martes, diciembre 30, 2008
La escuela de la montaña está abierta
Cómo expresar lo que disfrutaba yo de la montaña cuando empezaba a caminar… Mi padre no tenía coche y los fines de semana apuraba las líneas de autobús en los alrededores de San Sebastián. No importaba el mal tiempo, siempre salíamos los dos.
Eran tiempos de botas katiuskas, canguro y jersey de lana, palo y navaja. Mi padre siempre me pedía más. Y yo nunca reconocí la fatiga, el hambre o la sed (¿cantimplora?, no, gracias), el frío o el calor.
Sube por ahí, y yo subía. Baja por ahí, y yo bajaba. Tírate por ahí, y me tiraba. La tercera tentación del diablo a Jesús desde un monte muy alto no tenía sentido para mí. Mi fe era absoluta, pero no ciega: mi padre disponía el monte para nosotros, el paisaje a nuestros pies era nuestro “territorio”.
Yo era/soy un bruto. Ahora comprendo cómo disfrutaba mi padre. Ir de niño a la montaña es una escuela… Ir de mayor, con niños, un postgrado.
Ayer, Leire, Iker y Aitor (con sus cuatro añazos y el gusto por pisar barro) subieron a la escuela del Ernio, el monte de las cruces. Salimos desde Iturrioz. Iñaki, el padre, tiene un coche grande y oscuro como el de una funeraria. Un postgrado.
P.D.: Pocas veces el clic en la imagen es tan gratificante.
Es momento de agradecimientos
El 28, día de los Santos Inocentes, Lourdes, Álvaro, Patxi y yo nos dimos la vuelta por la ventisca de nieve antes de llegar a lo más alto de Bisaurín. Me acordé de las erróneas previsiones meteorológicas (mastíquese alguna mala palabra…).
¡Me acordé de Fátima!
Y de Fefi, Tati y Javier.
El momento bufandero Nacional es un homenaje a Martín O., ese galán propio del Hollywood de los 40, él tuvo su recuerdo festivo y bailado en la cima del Foratón.
sábado, diciembre 27, 2008
Realización de actividades KULTURETAS
La sección de El Diario Vasco se llama CULTURA & OCIO, pero la palabra CULTURA en la cabecera tiene el doble de tamaño que la palabra OCIO. El título del reportaje es “A qué dedicamos el tiempo libre?” Mikel G. Gurpegui se refiere en una doble página a los guipuzcoanos de Gipuzkoa (no Guipúzcoa) y aporta un RANKING DE INTERÉS POR LAS ACTIVIDADES CULTURALES increíble. El siguiente reportaje, una página más, sigue al hilo con el mismo tema y autor: “Menos cultos que nuestros vecinos?”, donde se contrastan los datos de la estadística, además, con los de Álava (no Araba, y una vez con tilde otra no), Vizcaya (no Bizkaia), Navarra y País Vasco francés.
El punto de partida de estos dos reportajes procede de la Encuesta de hábitos, prácticas y consumo en cultura 2007-2008, “un amplio estudio con 6.785 encuestados para tratar de fotografiar los hábitos de consumo cultural de los vascos”.
(¿Consumo, consumo, consumo… ¿No será ocio en vez de cultura? Creo que puedo extrapolar muchos comentarios gipuzkoanos fuera del ombligo vasco. Así que, si eres gallego o uruguayo, sigue leyendo, ten paciencia).
Ahora copio y comento (del primer reportaje) la Media de personas según el hábito de realización de actividades culturales en el último año.
Escuchar música 77,9%. ¿Qué sería de nuestra cultura sin el MP3…? Leer libros vinculados al ocio 68,5%. Importante: “vinculados al ocio”. Acudir al cine 54,1%. Yo sabía que cuando “acudía” a ver Rambo IV hacía algo grande por la cultura. Asistir a museos 39,1%. El año pasado estuve dos veces en el tanatorio, ¿sirve? Asistir a los museos es producto de los viajes, hay gente que llega a una ciudad nueva y en vez de asistir al bar, a un cementerio o a una tienda de lencería, asiste al museo. En fin…, ¿panteones de arte o salas de ocio al estilo Guggenheim? Asistir a bibliotecas/mediatecas 30,2%. Eso, que las películas y la música es lo que se presta… La experiencia demuestra que en invierno las cálidas están llenas de jubilados que se disputan los diarios, y que se llenan sólo en época de exámenes, cuando los estudiantes, con la excusa de que en su casa no tienen dónde estudiar, acuden a las bibliotecas para entablar relaciones sociales (ligar, emparejarse y eso). Asistir al teatro 21,8%. Una vez asistido, se puede uno dormir, tan ricamente. ¿Por qué lo llaman teatro cuando quieren decir musicales de películas? Asistir a galerías y exposiciones 21,7%. De acuerdo, creo que este dato se ajusta a mi asistencia…, cuando invitan a canapés y a tintorro en la inauguración. Asistir a espectáculos de bertsolaris 18,1%. ¿Para qué, ya asisto a los informativos de la ETB2? Asistir a espectáculos de danza 9,3%. Asistir a espectáculos de ópera 7,6%.
La fotografía no es una actividad cultural (quizá la olvidaron, porque sí aparecía en el “ranking”). El callejeo para ver la arquitectura o las visitas a los monumentos nacionales no cuentan como actividad cultural. (Ya sabía yo que lo del Día del Patrimonio en Uruguay era un cuento). No son actividades culturales los grafitis, los tatuajes y el deporte, con su panoplia de gimnasios y centros deportivos de cualquier pelaje y depilaje; tampoco los campos de fútbol repletos de muchedumbres… El prêt-à-porter y las rebajas no son actividades culturales. ¿Por qué ir a ver/oír clásicos como Dylan, Julio Iglesias, ACDC o Víctor Belén y Ana Manuel son actividades culturales y ver una final de Roland Garros o a Usain Bolt revoleando la camiseta en la línea de llegada con récord del mundo no es cultura? El cine, sin el negocio de las salas, no es una actividad cultural. ¿Por qué mirar una película en una sala de cine con el termostato mal regulado es cultura y verla en casa en tu sofá con la megapantalla y el sonido envolvente es ocio? ¿Por qué ir al colegio o a la universidad no es una actividad cultural? ¿Por qué no lo llaman industria del entretenimiento?
Bien, hasta aquí los vascos podríamos tragarnos este sapo, pero resulta que la gastronomía, con cofradías de angula y babarruna, con Denominacionesdeorigen, con concurso de Idiazabal, con libros y revistas, con el modelo Arguiñano televisivo (hoy ha hablado en su programa de la vasectomía que le hicieron a él y a dos amigos, ¡fueron juntos a operarse!), con templos vivos estrellados por Michelin... ¡La gastronomía no es una actividad cultural! Algo raro se cocina en todo esto, porque la estadística es del Observatorio Vasco de la Cultura “impulsado por el Gobierno Vasco”, y, como es bien sabino, digo sabido, los vascos no nos equivocamos nunca. Y menos cuando hay rancho.
En la imagen, Patxi y Lourdes el día de Navidad en la cima de Urkieta, alejados provocadoramente de las actividades culturales.
miércoles, diciembre 24, 2008
lunes, diciembre 22, 2008
Esquema de una salida montañera el día de Santo Tomás
Larraitz-Gambo-Larraitz (cinco horas y media)
Larraitz (402): Patxi y yo, café con leche; Ángel, té.
Ascensión: por la ruta hacia Txindoki que sube por Muitze. Dejamos la senda que enfila hacia el collado de Egurral y seguimos subiendo a la izquierda del arroyo Auzate, bordeamos la cima de Uzkuiti (foto 2) hacia el sudeste, luego evitamos también la cima del Gambo Txiki. Hemos dicho Gambo y será Gambo (foto 2).
Gambo (1.412): caldo caliente, chocolate, galletas, fruta fresca, frutos secos revenidos de Patxi, vistas inolvidables.
Bajada feliz: collado de Irazusta, Alotza, vistas de Ausa Gaztelu (foto 3). Sólo queda, por la vía normal del Txindoki, el chocolate con leche del barro que reconoce cinco nevadas otoñales (en estos tiempos de cálido cambio climático…).
De nuevo en Larraitz: chorizo, morcilla, carne cocida, sidra y cafés.
P.D.: Manso regreso en el Ford Fiesta con alerón de Patxi.
España raseada
Hoy en España se sabe que lo mejor para tapar agujeros no es el cemento, las tablas, o las cremas antiarrugas. Nada para tapar los agujeros como el dinero. Lo dirán en televisión una y otra vez en las noticias: “¡Y tapar algunos agujeros!”. Por eso hoy, para evitar el empacho, no oiré la radio, no veré la televisión; ni siquiera a Iñaki Gabilondo (mi editorialista esquizofrénico favorito de la televisión: ¡no hay crisis!, ¡hay crisis!). El 22 de diciembre se ha convertido en el día de los becarios de la Comunicación recorriendo las administraciones de lotería donde han tocado los grandes premios de Navidad. La alegría mojada con champán (perdón, cava), la histeria, los saltos, los cánticos al estilo aporellos-oé o soy español-ñol-ñol, las mismas preguntas periodísticas de los últimos veinte (?) años, las mismas respuestas…: el bucle.
¿La crisis? ¡A tapar agujeros! ¡A rasear España!
¿La crisis? ¡A tapar agujeros! ¡A rasear España!
sábado, diciembre 20, 2008
Tímpano de hierro
“Por fuera [se refiere a un hombre] era como un tímpano de hierro”. La alumna de cuarto curso de Comunicación escribía un perfil periodístico y, en la búsqueda de la comparación, encontró el tesoro.
Algunos dirán que es muy fácil, que donde dice tímpano quería decir témpano. Otros añadirán que donde quería decir hielo escribió hierro. Los más exquisitos achacarán la novísima comparación al corrector ortográfico del Word… ¿Pero cómo son posibles dos correcciones consecutivas del Word que acierten con una imagen tan precisa? Hay que tener el tímpano muy encerado para no comprender que ha nacido una poeta casual, una de ésas que en cualquier momento la cag…, digo, logra la expresión que muchos graciosos buscamos en serio durante meses. ¡Qué endivia!
La imagen (es tan mala que me gusta) está sacada de aquí.
Algunos dirán que es muy fácil, que donde dice tímpano quería decir témpano. Otros añadirán que donde quería decir hielo escribió hierro. Los más exquisitos achacarán la novísima comparación al corrector ortográfico del Word… ¿Pero cómo son posibles dos correcciones consecutivas del Word que acierten con una imagen tan precisa? Hay que tener el tímpano muy encerado para no comprender que ha nacido una poeta casual, una de ésas que en cualquier momento la cag…, digo, logra la expresión que muchos graciosos buscamos en serio durante meses. ¡Qué endivia!
La imagen (es tan mala que me gusta) está sacada de aquí.
jueves, diciembre 18, 2008
Formas de saber si se te ha puesto la cara gorda
Si tienes el pelo largo y crees verte con la cara gorda, te cortas el pelo. Compruebas que sí, que tienes la cara gorda, el corte no te ha adelgazado.
Si tienes el pelo corto, esperas que te crezca. Compruebas, entonces, que el pelo no te disimula la cara gorda. Sí, tienes la cara gorda.
El secreto: mirarse en el espejo.
La fotografía está tomada de aquí.
P.D.: Sí, ya sé... ¿Y los calvos/pelados? ¿Y los ciegos? Las grandes teorías tienen sus excepciones.
Si tienes el pelo corto, esperas que te crezca. Compruebas, entonces, que el pelo no te disimula la cara gorda. Sí, tienes la cara gorda.
El secreto: mirarse en el espejo.
La fotografía está tomada de aquí.
P.D.: Sí, ya sé... ¿Y los calvos/pelados? ¿Y los ciegos? Las grandes teorías tienen sus excepciones.
lunes, diciembre 15, 2008
Nieve
Christine, Lourdes, Patxi y yo ascendimos el Urepel (1.058) el domingo.
La nieve convirtió el paisaje en algo inolvidable y por eso cuelgo demasiadas fotos, para que podáis ser partícipes de nuestra mirada.
Las hayas nevadas, la cima con un manto de nieve batida por el viento sobre otra capa de nieve helada (crujiente bajo los pies)...
También vimos buitres sobre un potro muerto. Y la despedida micológica del año: gamuzas (Hydnum repandum) y unos pocos rovellones (Lactarius deliciosus) ¡el 14 de diciembre!
jueves, diciembre 11, 2008
Futuro de peces
Fue en Irati, cuando estrenábamos otoño. Encontré el cartel entre zarzas y ortigas. Intenté arrancarlo para añadirlo a mi colección de carteles singulares, pero no pude (era un cartel navarro y estaba muy agarrado a la tierra).
La freza. Como hay cosas que los diccionarios no cierran, planteo la escena. La hembra del pez, elijo trucha, deja los huevos en el lecho del río, a continuación viene el macho y deposita encima el semen.
Traigo esto después del estreno de la campaña condonera televisiva a cargo del Ministerio del ramo (?) a ritmo de hip-hop (y a mí que me suena a Mi carro -me lo robaron, anoche mientras dormía, etcétera- de Manolo Escobar).
Ahora comprendo a María, cuando, ante el cartel, le conté lo de la freza y ella encontró mucho parecido con lo que pasa ya entre tantas personas.
Yo hablé entonces de futuro.
Ella me habló del presente.
P.D.: En los últimos días también hemos visto en televisión que se ha doblado el número de "donaciones" de óvulos. Era una noticia vinculada a la crisis económica. Las mujeres cobran por "donación" entre 600 y 900 euros. La ley les permite "donar" cinco veces.
Por las "donaciones" de semen pagan 50 euros.
Por las donaciones de sangre, un bocadillo y casa.
martes, diciembre 09, 2008
Patxi volvió a subir y no sopló el aire
jueves, diciembre 04, 2008
Leizarán
Ayer, miércoles, nos adentramos en el territorio de Xabier. Patxi y yo caminamos 20 km a buen ritmo por un llano (¿falso?) nevado: el camino tendido por el antiguo trazado del ferrocarril del Plazaola, en el valle de Leizarán.
La fotografía está tomada en Mustar. Nos gustó tanto ese puente...
Vimos muchos pajarillos: mirlos, petirrojos y hasta reyezuelos. Conté a Patxi por qué, según la leyenda de un libro de EGB de 1974 ó 1975, se llaman reyezuelos los reyezuelos, las aves más pequeñas de Europa.
Patxi me aguanta estas cosas, y otras que sólo Martín y Pina saben hoy.
lunes, diciembre 01, 2008
Palabras, palabras
A la gente le gusta hablarlo, comentarlo...
¿Hablar o comentar qué?
Cualquier cosa para romper el silencio, pero el destino favorito de la conversación es el "yo". O sea, hay mucha gente deseosa de hablar de sí misma en su relación con los demás. Y para eso las mejores herramientas son el teléfono y el tiempo ajeno.
Hay que hablar para reparar, para matizar, para corregir lo que hablamos antes. Pero en esa oralidad desbocada somos tan imperfectos que podríamos volver a hablar sobre lo hablado sin fin.
[Como Allen en sus películas, como Auster en sus libros... Quizá por eso no me gustan las obras de estos viejos muchachos, porque se repiten y repiten como si fueran discursos orales].
Como nuestro límite más aceptado es la muerte, muchos se dejan arrastrar por un destino vital de charlatanes: hablaré hasta el silencio (definitivo). Quizá por eso, quienes no ven punto final en la muerte pueden guardar silencio. (Incluso hay quien hace voto de silencio).
Preferimos hablar que hacer. ¿Por qué? Porque hablar es más fácil y nos hemos acostumbrado a poner palabras para reparar los errores de otras palabras.
"Haré abdominales todos los días". Sí, no cabe duda, es más fácil decirlo que abdominalizar las jornadas.
Las acciones necesitan menos palabras. (Lo vemos entre los héroes). Algunas no tienen marcha atrás. Tal vez debería ser así para muchas palabras. Pero vemos cómo la palanca de cambios de la palabra está dada de sí: hay primera, segunda, tercera, cuarta...
¿Cómo me voy a sujetar a la palabra dicha si las circunstancias son tan cambiantes?
(Precisamente por eso, para afirmar algo en medio de caos).
¿Cómo me voy a sujetar a mi palabra dicha si nadie cumple con la suya?
(Ése es su problema, no el mío).
Escribo esto porque cada vez se me acerca más gente que quiere corregir las acciones incorrectas y, sobre todo, la ausencia de acción con palabras: con una llamada de móvil/celular, con una conversación al paso...
Escribo esto porque hay gente que trata de tergiversar mis palabras.
Escribo esto porque jamás juro.
Escribo esto porque soy un idiota que cumple su palabra, y, por cierto, eso me llena de una atávica satifacción. Cuando no cumplo con mi palabra, se me cae el mundo encima, es una derrota.
Escribo esto porque mucha gente disfruta hablando de su problema, calentando orejas ajenas. Me cansa escuchar el mismo quejío 37 veces. Y claro, cuando amagas una propuesta de acción para remediar el quejío, el facedor de palabras y fugitivo de responsabilidad se busca otra oreja que calentar.
P.D.: La oreja está aquí.
¿Hablar o comentar qué?
Cualquier cosa para romper el silencio, pero el destino favorito de la conversación es el "yo". O sea, hay mucha gente deseosa de hablar de sí misma en su relación con los demás. Y para eso las mejores herramientas son el teléfono y el tiempo ajeno.
Hay que hablar para reparar, para matizar, para corregir lo que hablamos antes. Pero en esa oralidad desbocada somos tan imperfectos que podríamos volver a hablar sobre lo hablado sin fin.
[Como Allen en sus películas, como Auster en sus libros... Quizá por eso no me gustan las obras de estos viejos muchachos, porque se repiten y repiten como si fueran discursos orales].
Como nuestro límite más aceptado es la muerte, muchos se dejan arrastrar por un destino vital de charlatanes: hablaré hasta el silencio (definitivo). Quizá por eso, quienes no ven punto final en la muerte pueden guardar silencio. (Incluso hay quien hace voto de silencio).
Preferimos hablar que hacer. ¿Por qué? Porque hablar es más fácil y nos hemos acostumbrado a poner palabras para reparar los errores de otras palabras.
"Haré abdominales todos los días". Sí, no cabe duda, es más fácil decirlo que abdominalizar las jornadas.
Las acciones necesitan menos palabras. (Lo vemos entre los héroes). Algunas no tienen marcha atrás. Tal vez debería ser así para muchas palabras. Pero vemos cómo la palanca de cambios de la palabra está dada de sí: hay primera, segunda, tercera, cuarta...
¿Cómo me voy a sujetar a la palabra dicha si las circunstancias son tan cambiantes?
(Precisamente por eso, para afirmar algo en medio de caos).
¿Cómo me voy a sujetar a mi palabra dicha si nadie cumple con la suya?
(Ése es su problema, no el mío).
Escribo esto porque cada vez se me acerca más gente que quiere corregir las acciones incorrectas y, sobre todo, la ausencia de acción con palabras: con una llamada de móvil/celular, con una conversación al paso...
Escribo esto porque hay gente que trata de tergiversar mis palabras.
Escribo esto porque jamás juro.
Escribo esto porque soy un idiota que cumple su palabra, y, por cierto, eso me llena de una atávica satifacción. Cuando no cumplo con mi palabra, se me cae el mundo encima, es una derrota.
Escribo esto porque mucha gente disfruta hablando de su problema, calentando orejas ajenas. Me cansa escuchar el mismo quejío 37 veces. Y claro, cuando amagas una propuesta de acción para remediar el quejío, el facedor de palabras y fugitivo de responsabilidad se busca otra oreja que calentar.
P.D.: La oreja está aquí.
Txindoki con nieve
Lourdes, Karmele, Christine y yo subimos el sábado 29 de noviembre a la cima de Txindoki (1.348) por el camino de Muitze. Fue una ascensión, como poco, alpina. Con ese sabor épico de la nieve por encima de los 900, con el viento huracanado que tiraba en algunos tramos y obligaba a tomar la postura aerodinámica de los saltadores de esquí para poder avanzar muy despacio.
Descendimos por la vía normal, con el atajo desde el collado de Egurral hasta Oria iturri.
Disfrutamos el almuerzo de chorizo y carne en Larraitz, al final de la excursión.
Elijo tres fotografías.
El descanso de las chicas unos metros antes de la cima, cuando, por esos caprichos del viento, disfrutamos la calma del aire y las vistas iluminadas.
La nueva cumbre de Txindoki, con la cruz (el mundo gira, la cruz permanece). Digo “nueva” porque el montañero ha sido arrancado.
El contraste de la cima contra la geometría verde del paisaje guipuzcoano.
P.D.: Yo que vosotros haría clic en la fotografía de la cruz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)