Gallego. Es el maná nocturno con el que arranco las cenas. Luego viene lo demás (siempre cuantioso..., ¡amo Galicia con el estómago!). Y más luego, aún, esas serenatas nocturnas en las literas de los refugios, donde, amparados en la oscuridad, los peregrinos nos gaseamos inmisericordes (perdón, tenía ganas de usar esta palabra).
Moraleja: No te fíes de las alemanas vegetarianas.
P.D.: Y, medio dormido, pienso que la
haute cuisine es una manera de llamar a la cocina escasa, y que detrás de esos que se hacen llamar
gourmets no hay sino inapetentes con dinero.
6 comentarios:
¡Qué buena pinta! ¡Qué envidia más cochina que tengo!
Mucho ánimo.
¿Cuándo llegas? Avisa y te invito a un buen caldo. Paco
Me sumo a la envidia de Gusiluz y la multiplico por diez. Algún día conseguiré hacer un Camino de Santiago invernal. ¡Ay!
Disfruta mucho y tómate un caldo a mi salud.
Besos
No todo lo que es cuantioso es bueno, barril sin fondo.
Un gastroenterólogo en Galicia ganaría muy bien, aunque eso exiga sacrificar su olfato.
Si tienes ocasión, cerca de la catedral, en una de las múltiples plazas de Santiago, hay otra "tasca" de calidad (pulpo, caldo, mejillones al vapor, zorza, navajas...): "los sobrinos del tío del buen pulpo". Ahora bien, la "cañí gallega" por excelencia es la que te recomendé.
ULTREIA!
Ñam, Ñam
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