Último esfuerzo (en subida) de Patxi.
Asun aizkolari en el Amboto. Al fondo el Gorbea (sin gaseosa, pero con nubes).
Descenso por el paisaje calizo.
El miércoles, Asun, Patxi y yo ascendimos Amboto (1.331) desde Arrazola (250), por el canal al que nos asomamos el pasado 9 de septiembre. La segunda mitad de la ascensión vertiginosa y fuera de senda fue de las que crean afición a la montaña y a la lectura de mapas. Hacía mucho tiempo que miraba esas curvas de nivel concentradas en el papel. Fue un sueño cumplido.
El viento nos zarandeaba en la cima y descendimos rápidamente, por la vía normal, a Zabalaundi. Allí almorzamos y, desde allí, bajamos satisfechos.
jueves, febrero 25, 2010
lunes, febrero 22, 2010
Enanos de buzón
Los montañeros dejan mensajes en los buzones de las montañas, así, como si nada; pero algunos de esos buzones están habitados. Este domingo 21 de febrero, por ejemplo, en el Onddo u Onyo (781), Asun fue la espantadora de enanos: ahí está ocupando la cama del enano Patxi, que se preocupa posado sobre la capucha;
o en el buzón de Zaburu (778), en el caserío de Pilar.
No encontramos habitantes en la cima de Aballarri (635) ni en la de Adarra (812). Supongo que el cohete arruinado y la minúscula casita no agradan a los enanos.
P.D.: Los montañeros fuimos Asun, Karmele, Lourdes, Pilar, Ángel, Patxi y yo. (Y como fuimos, volvimos).
o en el buzón de Zaburu (778), en el caserío de Pilar.
No encontramos habitantes en la cima de Aballarri (635) ni en la de Adarra (812). Supongo que el cohete arruinado y la minúscula casita no agradan a los enanos.
P.D.: Los montañeros fuimos Asun, Karmele, Lourdes, Pilar, Ángel, Patxi y yo. (Y como fuimos, volvimos).
sábado, febrero 20, 2010
Txindoki, de memoria
El paisaje. |
Como no había mucho que ver en el paisaje, regresamos por el mismo “camino”. Y también repetimos en Txindoki, el de Amezketa: caldo, morcilla, croquetas…
jueves, febrero 18, 2010
Vacas flacas
Y yo que no puedo quitarme de la cabeza:
-que el presidente del gobierno español llame a la caída (decrecimiento, encogimiento, desaparición...) "crecimiento negativo".
-la sutil diferencia entre "alguna" y "angula".
P.D.: La fotografía es de Patxi, tomada el 30 de septiembre de 2009, cerca de Zuperrobi.
miércoles, febrero 17, 2010
Pensad en las actrices españolas, por favor
Y compadeceos hoy de ellas, resfriadas, griposas... Porque no se puede enseñar la pechuga, la pierna, la espalda e irse de rositas en esa travesía gélida por la alfombra verde que tendieron en la entrada de la gala goyesca.
¡Que hasta el peludo Pancho vestía abrigado!
"La moda no incomoda", decía la abuela, pero enferma.
En esta galería de imágenes de Mujer al día, veréis que la más lista y amarilla fue Bimba Bosé. Reírsus, reírsus, pero seguro que ella está hoy más sana que un pez.
¡Que hasta el peludo Pancho vestía abrigado!
"La moda no incomoda", decía la abuela, pero enferma.
En esta galería de imágenes de Mujer al día, veréis que la más lista y amarilla fue Bimba Bosé. Reírsus, reírsus, pero seguro que ella está hoy más sana que un pez.
martes, febrero 16, 2010
El hombre y la Tierra
Enciendo el televisor (aún sin TDT) y empieza en la 2 El hombre y la Tierra. La encina contra el sol, y mi corazón late al ritmo de la música del arranque del programa... Con la emoción me suben las pulsaciones por encima de 140 (estoy dispuesto para un esfuerzo aeróbico).
Félix Rodríguez de la Fuente examina un mapa dibujado con el verde de los bosques. Es el mapa imaginario de la selva variada que pudo recorrer la ardilla de Estragón por la península Ibérica en tiempos de los romanos. Oigo una "alta singladura" del águila imperial (dígase "imperial" muy rápido cargando el acento en la a) que recorre la Península. Oigo "garrigas" (ya ausente del diccionario de la RAE y con una entrada genial en wikipedia). Oigo la melodía juguetona con aguas de deshielo. Oigo el "maullido característico" del ratonero. Intento adivinar cuáles son esos bosques antes de que Félix Rodríguez de la Fuente lo diga.
Termino el programa exhausto, contento. Aunque ahora encuentre pegas hasta a la historia de la ardilla. Murmuro feliz palabras que hoy no ha dicho Félix Rodríguez de la Fuente: "el pajarillo lacustre, el alcaudón inmisericorde".
Luego me cabreo un poco cuando comprendo qué serie realizaron Félix Rodríguez de la Fuente y los suyos, y con qué medios. Y pienso qué se ha hecho después. ¡Ay! Y los programadores tienen que reponer El hombre y la Tierra.
P.D.: Nunca nos atrevimos a llamarlo Félix (¡tuvo que morir para que cantaran aquella desvergüenza de "amigo Félix"!). Él era Félix Rodríguez de la Fuente, con todas las letras. Y, compara que te compara, pienso en un Rodríguez contemporáneo, más conocido como Zapatero, que en periodo electoral llega a ZP. O en el Cristiano Ronaldo reducido a CR9.
Félix Rodríguez de la Fuente examina un mapa dibujado con el verde de los bosques. Es el mapa imaginario de la selva variada que pudo recorrer la ardilla de Estragón por la península Ibérica en tiempos de los romanos. Oigo una "alta singladura" del águila imperial (dígase "imperial" muy rápido cargando el acento en la a) que recorre la Península. Oigo "garrigas" (ya ausente del diccionario de la RAE y con una entrada genial en wikipedia). Oigo la melodía juguetona con aguas de deshielo. Oigo el "maullido característico" del ratonero. Intento adivinar cuáles son esos bosques antes de que Félix Rodríguez de la Fuente lo diga.
Termino el programa exhausto, contento. Aunque ahora encuentre pegas hasta a la historia de la ardilla. Murmuro feliz palabras que hoy no ha dicho Félix Rodríguez de la Fuente: "el pajarillo lacustre, el alcaudón inmisericorde".
Luego me cabreo un poco cuando comprendo qué serie realizaron Félix Rodríguez de la Fuente y los suyos, y con qué medios. Y pienso qué se ha hecho después. ¡Ay! Y los programadores tienen que reponer El hombre y la Tierra.
P.D.: Nunca nos atrevimos a llamarlo Félix (¡tuvo que morir para que cantaran aquella desvergüenza de "amigo Félix"!). Él era Félix Rodríguez de la Fuente, con todas las letras. Y, compara que te compara, pienso en un Rodríguez contemporáneo, más conocido como Zapatero, que en periodo electoral llega a ZP. O en el Cristiano Ronaldo reducido a CR9.
lunes, febrero 15, 2010
Tres personas y nueve jabalís
Zona jabalinera.
Ascensión fuera de senda por las Malloas.
El fresno guía, a la derecha; al fondo, Alborta.
Alborta, cima del día (congelada).
Más abajo del collado del Abad, con la mirada puesta en el Balerdi.
El miércoles 10 de febrero, Patxi y yo vimos nueve jabalís y una persona en el trayecto Intza – Intza, que pasó en ascensión “libre” por las Malloas hasta el collado de Illobi, la cima de Alborta y el descenso por el camino de la fuente de Aguiña. Cinco horas y media de esfuerzo. Frío.
P.D.: ¡Cumpleaños de Lucía!, ¡melón! (El melón soy yo).
Ascensión fuera de senda por las Malloas.
El fresno guía, a la derecha; al fondo, Alborta.
Alborta, cima del día (congelada).
Más abajo del collado del Abad, con la mirada puesta en el Balerdi.
El miércoles 10 de febrero, Patxi y yo vimos nueve jabalís y una persona en el trayecto Intza – Intza, que pasó en ascensión “libre” por las Malloas hasta el collado de Illobi, la cima de Alborta y el descenso por el camino de la fuente de Aguiña. Cinco horas y media de esfuerzo. Frío.
P.D.: ¡Cumpleaños de Lucía!, ¡melón! (El melón soy yo).
Autobús, ancianos e impaciencia: el gerontocar
Como usuario habitual de autobús, constato la obsesión de muchos ancianos por subir los primeros cuando el asiento está numerado y por hacerlo en cuanto se abren las puertas del autobús, como si se les fueran a quitar el lugar o como si estuviera de oferta la merluza en la pescadería. Pero es un autobús y la intención veloz, no el ansia, contrasta con la ascensión digna de cordada en los tres o cuatro peldaños de la escalera, y en el torpe avance posterior a través del pasillo del autobús. Esto obliga al resto del pasaje, más joven, más ágil, a esperar. Por si fuera poco, aún falta el “acomodamiento” de los ancianos, porque no llegan y simplemente se sientan, no. Se colocan donde no les corresponde. Primero eligen el asiento que les gusta (¿por qué son siempre los más próximos al conductor?, ¿para vigilar cómo lleva el volante?) y no el que coincide en el número de su pasaje. Y si alguien reclama que han ocupado su asiento, ellos pedirán ver el número del verdadero dueño del asiento. (¿Quizá para que otro listillo no les quite a ellos la ventaja adquirida?). Tema aparte es el “acomodamiento secundario”: maletas que deben ir en el maletero, bolsas, paraguas húmedos con certero goteo en el vecino, chaquetas o lo que sea. Y el que venga detrás… que arree. De nuevo, los que vienen detrás (rápidos en la ascensión de escaleras, resueltos en el pasillo, conocedores del número de su asiento, sin cosas que colocar) esperan pacientemente ante los aspavientos de esos émulos de CR9.
Pero lo más peligroso para la impaciencia de los ancianos es la llegada al final del viaje. Según barruntan que se llega a la estación de destino, se remueven en sus asientos (si son pareja se codean y urgen al otro al movimiento). En ese estímulo ya están levantados con el autobús en marcha: ahora una curva, un frenazo, un acelerón... He llegado a pensar que el chófer lo hace con afán educativo: a ver si los ancianos aprenden de una p…(uñetera) vez. Pero qué va, ellos se afanan, sin miedo a la fractura de cadera, por recoger las cosas que colocaron al subir (maletas que deben ir en el maletero, bolsas, paraguas…) y ya avanzan dando tumbos por el pasillo. De nuevo la prisa por llegar a la salida. La cordada de descenso con el consiguiente efecto tapón para otras salidas más rápidas. Y el tapón secundario una vez en tierra, porque nadie piense, no, que se desplazan de la puerta para dejar vía libre así como así a quienes vienen detrás. Hay que pensar si me abrigo un poco más, por dónde está la salida más rápida, observar la señalética en busca del servicio más cercano…
¿Aquel “los últimos serán los primeros” rige en los autobuses? Quizá ellos, los ancianos impacientes, fueron los últimos cuando eran jóvenes y, por eso, ahora se creen en el derecho (y el izquierdo) de ser los primeros. Quién sabe.
A todo esto lo llamaba, para mis adentros, el gerontocar. Queda desde ahora, para mis afueras, como caso particular de uno de los peores rasgos del carácter de los ancianos (que tanto se achaca a los adolescentes): la impaciencia.
En el caso de los autobuses, se podría ensayar con un cartel, por ejemplo, en la línea de la Roncalesa, que une San Sebastián y Pamplona, y viceversa: “Los menores de 65, o de 67, primero”.
Pero lo más peligroso para la impaciencia de los ancianos es la llegada al final del viaje. Según barruntan que se llega a la estación de destino, se remueven en sus asientos (si son pareja se codean y urgen al otro al movimiento). En ese estímulo ya están levantados con el autobús en marcha: ahora una curva, un frenazo, un acelerón... He llegado a pensar que el chófer lo hace con afán educativo: a ver si los ancianos aprenden de una p…(uñetera) vez. Pero qué va, ellos se afanan, sin miedo a la fractura de cadera, por recoger las cosas que colocaron al subir (maletas que deben ir en el maletero, bolsas, paraguas…) y ya avanzan dando tumbos por el pasillo. De nuevo la prisa por llegar a la salida. La cordada de descenso con el consiguiente efecto tapón para otras salidas más rápidas. Y el tapón secundario una vez en tierra, porque nadie piense, no, que se desplazan de la puerta para dejar vía libre así como así a quienes vienen detrás. Hay que pensar si me abrigo un poco más, por dónde está la salida más rápida, observar la señalética en busca del servicio más cercano…
¿Aquel “los últimos serán los primeros” rige en los autobuses? Quizá ellos, los ancianos impacientes, fueron los últimos cuando eran jóvenes y, por eso, ahora se creen en el derecho (y el izquierdo) de ser los primeros. Quién sabe.
A todo esto lo llamaba, para mis adentros, el gerontocar. Queda desde ahora, para mis afueras, como caso particular de uno de los peores rasgos del carácter de los ancianos (que tanto se achaca a los adolescentes): la impaciencia.
En el caso de los autobuses, se podría ensayar con un cartel, por ejemplo, en la línea de la Roncalesa, que une San Sebastián y Pamplona, y viceversa: “Los menores de 65, o de 67, primero”.
martes, febrero 09, 2010
Cara sur de Lenito
Fue el pasado miércoles. Patxi, Asun y yo íbamos a subir el Castillo de Acher, pero el último tramo de la carretera en Oza estaba congelado. Así que aparcamos junto al centro de interpretación de la naturaleza previo a la Boca del Infierno y exploramos la vía sur de Lenito. La ascensión fue esforzada por la nieve abundante y suelta. En el camino vimos la huella del oso. Por cierto, Neré, ¡a ver si nos aclaramos con el concepto de hibernación! ¿eh?
Alcanzamos el collado bajo de Lenito y emprendimos el tramo final del ascenso con una nieve caldosa en la superficie, pero congelada a pocos centímetros. Hubo un momento en el que los crampones eran tan imprescindibles como inútiles. Fue el momento de dar la vuelta.
Volveremos.
P.D.: En la fotografía de Asun, Patxi en su mejor versión de D. Francisco. ¿A que las rocas calizas parecen cartón piedra?
lunes, febrero 08, 2010
Peñas de Aya
El domingo 7 de febrero, Asun, Karmele, Pilar, Ángel, Álvaro, Imanol, Patxi, Perni y yo dimos la revuelta de las Peñas de Aya. La ascensión desde el antiquísimo coto minero de Arditurri pasó por Unaileku y se detuvo en dos hitos fuera de senda: primero, la estrecha cueva de Rekarte; luego, la peña homónima con una de las mejores vistas sobre Txurrumurru y Erroilbide.
Ascendimos después a Mugánix y, tras pasar por la cueva de la Virgen del Juncal y de recargar las cantimploras en la fuente cercana, emprendimos el clásico sube y baja escalador por Irumugarrieta, Txurrumurru y Erroilbide.
El almuerzo triunfante fue en Erroilbide. El descenso orientado hacia Arritxulegi se desvió pronto hacia el lado de Arditurri para caminar de vuelta y a media altura las peñas en dirección hacia el Castillo del Inglés. Volvimos a recorrer el tramo de Unaileku para llegar de nuevo a Arditurri.
A veces se nos olvida que los Pirineos occidentales empiezan en Peñas de Aya.
P.D.: La foto de la cueva Rekarte es de Ángel. La de la cresta, de Perni. La de los montañeros progresando por el granito, de Pilar.
Ascendimos después a Mugánix y, tras pasar por la cueva de la Virgen del Juncal y de recargar las cantimploras en la fuente cercana, emprendimos el clásico sube y baja escalador por Irumugarrieta, Txurrumurru y Erroilbide.
El almuerzo triunfante fue en Erroilbide. El descenso orientado hacia Arritxulegi se desvió pronto hacia el lado de Arditurri para caminar de vuelta y a media altura las peñas en dirección hacia el Castillo del Inglés. Volvimos a recorrer el tramo de Unaileku para llegar de nuevo a Arditurri.
A veces se nos olvida que los Pirineos occidentales empiezan en Peñas de Aya.
P.D.: La foto de la cueva Rekarte es de Ángel. La de la cresta, de Perni. La de los montañeros progresando por el granito, de Pilar.
El factor climático
El suplemento V de El Diario Vasco se abría el 5 de febrero con un reportaje de Arantza Prádanos dedicado al fracaso escolar titulado "Asignatura pendiente". La tabla "Jóvenes que abandonan los estudios 2008" para mí fue reveladora.
Doy algunos datos de esa tabla.
Población que no ha completado la segunda etapa de la ESO.
(El objetivo de la UE es bajar del 10%)
País Vasco 15,3%
Asturias 20,5%
Navarra 21,2%
Galicia 23,5%
Cantabria 24,6%
Aragón, 25,1%
Me salto la zona media y llego al extremo del fracaso:
Andalucía 37,7%
Murcia, 39,5%
Baleares 42,9%
Ceuta y Melilla 54,8%
Sé que hay muchas variables, pero una se visualizaría dibujando estos valores en un mapa. Donde llueve a menudo, donde hace mal tiempo, los chavales van más al colegio, o hacen deberes, o... Y donde el buen tiempo se presta a no hacer nada, pues (coherentemente) no se hace nada.
P.D.: ¿Y Canarias?, preguntará alguno. Canarias en la zona media alta (35,4%) no conoce tanta variación estacional como para disfrutar del verdadero concepto "buen tiempo", que necesita la existencia de un mal tiempo, aunque sea mínimo.
Doy algunos datos de esa tabla.
Población que no ha completado la segunda etapa de la ESO.
(El objetivo de la UE es bajar del 10%)
País Vasco 15,3%
Asturias 20,5%
Navarra 21,2%
Galicia 23,5%
Cantabria 24,6%
Aragón, 25,1%
Me salto la zona media y llego al extremo del fracaso:
Andalucía 37,7%
Murcia, 39,5%
Baleares 42,9%
Ceuta y Melilla 54,8%
Sé que hay muchas variables, pero una se visualizaría dibujando estos valores en un mapa. Donde llueve a menudo, donde hace mal tiempo, los chavales van más al colegio, o hacen deberes, o... Y donde el buen tiempo se presta a no hacer nada, pues (coherentemente) no se hace nada.
P.D.: ¿Y Canarias?, preguntará alguno. Canarias en la zona media alta (35,4%) no conoce tanta variación estacional como para disfrutar del verdadero concepto "buen tiempo", que necesita la existencia de un mal tiempo, aunque sea mínimo.
martes, febrero 02, 2010
El momento auténtico
¿No te ha pasado? Tienes la certeza de que has vivido un momento en el que todo encaja, un momento perfecto por su intensidad, por su pureza…, un momento en el que estás realmente conectado al mundo, como si fueras un avatar enchufado al todo. A esa experiencia de plenitud hay gente que la llama momento auténtico.
Y entonces, si aceptas eso del momento auténtico, comprendes también, alarmado, el fenómeno de su singularidad: ¿por qué son tan raros los auténticos?, ¿por qué no son típicos, o míticos, como se dice ahora?
Pienso que todos los momentos son tan auténticos como comunes: es auténtico cuando cocino huevos fritos, es auténtico, también, cuando resuelvo sudokus de viaje en autobús. Así que, si me paso la vida de momento auténtico en momento auténtico, queda claro que soy un practicante de la autenticidad.
Pero hay autenticidades y autenticidades… En algún momento llega la persuasión: es muy auténtico saber preparar hojaldre, comer angulas, bailar solo (mal o bien) delante de una multitud, publicar una novela (mala o buena), declarar un amor (el que sea) o que la gente se muera alrededor… Eso es más auténtico.
El simple hecho de que cualquiera diga eso de “fue un momento auténtico” habla del acostumbramiento a una mayoría de momentos inauténticos. ¿Se vive falsamente o todo esto es un juego de palabras?
Y entonces, si aceptas eso del momento auténtico, comprendes también, alarmado, el fenómeno de su singularidad: ¿por qué son tan raros los auténticos?, ¿por qué no son típicos, o míticos, como se dice ahora?
Pienso que todos los momentos son tan auténticos como comunes: es auténtico cuando cocino huevos fritos, es auténtico, también, cuando resuelvo sudokus de viaje en autobús. Así que, si me paso la vida de momento auténtico en momento auténtico, queda claro que soy un practicante de la autenticidad.
Pero hay autenticidades y autenticidades… En algún momento llega la persuasión: es muy auténtico saber preparar hojaldre, comer angulas, bailar solo (mal o bien) delante de una multitud, publicar una novela (mala o buena), declarar un amor (el que sea) o que la gente se muera alrededor… Eso es más auténtico.
El simple hecho de que cualquiera diga eso de “fue un momento auténtico” habla del acostumbramiento a una mayoría de momentos inauténticos. ¿Se vive falsamente o todo esto es un juego de palabras?
¿Qué hace una lepiota como tú en un lugar como éste?
Lepiota procera.
El miércoles 27, subí a Peñas de Aya desde Irún. El batolito, no confundir con Bartolito, no tiene un agujero solo (la cueva del Juncal). Y dedicado a la “investigación" de vías, entré en el otro agujero, la cueva Rekarte.
Pero vuelvo a las peñas. A pesar de estar las rocas encapsuladas por el hielo en la cara norte, en el entorno vi los primeros rastros de la primavera en flor, y junto a la cima de Muganix una señal otoñal y lepiotera.
Después de seis horas y media, regresé a Oyarzun y tomé un café en el bar Juanito.
El miércoles 27, subí a Peñas de Aya desde Irún. El batolito, no confundir con Bartolito, no tiene un agujero solo (la cueva del Juncal). Y dedicado a la “investigación" de vías, entré en el otro agujero, la cueva Rekarte.
Pero vuelvo a las peñas. A pesar de estar las rocas encapsuladas por el hielo en la cara norte, en el entorno vi los primeros rastros de la primavera en flor, y junto a la cima de Muganix una señal otoñal y lepiotera.
Después de seis horas y media, regresé a Oyarzun y tomé un café en el bar Juanito.
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