"Tienes que perdonar".
"Hay que perdonar".
El perdón como un deber. ¿Por qué quienes exigen el perdón en tono imperativo son precisamente quienes infligieron el daño, los actores secundarios del daño o los espectadores satisfechos del daño?
El perdón se convierte así en una fórmula vacía.
Creo que el perdón es un privilegio de los dolientes, de los que han sufrido el mal, de los dañados. Y quizá, y aquí llega lo más terrible, ellos hagan uso de su privilegio y no perdonen. Aún. El perdón se pide con arrepentimiento, con humildad, no se exige.
Pero la gente cree que basta pedir perdón.
Crimen y castigo es en realidad Crimen y expiación. Escribo esto releyendo Más allá de la culpa y la expiación, de Jean Améry. Y con el pensamiento en un reciente aniversario.
Dice el refrán: "Contra el vicio de pedir está la virtud de no dar".
7 comentarios:
Tres pasos para pedir perdón:
1._Arrepentimiento: Lo siento, lo lamento.
2._Reconocimiento: Sé que hice mal, sé que te he hecho daño.
3._Reparación: ¿Puedo hacer algo para arreglarlo?, ¿Cómo puedo hacerte sentir mejor?
Y hablando de perdones, me llegó NT y me entretuve mucho con tu ensayo sobre Clint Eastwood. Una buena revisión.
Menudo asunto. No sé qué llegaremos a ver con los del aniversario, prefiero no pensarlo.
Y yo me pregunto...
¿Por qué hay que perdonar al asesino? ¿Qué derecho tiene a ser redimido de aquello por lo que no siente remordimiento alguno y de lo que probablemente no se arrepentirá jamás?
El perdón es algo personal e intransferible.
Cada vez que se inicia una negociación con ETA surgen algunas plataformas por la reconciliación y el perdón, como si fuera algo tan sencillo como ponerse a ello.
Me recuerda a una conversación con mis amigos sobre un conocido que había sido detenido por pertenecer a ETA, y sobre cómo íbamos a reaccionar cuando saliera de la cárcel y volviera al pueblo. Uno decía que cuando saliera ya habría cumplido su condena, que ya "habría cumplido con la sociedad".
Yo le dije que con la sociedad igual habría cumplido, pero conmigo no.
Tampoco habría cumplido conmigo, que soy parte de la sociedad.
El asesino cargará siempre con la culpa de haber privado a una persona del derecho a la vida, el más fundamental de todos los derechos. No hay resarcimiento posible.
Arendt hablaba de la banalidad del mal. También está ahí la banalidad del perdón.
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