ensayo de las fases de realidad, de compañía, el camino intermedio entre la soledad y la compañía.
Él explica este intermedio como periodismo: “En la imaginación de la gente, eso es lo que distingue a un escritor de un periodista. El periodista, el reportero, siempre anda con prisas, de caza, reuniéndose con gente y recogiendo datos. Preparando una historia. El periodista escribe en compañía de otra gente y siempre con plazos de entrega. Rodeado de gente y con prisas. Es una actividad emocionante y divertida. El periodista escribe para conectar a la gente con el mundo exterior. Es un conducto.”
“Pero un escritor es distinto. Alguien que escribe ficción es alguien –o eso imagina la gente- que está solo.”
Pero Palahniuk explica que la escritura le permite estar en contacto con la gente, y que se alimenta de ese contacto para poder escribir, primero, historias reales; luego, cuando estas historias han madurado lo suficiente, la ficción. Quizá por eso la gente las lee como reales, se las cree. Visto de otro modo, Palahniuk busca la amistad con la escritura, busca compañeros de trabajo, de aficiones… busca grupos de amigos. Confiesa: “No vemos muchos modelos nuevos para la integración social masculina. Está el deporte. Y construir graneros. Y ya está”.
¿Muy yanqui? ¿Muy oregonés?
San Sebastián, País Vasco, España. El deporte: montaña, pala (sin hniuk), fútbol, tute y mus. El club más popular no es el de “la lucha”, sino la “sociedad gastronómica”: nos reunimos con cualquier excusa para cocinar y comer. A veces sólo para comer y beber, no hay problema.
Montevideo, Uruguay. El picadito (partido de fútbol más o menos improvisado en cualquier sitio). El asadito: fuego de leña, luego brasas y, entonces, achuras y carnes asándose. Whisky (y aplauso) para el asador.
¿Cuáles son los modelos de integración social femeninos?
P.D.: En la imagen, uno de los elementos vascos de integración social masculina.
El Palahniuk escritor de ficciones prescinde del mundo para entregarse a su historia. Pero, una vez terminada, esta historia necesita volver con la gente de la que salió. Si el libro se vende bien conocerá gente, se hartará de estar con gente, y Palahniuk necesitará perderse en la soledad de otra historia. Ése es su ciclo como escritor: de la soledad al grupo, del grupo a la soledad, y así indefinidamente. De la ficción a la realidad, de la realidad a la ficción… El escritor es, entonces, un viajero (como el lector cómplice) de la soledad.
Palahniuk escribe sobre la formación de grupos, con su estructura y normas internas. Y estos textos son los intermedios entre novelas, el ensayo de las fases de realidad, de compañía, el camino intermedio entre la soledad y la compañía.
Él explica este intermedio como periodismo: “En la imaginación de la gente, eso es lo que distingue a un escritor de un periodista. El periodista, el reportero, siempre anda con prisas, de caza, reuniéndose con gente y recogiendo datos. Preparando una historia. El periodista escribe en compañía de otra gente y siempre con plazos de entrega. Rodeado de gente y con prisas. Es una actividad emocionante y divertida. El periodista escribe para conectar a la gente con el mundo exterior. Es un conducto.”
“Pero un escritor es distinto. Alguien que escribe ficción es alguien –o eso imagina la gente- que está solo.”
Pero Palahniuk explica que la escritura le permite estar en contacto con la gente, y que se alimenta de ese contacto para poder escribir, primero, historias reales; luego, cuando estas historias han madurado lo suficiente, la ficción. Quizá por eso la gente las lee como reales, se las cree. Visto de otro modo, Palahniuk busca la amistad con la escritura, busca compañeros de trabajo, de aficiones… busca grupos de amigos. Confiesa: “No vemos muchos modelos nuevos para la integración social masculina. Está el deporte. Y construir graneros. Y ya está”.
¿Muy yanqui? ¿Muy oregonés?
San Sebastián, País Vasco, España. El deporte: montaña, pala (sin hniuk), fútbol, tute y mus. El club más popular no es el de “la lucha”, sino la “sociedad gastronómica”: nos reunimos con cualquier excusa para cocinar y comer. A veces sólo para comer y beber, no hay problema.
Montevideo, Uruguay. El picadito (partido de fútbol más o menos improvisado en cualquier sitio). El asadito: fuego de leña, luego brasas y, entonces, achuras y carnes asándose. Whisky (y aplauso) para el asador.
¿Cuáles son los modelos de integración social femeninos?
P.D.: En la imagen, uno de los elementos vascos de integración social masculina.
sábado, junio 02, 2007
La clave del elefante
¿Qué será más importante: la Física que nunca usará el dibujante o su optimismo con ese elefante culibajo de trompa alzada?
Creo que la respuesta merecía más que un cero con pinta de dónut (dona), algo más... Además de valiente, el alumno es tan gracioso como lógico, ama los animales y está metido en la historia, no en el maldito problema. Por eso elige un gran mamífero que no resultará dañado (un ratón, por ejemplo, sería arrollado por el objeto de 3kg).
Obsérvense, además, las limitaciones del profesor. De salida, tiene el color corrector de los sádicos: rojo. Enmarca el cero en otro círculo, como si no se viera, como si quisiera reforzar el cero, hacerlo crecer. ¡Ay! En su limitación, añade un símbolo de interrogación con una caligrafía digna de receta médica. Lo planta junto al elefante, dudando de lo obvio: el elefante culibajo detendrá el objeto. Y subraya "elefante", como si no entendiera o, peor aun, como si su lógica no diera para más. Puesto a marcar con rojo, podría haber añadido la erre final a "choca" (chocar) y un puñado de tildes: fricción, después, comprimirá, continúa, moviéndose, sí (afirmativo).
Es lo que tienen las correcciones: no acaban nunca... (Llegan hasta el título de una novela: Las correcciones, de Franzen).
Como decía el maestro D. Luka Brajnovic: "Ya le suspenderá la vida".
¿Al profesor o al alumno?
P.D.: Gracias, Lucía, por la imagen.
P.D.2: ¿Alguno de los bachilleres que accede a este blog podría resolver el problema desde el punto de vista de la Física?
Hongos montevideanos II
Suscribirse a:
Entradas (Atom)