Llega a casa con ganas de fastidiar, entra en la cocina con ojos examinadores, no responde a los saludos, mira el frutero.
-Uno, dos, tres…-cuenta-. ¡Tanto plátano! -exclama como si la cantidad de plátanos fuera algo terrible-. ¡Diez plátanooooos…!
Siempre hay algún banana que protesta por protestar.
P.D.: Me gusta cuando alguien dice en Uruguay: "No seas banana". Me gusta tanto como cuando llaman a alguien "salame", "nabo" o "manzanita".
miércoles, mayo 28, 2008
lunes, mayo 26, 2008
"¿Sabéis cómo compré mi frontal?"
Regresábamos del monte en coche. Ángel nos dijo:
-¿Sabéis cómo compré mi frontal?
Se refería a esa especie de linterna cegadora que llevaba fijada en la cabeza con unas bandas elásticas. Y no, no lo sabíamos. Además nos quedamos esperando que lo contara. La historia prometía interés desde el comienzo.
Patxi le dijo:
-Sigue, sigue, por favor.
Yo le dije:
-¡Qué comienzo!
jueves, mayo 22, 2008
Bisaurín (pasado y futuro)
Subí con mi padre un día de verano. Sol.
Subí con Fefi un día de verano. Nubes.
Patxi y yo renunciamos a subir un día de invierno. Nieve y viento gélido.
Dentro de ocho días subirá un grupo de montañeros comandado por Patxi, ese sherpa del paisaje guipuzcoano.
Mi ánimo, desde lejos. Especialmente para Javi, que renunció a subir el día de verano con nubes.
lunes, mayo 19, 2008
¡Eh!
En su familia nadie daba las gracias ni pedía perdón. Las gracias sobraban y el perdón era divino. Por eso, y porque vivía en un cortijo, quizá estaba algo alejada del mundo, ése que veía y escuchaba en la televisión. Siempre le había parecido una exotiquez la verborrea sentimental de las películas y series de televisión americanas.
Dime que me quieres.
Te amo, te necesito.
Te amo, mami. Yo también te amo, cariño/tesoro (al teléfono).
Y esa curiosa obligación que tenían de perdonar todos los personajes. Nada era más ruin que negar el perdón al personaje que lo pedía. El colmo era cuando pedían perdón a un solo personaje, pero con espectadores. Ahí se sabía el resultado: el perdonador no tenía más opción que perdonar y los espectadores aplaudirían. Entonces ella pensaba en aquello que le dijo su hijo: los cristales rotos son azúcar; la sangre, tomate… Y ella imaginaba que en esos perdones también había algo falso, imposible, pero no se lo conseguía imaginar con claridad. Tenía que preguntárselo a su hijo.
Algo de todo esto le vino a la mente de una manera confusa cuando viajó al País Vasco con su hija para encontrarse con su hijo muerto. Y estuvo a punto de dar las gracias cuando vio que no le habían estropeado el rostro. Lo besó.
Se negó a regresar en el coche que le ofrecía el Ministerio. No había dado las gracias antes, no las daría ahora. Volvería con su hija en un autobús. En la cola, para comprar el billete, alguien la empujó. Al momento oyó:
-Barkatu, ¡eh!
Era una chica con el pelo en un tono de granate y con el flequillo cortado por un hachazo.
-¿Qué?
-Perdona, ¡eh!
Nunca antes había oído ese ¡eh! Ni en la televisión.
Dime que me quieres.
Te amo, te necesito.
Te amo, mami. Yo también te amo, cariño/tesoro (al teléfono).
Y esa curiosa obligación que tenían de perdonar todos los personajes. Nada era más ruin que negar el perdón al personaje que lo pedía. El colmo era cuando pedían perdón a un solo personaje, pero con espectadores. Ahí se sabía el resultado: el perdonador no tenía más opción que perdonar y los espectadores aplaudirían. Entonces ella pensaba en aquello que le dijo su hijo: los cristales rotos son azúcar; la sangre, tomate… Y ella imaginaba que en esos perdones también había algo falso, imposible, pero no se lo conseguía imaginar con claridad. Tenía que preguntárselo a su hijo.
Algo de todo esto le vino a la mente de una manera confusa cuando viajó al País Vasco con su hija para encontrarse con su hijo muerto. Y estuvo a punto de dar las gracias cuando vio que no le habían estropeado el rostro. Lo besó.
Se negó a regresar en el coche que le ofrecía el Ministerio. No había dado las gracias antes, no las daría ahora. Volvería con su hija en un autobús. En la cola, para comprar el billete, alguien la empujó. Al momento oyó:
-Barkatu, ¡eh!
Era una chica con el pelo en un tono de granate y con el flequillo cortado por un hachazo.
-¿Qué?
-Perdona, ¡eh!
Nunca antes había oído ese ¡eh! Ni en la televisión.
viernes, mayo 16, 2008
Exhortación
Esta mañana he prendido la televisión, Canal 12, y he oído: "Exhortan a no tener contacto con murciélagos".
La voz de Fernanda Cabrera estaba ahí, ya no recuerdo si estaba Mariano López. Sí, era el informativo de los madrugadores. Y la exhortación corría a cargo del Ministerio de Salud.
¡Ya estáaaaaannnn aquíiiiiiii!
Pronto tendremos los vampiros en Montevideo.
Y me he refugiado en un cuento de Stamm y en el café.
La voz de Fernanda Cabrera estaba ahí, ya no recuerdo si estaba Mariano López. Sí, era el informativo de los madrugadores. Y la exhortación corría a cargo del Ministerio de Salud.
¡Ya estáaaaaannnn aquíiiiiiii!
Pronto tendremos los vampiros en Montevideo.
Y me he refugiado en un cuento de Stamm y en el café.
miércoles, mayo 14, 2008
Batería con marea de fondo
1. En las telenovelas (culebrones) argentinas, tarde o temprano, una mujer simula estar embarazada para cazar al hombre, que siempre, más temprano que tarde, asume responsablemente esa paternidad.
(¿Se imaginan a un sueco con este “problema”?).
2. El Atlántico es grande, pero no tanto: dos fragatas uruguayas chocan en ese océano... ¡La una con la otra! El accidente resulta más inverosímil si se hacen cuentas de los buques de que dispone la Armada uruguaya.
(Había prometido marea de fondo en el título).
3. Uruguay llegó a esta legislatura del Frente Amplio (mosaico de izquierda) apostando por el cambio. El cambio quedó atrás... Ya he leído correcciones del lema en algunos carteles, que retrotraen al estilo Kennedy: El cambio empieza por ti. No te preguntes qué puede hacer el cambio por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por el cambio.
¿Pero ya cambiamos o no cambiamos?
¿Por qué no cambiamos los criterios de medir en las estadísticas y ya está?
4. La caja de cambios se atasca. Ahora el ejecutivo se embelesa con el nuevo lema: el país productivo. Se cacarea lo del “país productivo” al mismo tiempo que el país está a oscuras. No hay energía en Uruguay porque no llueve (centrales hidroeléctricas al mínimo) y se dictan leyes para el ahorro de energía. ¿Cuál es el punto de partida de la producción? ¿La producción sin energía?
(¡Metele güevo…! Pero sin yema y sin clara...)
5. Escenas de matrimonio está en Uruguay. Canal 10 retransmite la serie española con éxito de audiencia en España. Tres parejas que representan diferentes franjas de edad y que convierten sus permanentes desavenencias en retórica. (“¡Y tú más, ………….…!”, rellénense los puntos con algún insulto original).
Apuntes:
-Una de las tres parejas contradice el título (no es matrimonio).
-Ninguna de las tres parejas tiene hijos. Nada que ver con las telenovelas de éxito argentinas (véase 1.), donde tiene hijos (declarados, ocultos, desconocidos…) hasta el apuntador.
-Los espectadores uruguayos necesitan subtítulos para entender qué dicen en ese español de España que muchas veces es español modernillo de la tele, no de España.
(Ofrezco mis servicios para el doblaje: español modernillo de la tele de España -español uruguayo).
(¿Se imaginan a un sueco con este “problema”?).
2. El Atlántico es grande, pero no tanto: dos fragatas uruguayas chocan en ese océano... ¡La una con la otra! El accidente resulta más inverosímil si se hacen cuentas de los buques de que dispone la Armada uruguaya.
(Había prometido marea de fondo en el título).
3. Uruguay llegó a esta legislatura del Frente Amplio (mosaico de izquierda) apostando por el cambio. El cambio quedó atrás... Ya he leído correcciones del lema en algunos carteles, que retrotraen al estilo Kennedy: El cambio empieza por ti. No te preguntes qué puede hacer el cambio por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por el cambio.
¿Pero ya cambiamos o no cambiamos?
¿Por qué no cambiamos los criterios de medir en las estadísticas y ya está?
4. La caja de cambios se atasca. Ahora el ejecutivo se embelesa con el nuevo lema: el país productivo. Se cacarea lo del “país productivo” al mismo tiempo que el país está a oscuras. No hay energía en Uruguay porque no llueve (centrales hidroeléctricas al mínimo) y se dictan leyes para el ahorro de energía. ¿Cuál es el punto de partida de la producción? ¿La producción sin energía?
(¡Metele güevo…! Pero sin yema y sin clara...)
5. Escenas de matrimonio está en Uruguay. Canal 10 retransmite la serie española con éxito de audiencia en España. Tres parejas que representan diferentes franjas de edad y que convierten sus permanentes desavenencias en retórica. (“¡Y tú más, ………….…!”, rellénense los puntos con algún insulto original).
Apuntes:
-Una de las tres parejas contradice el título (no es matrimonio).
-Ninguna de las tres parejas tiene hijos. Nada que ver con las telenovelas de éxito argentinas (véase 1.), donde tiene hijos (declarados, ocultos, desconocidos…) hasta el apuntador.
-Los espectadores uruguayos necesitan subtítulos para entender qué dicen en ese español de España que muchas veces es español modernillo de la tele, no de España.
(Ofrezco mis servicios para el doblaje: español modernillo de la tele de España -español uruguayo).
martes, mayo 13, 2008
Herencia
Algunas personas te reconocen sin conocerte de antes. Ven lo que ni tú alcanzas a distinguir en ti mismo. Confían en tu mejor versión. Y cuando tienes tentaciones socráticas torcidas (sólo sé que no sé nada, y cuesta abajo hasta la mierda corre), cuando sientes un punto de flaqueza, los redescubres (a él, a ella). Quizá pasó el tiempo y están más débiles, más vapuleados que tú…; pero sabes que ellos te reconocieron y te dieron lo mejor que se puede dar. (No hace falta que diga qué).
Cuando se mueren, uno mira hacia el cielo; ya no hay nadie en medio. Y entonces se comprende la responsabilidad heredada.
P.D.: Hoy hace dos años que compartí por última vez una jornada pirenaica de perrechicos con Peter (DEP).
jueves, mayo 08, 2008
Deslumbrado por Stamm
Lluvia de hielo, del suizo Peter Stamm (1963).
Podría dilatar esta entrada, pero sólo escribiré: esta semana inauguro los días con una taza enorme de café solo y un relato de Lluvia de hielo. Son amaneceres apabullantes.
Imprescindible.
Podría dilatar esta entrada, pero sólo escribiré: esta semana inauguro los días con una taza enorme de café solo y un relato de Lluvia de hielo. Son amaneceres apabullantes.
Imprescindible.
martes, mayo 06, 2008
Elefante africano en Buenos Aires
domingo, mayo 04, 2008
Quince minutos con Pancho
Ayer viajé a Buenos Aires. La luz de un soleado sábado otoñal ofrecía la mejor cara de la ciudad, y la oferta cultural tenía su epicentro en otra jornada de la XXXIV Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Así que caminé mucho y me fui al zoo para ver a Pancho, y que me perdonen los amigos bonaerenses y culturosos de la vecina feria de las editoriales.
Pagué 8 pesos en la entrada y caminé directo al otro extremo del zoo, donde descansa (aparentemente lo hace de maravilla) Pancho, el veterano chimpancé.
(¿Quién es Pancho? Haz clic en el cartel de la imagen y lee).
Pancho es un outsider, un resistente, un preso de por vida con yogures y pelotas. Cuando llegué ante él, estaba tumbado boca arriba y con una mano en cada pie. ¿Cuánto puede aguantar un chimpancé esa postura? Me senté junto al recinto de Pancho y anoté las expresiones de los numerosos visitantes que se agolpaban ante el vidrio protector.
Joven: “¡No es de verdad, boluda [la boluda era su novia]!, ¿no ves que no se mueve? (golpeando el vidrio bajo el cartel “Prohibido golpear el vidrio”).
Niña: “¡Está muerto!”.
Niño: “¡Pancho, movete!” (golpeando el vidrio bajo el cartel).
Señora: “No se mueve, parece una estatua”.
Madre (a su niña): “¿Te gusta? ¿Lo llevamos a casa?”.
Niña (a su madre): “Nooooo…”.
Señor (golpeando el vidrio bajo el cartel): "No se mueve".
Nena (a gritos, golpeando el vidrio bajo el cartel): “¡Mono!, ¡mono!, ¡mono!, ¡mono!, ¡mono!
Mujer a otra mujer: “Vámonos, que no se mueve”.
Y Pancho, del otro lado del otro lado del vidrio golpeado, impertérrito, mantenía la expresión simiesca de estoicismo. Cuando me fui (quince minutos después), Pancho seguía tumbado boca arriba y con una mano en cada pie.
Hace unos años, en una página de la asociación Gran Simio, leí que a Pancho le habían extirpado un testículo y que tenía artritis. Vamos, que estaba hecho puré. Entonces lo visité y lo encontré tirado (camuflado) detrás de un tronco. Una cuidadora del zoo vestida de verde me dijo que estaba deprimido.
Son graciosos los monos, concitan tanto público o más que el oso polar, el hipopótamo o el tigre. La gente no los mira como si fueran animales.
En fin, puedo afirmar, para alegría de propios y extraños, que ayer encontré a Pancho mejorado y rejuvenecido, incluso (inclusive en Argentina) diría que con cierto sentido del humor y con ganas de pitorreo.
P.D.: Felicidades, Imanol. Y recuerdos a la memoria del mono cangrejero de Antonio Gala.
P.D.2: El viernes Tom Wolfe estuvo allí (en la feria, no en el zoo).
viernes, mayo 02, 2008
Ayer, hoy, mañana... y más allá
Ayer descubrí con sorpresa que hay calzoncillos ignífugos, tienen hasta su publicidad en internet.
Hoy cumple años Josefina. Me dio no sé qué regalarle los calzoncillos ignífugos...
Mañana, 3 de mayo, Eileen cumple años. Tampoco creo que acepte como regalo los calzoncillos ignífugos.
El domingo 4 de mayo, Imanol cumplirá 40 años. Iba a mandarle por correo los calzoncillos ignífugos (por fin alguien adecuado para los calzones...). Pero, desde Montevideo, no llegaría a tiempo el regalo, así que he decidido homenajear al amigo (amante de la naturaleza) y tomaré mañana para él unas fotografías de Pancho, el chimpacé más famoso del zoo de Buenos Aires. Ya dije una vez que está viejito (el simio, no Imanol) y que en una operación le extrajeron un testículo. Redondearé el homenaje a Imanol con una foto o filmación de los canguros.
Hoy cumple años Josefina. Me dio no sé qué regalarle los calzoncillos ignífugos...
Mañana, 3 de mayo, Eileen cumple años. Tampoco creo que acepte como regalo los calzoncillos ignífugos.
El domingo 4 de mayo, Imanol cumplirá 40 años. Iba a mandarle por correo los calzoncillos ignífugos (por fin alguien adecuado para los calzones...). Pero, desde Montevideo, no llegaría a tiempo el regalo, así que he decidido homenajear al amigo (amante de la naturaleza) y tomaré mañana para él unas fotografías de Pancho, el chimpacé más famoso del zoo de Buenos Aires. Ya dije una vez que está viejito (el simio, no Imanol) y que en una operación le extrajeron un testículo. Redondearé el homenaje a Imanol con una foto o filmación de los canguros.
jueves, mayo 01, 2008
Lección de Pepe
Entre 1990 y 1991 viví un año sabático sin saberlo. Me di cuenta cuando terminó y volví a trabajar. Por eso lo llamo viernésico.
Aguanté unos meses con el euskera; días con el inglés, por dificultades bailongas con la profesora; y semanas con el alemán, porque después de la clase organizábamos una partida de parchís en un bar cercano. El camarero, cuando me veía jugando con tres mujeres al parchís, se acercaba y me daba la Grimbergen con media sonrisa que me recordaba mucho a la de Kazuro (dígase Kasuro).
Dejé el parchís cuando mi amigo Josean (DEP) me presentó en el bar Teo. Allí jugaba a cartas con un grupo de señores mayores. Gente experta, duchos en el tute y en el mus. Allí aprendí mucho.
Pepe tenía porte de galán, los brazos tatuados, más de setenta años y muchas batallas perdidas. Él decía: “Yo he follado más que todos vosotros juntos”. Y nadie afirmaba, negaba o levantaba la cabeza. Pedro, el sólido carnicero cuarentón, abría el abanico de sus cartas con cuidado, sin parpadear. Ángel, siempre bronceado de sus paseos de jubilado por la playa, se hacía el sordo… Y yo me sentía bien, por debajo de Pepe. (Está bien que haya autoridad). Me daba un codazo cómplice y volvía a la carga: “He follado más que toda esta pandilla de viejos junta”. “A ver, Pepe, ¿quieres mus o no quieres mus?”, le cortaba Pedro con cierto desinterés.
A Pepe le venía a buscar todas las tardes la mujer. Ella entraba al bar, a Pepe se le iluminaba el rostro y le costaba menos de un minuto dejar la partida de cartas. No importaba si ganaba o perdía. Nunca hacía esperar a su mujer. Si algo estaba por decidirse, él pagaba los cafés o las copas y se iba del brazo con su señora con paso de guapo tanguero.
La amistad de Pepe (DEP) fue de lo mejor que yo, sin saberlo aún, viviría en ese año viernésico.
P.D.: Aquel año, Kazuro (dígase Kasuro) salió en la televisión vasca. Imaginé vascas versiones de esa aparición:
-Pedante: un nipón imbuido en la cultura vasca.
-Sentimental: un japonés enamorado de nuestras tradiciones y nuestra lengua.
-Envidiosillo: un chino borracho en una sidrería, contando cómo ha aprendido euskera en seis meses.
Aguanté unos meses con el euskera; días con el inglés, por dificultades bailongas con la profesora; y semanas con el alemán, porque después de la clase organizábamos una partida de parchís en un bar cercano. El camarero, cuando me veía jugando con tres mujeres al parchís, se acercaba y me daba la Grimbergen con media sonrisa que me recordaba mucho a la de Kazuro (dígase Kasuro).
Dejé el parchís cuando mi amigo Josean (DEP) me presentó en el bar Teo. Allí jugaba a cartas con un grupo de señores mayores. Gente experta, duchos en el tute y en el mus. Allí aprendí mucho.
Pepe tenía porte de galán, los brazos tatuados, más de setenta años y muchas batallas perdidas. Él decía: “Yo he follado más que todos vosotros juntos”. Y nadie afirmaba, negaba o levantaba la cabeza. Pedro, el sólido carnicero cuarentón, abría el abanico de sus cartas con cuidado, sin parpadear. Ángel, siempre bronceado de sus paseos de jubilado por la playa, se hacía el sordo… Y yo me sentía bien, por debajo de Pepe. (Está bien que haya autoridad). Me daba un codazo cómplice y volvía a la carga: “He follado más que toda esta pandilla de viejos junta”. “A ver, Pepe, ¿quieres mus o no quieres mus?”, le cortaba Pedro con cierto desinterés.
A Pepe le venía a buscar todas las tardes la mujer. Ella entraba al bar, a Pepe se le iluminaba el rostro y le costaba menos de un minuto dejar la partida de cartas. No importaba si ganaba o perdía. Nunca hacía esperar a su mujer. Si algo estaba por decidirse, él pagaba los cafés o las copas y se iba del brazo con su señora con paso de guapo tanguero.
La amistad de Pepe (DEP) fue de lo mejor que yo, sin saberlo aún, viviría en ese año viernésico.
P.D.: Aquel año, Kazuro (dígase Kasuro) salió en la televisión vasca. Imaginé vascas versiones de esa aparición:
-Pedante: un nipón imbuido en la cultura vasca.
-Sentimental: un japonés enamorado de nuestras tradiciones y nuestra lengua.
-Envidiosillo: un chino borracho en una sidrería, contando cómo ha aprendido euskera en seis meses.
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