Que se la refanfinfla. O sea, que tiene la cualidad de hacer que le resulte indiferente.
La noble flema británica o la rastrera cachaza en tiempos de dificultad o agitación se le aproximan, pero que algo te la refanfinfle implica un desprecio, casi un estado del alma. Lo ibérico y, sospecho, en buena medida lo mediterráneo, era la refanfinfla, ventilada, en otras palabras, con el más reconocible me la sopla.
(Por ejemplo, ayer, 17 de febrero en España: los dimes y diretes del Partido Popular).
Si apostamos por ansiolíticos, antidepresivos, laxantes, hipnóticos... urge una línea de refanfinflantes. Tómate una (o tres) y que te deje de importar lo que cuentan, lo que hacen o dejan de hacer, y eso sin quedarte atontado o descartar el consumo de alcohol.
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